Como vimos en el capítulo anterior sobre los antecedentes históricos, el Grupo Escolar Francisco Giner fue uno de los siete centros escolares del Plan de 1931 inaugurados en Madrid el 14 de abril de 1933 –nótese que la fecha de inauguración no fue casual; se hizo coincidir con el segundo aniversario de la proclamación de la II República, como veremos más adelante.
Imagen del grupo escolar Francisco Giner, tomada desde la calle Francos Rodríguez, pocos días después de su inauguración.
(Foto: Cortés y Videa; Crónica, 1933; Hemeroteca BNE)
Inicialmente el grupo iba a llevar el nombre de Giner de los Ríos, en memoria de los hermanos Francisco y Hermenegildo Giner de los Ríos, pero finalmente se decidió que llevara sólo el nombre del primero, Francisco Giner, fundador de la Institución Libre de Enseñanza que, como vimos en el capítulo anterior tuvo gran influencia en el programa educativo de la República. Los otros seis centros junto con los que fue inaugurado fueron los grupos Marcelo Usera, Claudio Moyano, Joaquín Sorolla, Amador de los Ríos, Tirso de Molina y Joaquín Dicenta. La elección de los nombres evidenciaba, según comentarios textuales del alcalde de Madrid, Pedro Rico, “la ausencia de sectarismo por parte de la República puesto que llevan por título el nombre de personas cuyo contraste en ideales es evidente para todos”.
Los centros escolares Amador de los Ríos (izquierda) y Claudio Moyano (derecha) pocos días después de su inauguración el mismo día que el Francisco Giner.
(Foto: Cortés y Videa; Crónica, 1933; Hemeroteca BNE)
El proyecto: 1931.
La normativa de la época establecía que, como paso previo a la salida a contratación de la obra, el proyecto debía ser aprobado individualmente mediante decreto publicado en la Gaceta de Madrid. El del Francisco Giner se publicó en el número 199, el 18 de julio de 1931; según consta allí, el proyecto contaba con un presupuesto de 1.019.556,43 Pts., sufragado al 50% por el Estado y el Ayuntamiento de Madrid, y contemplaba la construcción de seis secciones para niños y otras seis para niñas con capacidad para un total de 600 estudiantes, además de dos pabellones de servicios complementarios y el cerramiento de todo el recinto escolar.
Según la Gaceta, el proyecto había sido redactado por Antonio Flórez Urdapilleta y Bernardo Giner de los Ríos, arquitectos ligados a la Institución Libre de Enseñanza. No obstante, algunos autores lo atribuyen a Antonio Flórez en exclusiva, basándose en los comentarios del propio Bernardo Giner, quien en uno de sus libros atribuye la autoría del Francisco Giner a Antonio Flórez mientras que se atribuye a sí mismo la de otros grupos de la época (Blasco Ibáñez, Leopoldo Alas, Emilio Castelar, etc.).
En cualquier caso, lo que sí parece claro es que el proyecto para el Francisco Giner (fechado el 10 de junio de 1931) era una réplica del de Joaquín Muro para el grupo Manuel B. Cossío de Valladolid, redactado el 25 de febrero de 1931 y que, a su vez, tenía grandes influencias del Jaime Vera de Madrid. Prácticamente las únicas diferencias entre el Francisco Giner y el edificio de Joaquín Muro radicaban en que se sustituía el ladrillo visto del Cossío por enfoscado y se eliminaban algunos detalles ornamentales del original.
Tres imágenes desde diferentes puntos de vista del grupo escolar Manuel B. Cossío de Valladolid, hoy CEIP Ponce de León (izquierda, 1934; centro, 1964; derecha 2006). Puede observarse la similitud con el Francisco Giner, excepto en el ladrillo visto y la mayor abundancia de elementos ornamentales. Obsérvese también que en la de 1964, correspondiente a las obras de remodelación, se le añadió una tercera planta.
(Fotos: autores desconocidos; página Web del CEIP Ponce de León)
Arquitectónicamente hablando, el Francisco Giner ocupaba un solar de 5.452m2, de los cuales el patio de juegos ocupaba 4.108m2. El edificio se proyectó lineal y simétrico, en dos plantas y con las aulas orientadas al N, E y O; los niños ocuparían una mitad y las niñas otra, dejando un cuerpo central para las dependencias comunes, entre ellas, comedor con capacidad de 60 plazas por turno y una instalación completa para la inspección médico escolar. En los extremos, torres destinadas a clases de labores y trabajos manuales; adiconalmente, se incluía dentro del recinto una vivienda para el conserje. Por último, a diferencia del proyecto original del Manuel B. Cossío de Valladolid, incorporaba una piscina descubierta con un pabellón anexo de vestuario y duchas (17 individuales y una colectiva).
Dos vistas del Francisco Giner, tomadas un par de días antes de su inauguración.
Arriba, fachada principal desde la calle Francos Rodríguez y ala lateral. Puede observarse la similitud con el Manuel B. Cossío en la foto de 1934, incluso hasta en la valla exterior. Debajo, patio interior, piscina y pabellón anejo de vestuarios y duchas. En la actualidad la piscina no existe y el espacio, cubierto, lo ocupa la biblioteca.
(Foto: Díaz Casariego; El Socialista, 1933; Fundación Pablo Iglesias)
Comparativa actual de las fotos anteriores. Arriba, la fachada vista desde un ángulo similar: el tiempo parece haberse detenido. Debajo, los mismos arcos de acceso a la piscina. El lugar que ocupaba la piscina es hoy la biblioteca.
(Fotos: A. Morato, 2011)
El diseño del edificio responde al concepto de escuela de la Oficina Técnica para Construcciones Escolares del Ministerio de Instrucción Pública, concepto que había sido heredado de la Institución Libre de Enseñanza: la escuela no debe ser sólo el sitio donde los niños reciben la enseñanza sino que también debe tener unos fines sociales. De ahí las “comodidades” del centro (inspección médica, cantina, piscina...). Pero, por otro lado, se huye del concepto monumental de la época, se prescinde de elementos decorativos de lujo y suntuosidad y se emplean materiales baratos propios de la localidad: ladrillo al descubierto o enfoscado; teja curva en cubiertas; madera en dinteles, aleros y huecos; y, como material “de lujo”, piedra berroqueña (granito) en zócalos y repisas de ventanas. El diseño seguía, igualmente, las normas técnico-higiénicas dictadas por la Oficina Técnica en cuanto a emplazamiento, orientación, dimensiones, características higiénicas, iluminación, patios de juego...
Las obras comenzaron a finales de septiembre de 1931 y debieron transcurrir con normalidad pues, a diferencia de lo que había ocurrido con otros centros, no hemos encontrado reseña alguna de retrasos o incidentes de ningún tipo. El coste total de la obra, según un periódico de la época, ascendió a 878.772,89 Pts.; menos de lo que se había presupuestado.
Las obras comenzaron a finales de septiembre de 1931 y debieron transcurrir con normalidad pues, a diferencia de lo que había ocurrido con otros centros, no hemos encontrado reseña alguna de retrasos o incidentes de ningún tipo. El coste total de la obra, según un periódico de la época, ascendió a 878.772,89 Pts.; menos de lo que se había presupuestado.
Imagen del Grupo Francisco Giner un mes antes de su inauguración, visto desde su fachada posterior (C/ María Auxiliadora). Como vemos, el centro da aspecto de estar ya prácticamente acabado.
(Foto: Pando; La Voz, 1933; Hemeroteca BNE)
Vista actual del pabellón auxiliar mostrado anteriormente.
(Foto: A. Morato, 2011)
La inauguración: 14 de abril de 1933.
Para hacernos una idea de la importancia que se le dio a la inauguración, baste comentar que, como avanzábamos al comienzo, se hizo coincidir con el segundo aniversario de la II República, formando parte de los actos conmemorativos, entre los que se encontraban la inauguración de la prolongación de la Castellana y de las obras de Nuevos Ministerios; conciertos en el Monumental Cinema de la Sinfónica de Madrid y en el teatro Español de la Orquesta Filarmónica; festival de aviación en Barajas; funciones gratuitas en teatros y cines por las tardes; revista y desfile militar en la Castellana; guiñol para niños en el Teatro María Guerrero….
Incluso llegó a establecerse el siguiente itinerario de inauguraciones, presididas, todas ellas, por el presidente de la República, Alcalá Zamora, y otras personalidades como Besteiro, Azaña, De los Ríos, Giral, LLopis, etc.: a las 10:00: Escuela Normal; 10:30: Amador de los Ríos; 10:45: Marcelo Usera; 11:00: Tirso de Molina; 11:15: Joaquín Dicenta; 11:45: Claudio Moyano; 12:00: Joaquín Sorolla y a las 12:30, el Francisco Giner.
Comitiva de la inauguración de centros escolares, entre los que podemos distinguir a las siguientes personalidades: 1) Alcalá Zamora; 2) Julián Besteiro, presidente de las Cortes; 3) Manuel Azaña, jefe del Gobierno; 4) Emilio Herrero, jefe del Gabinete de Prensa; y 5) Rafael Sánchez Guerra, Secretario general de Presidencia
(Foto: Cortés y Videa; Crónica, 1933; Hemeroteca BNE)
Figurar el último en la lista confirió a la inauguración del Francisco Giner un carácter más solemne que al resto y, de hecho, fue en el único donde se celebraron, reunidos los invitados y autoridades en el salón de actos, los típicos discursos inaugurales en los que, además de loores a la labor educativa de la República y el Ayuntamiento, se elogió la figura de Francisco Giner y se resaltó lo adecuado del emplazamiento de la escuela en la Dehesa de la Villa, alejado del bullicio. Un vecino de la zona, que en aquella época contaba con unos diez años de edad, nos comentó que recordaba haber asistido a la inauguración del centro y que hubo, incluso, hasta banda de música.
Merece la pena resaltar algunas de las palabras pronunciadas por Alcalá Zamora en su discurso de inauguración, pues resumen la política educativa de la II República y el simbolismo en la elección del nombre del Grupo Escolar Francisco Giner: “Terminó aquella primera inauguración [en referencia a la inauguración de centros del 11-febrero-1933, aniversario de la I República] en el grupo Pablo Iglesias y termina ésta en el grupo Giner de los Ríos [nótese la confusión en el nombre, confusión muy habitual cuyo origen hemos explicado anteriormente al hablar del nombre del centro], y los dos remates de las dos series quieren decir lo siguiente: que no merecería la República existir si no tuviera estos dos propósitos: significar que dentro de ella y sólo dentro de ella es posible la justicia social, y que la justicia social sólo es posible en el desenvolvimiento ordenado del pueblo. Hay que decir aquí que antes había una política fácil y menuda, cuyo signo estadístico era el censo electoral, y que hay otra política noble, cuyo símbolo estadístico es el censo escolar, la grandeza de las generaciones futuras. [...] Unas últimas palabras quisiera yo llevar a la mente de los niños, sin que sean inútiles al espíritu de los maestros. Me las sugiere el recuerdo del hombre a quien estamos conmemorando. Hay una figura elemental y esencial geométrica que se llama triángulo. Y yo quisiera en tres rasgos rememorar la figura de aquel maestro. La sonrisa, la inteligencia y el sentimiento luchando equilibrados a cuál era más fuerte. Gran vértice que define una personalidad. Que lo conservéis vosotros, niños, y Dios os depare siempre maestros que conserven esa inmensa lección: saber sonreír, saber pensar y saber amar”.
Primeros años de funcionamiento bajo la dirección de María Sánchez Arbós: 1933 – 1936.
Los primeros años del Francisco Giner estuvieron marcados por la personalidad y los principios pedagógicos de su primera directora, María Sánchez Arbós (Huesca, 31-10-1889; Madrid, 15-08-1976). Sánchez Arbós había conocido a Francisco Giner en La Granja en 1913 cuando, al ir a tomar posesión de la plaza que había obtenido en las oposiciones del año anterior, coincidió con él en una de las múltiples excursiones de Giner con los niños de la ILE. Posteriormente, y a través de una amiga, conoció en 1915 el Museo Pedagógico y congenió enseguida con las enseñanzas de Cossío (la enseñanza a través del juego, utilización de la realidad como material escolar, formación del profesorado…). Abandonó la escuela de La Granja al no poder materializar su proyecto educativo, se inscribió en la Escuela Superior de Magisterio en 1916 e ingresó en la Residencia de Señoritas. Consiguió una beca en prácticas en el Instituto Escuela, del que entró a formar parte en 1918 y colaboró asiduamente en publicaciones de la Institución Libre de Enseñanza. Tras unos años fuera de Madrid, regresa en 1928 y continúa su labor pedagógica y su relación con la ILE.
En 1933 ganó las oposiciones a la dirección de Grupos Escolares con el número 1, lo que le daba derecho a elegir centro… y fue precisamente a elegir el Francisco Giner. Si fue simplemente porque llevaba el nombre del que fue su maestro o no, es una incógnita; pero ya su discurso el día de la inauguración era toda una declaración de intenciones, pues ella misma se definía como “la última discípula de Francisco Giner” y mostraba su propósito de inculcar en los alumnos “aquellas enseñanzas de santidad social y ciudadana que se desprenden de las teorías y de la vida del que es titular de la escuela”.
La única fotografía que hemos conseguido de María Sánchez Arbós es ésta que aparece en la portada de su libro “Mi diario”, edición del Gobierno de Aragón (Departamento de Educación, Cultura y Deporte), 2006
María Sánchez Arbós trae al Francisco Giner su idea de organización de escuela y su metodología pedagógica, impregnadas del espíritu de la ILE: responsabilidad, respeto, cuidado por la naturaleza… La tarea no fue fácil, pues se encontró con una abultada matrícula (648 niños en el primer año de funcionamiento, más de la capacidad con la que había sido proyectado el centro), y con los problemas de asistencia y continuidad habituales de la época entre las clases humildes, que eran las que mayoritariamente asistían al centro. Para paliarlo, instauró un horario especial de forma que las chicas más mayores pudieran compaginar las obligaciones domésticas con la escuela y no abandonaran los estudios. Convencida de que, para poder cumplir su misión, la escuela debía desarrollarse hacia afuera y extender su radio de acción a las familias y de que la labor social de la escuela no podía desarrollarse sino con el concurso paterno, comienza organizando reuniones con los padres y, un par de años después, se creará una Asociación de Amigos de la Escuela, germen pionero de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos modernas. Organiza la biblioteca, fomenta los trabajos manuales, el juego, la lectura, instaura talleres de artes gráficas y bordado. Suprimió los castigos corporales (en aquella época era muy habitual que se pegase a los niños en las escuelas), y estableció una disciplina basada en el respeto y la tolerancia, que no permisividad. Poco a poco, consiguió que la fama del colegio se extendiera por toda la zona, como un centro donde se aprendía mucho y no se pegaba…. Pero toda esta labor y el proyecto educativo se truncarán con la Guerra Civil, como veremos más adelante.
En otro orden de cosas, el Francisco Giner fue también muy nombrado en la época porque, como colegio electoral de zona, en él votaba Francisco Largo Caballero, miembro destacado y presidente del Partido Socialista, vicepresidente y secretario general de la UGT, ministro de Trabajo entre 1931 y 1933, presidente del Consejo de Ministros entre 1936 y 1937… Largo Caballero vivía en la calle Sort, muy cerca del colegio, y la prensa de la época recogió el momento en que Largo Caballero acudió a votar al Francisco Giner durante las elecciones de noviembre de 1933 y, posteriormente, en las de febrero de 1936; siempre, según la prensa, entre aplausos, aclamaciones y manifestaciones de entusiasmo de los presentes.
Izquierda: Largo Caballero vota el 19 de noviembre de 1933 en la mesa instalada en el grupo escolar Francisco Giner.
(Foto: Alfonso, 1933; S.B.H.A.C.)
Derecha: Elecciones 16 de Febrero: Largo Caballero sale del colegio donde votó
(Foto: Alfonso, 1936; Archivo Rojo)
Desde la Guerra Civil hasta nuestros días.
Al comienzo de la guerra, julio de 1936, se crearon guarderías infantiles para recoger a los hijos necesitados de las milicias combatientes de las barriadas aledañas a los centros. Una de ellas se situó en el Francisco Giner, como aparecía reflejado en la prensa de la época. Los niños recogidos pasaban allí todo el día y se solicitaban suscripciones populares y donativos en especie, sobre todo de juguetes “para que los niños de nuestras residencias no lleguen a conocer la gran tragedia en que vive su patria”.
Camilo José Cela, en su novela “San Camilo, 1936”, sitúa la muerte de uno de sus personajes el día 19 de julio en la tapia trasera del centro escolar “a don Felipe Espinosa lo sacan de su casa y aparece muerto en la Dehesa de la Villa detrás del grupo escolar Giner de los Ríos” (nótese nuevamente la confusión en el nombre).
En septiembre de 1936, a pesar de que la guerra había ya estallado, el Francisco Giner abre sus puertas a un nuevo curso escolar. “Cuando me encierro aquí, me parece que olvido hasta la cruel guerra que estamos sufriendo”, escribe Sánchez Arbós en su diario. Son tiempos difíciles para la pedagogía, algunos niños llevan gorros de milicianos, correajes e incluso pistolas de juguete. María Sánchez Arbós trató de mantenerlos al margen de la guerra y de la tensión política; como ejemplo, cabe citar que se negó a poner las fotos preceptivas de los presidentes de la República que se enviaban a los centros escolares (“La escuela debería recordar solamente a los hombres que han laborado por ella, cuyo recuerdo es imperecedero. Esta variabilidad de personajes, adorados o despreciados según el sentimentalismo de los tiempos, no debe estar en la escuela”, nos dice).
Pero todo ello fue en vano. El 8 de noviembre, una bomba cae en uno de los torreones, el colegio tiene que ser desalojado y María Sánchez Arbós continúa las clases en la sede de la ILE. Pocos días después la columna Durruti ocupa la escuela, estableciendo allí su cuartel; cuando regresa unas semanas más tarde para llevarse las pocas pertenencias que le quedaban en el centro, viendo el estado de su escuela, Sánchez Arbós escribe en su diario: “Yo me llevo ahora mi diario, el retrato de don Francisco, y las llaves de la escuela. ¡Triste recuerdo totalmente ilusorio porque las puertas han desaparecido! ¡Con qué desesperación abandono estas ruinas!".
La calle Francos Rodríguez y la tapia de la Paloma, justo enfrente del Grupo Escolar Francisco Giner, bombardeadas durante la Guerra Civil.
(Foto: autor y fecha desconocidos; 100 años de la Paloma)
Termina la guerra y, como suele ser habitual en todos los conflictos armados, el bando vencedor trata de eliminar todos los vestigios de los vencidos. Apenas unos días después del final de la guerra, el 22 de abril de 1939 se publica en el Boletín Oficial del Estado la Orden del 20 de abril por la que el Grupo Escolar Francisco Giner pasa a denominarse Andrés Manjón y a impartir las enseñanzas basadas en la metodología y el ideario católico de las escuelas del Ave María, de las que Manjón fue su fundador. La urgencia del cambio de nombre se justificaba por la necesidad de “hacer una revisión de los nombres de los Grupos Escolares con que la República laica designó a sus mejores instituciones docentes, siendo obligado que este Ministerio designe con el nombre de D. Andrés Manjón aquel Grupo Escolar, que por su significación, condiciones y metodología más ha influido en la descristianización de nuestra infancia madrileña”.
Y, también como suele ser habitual tras las guerras, se inician campañas de desprestigio de las obras de los vencidos. Además de lo ya mencionado en la Orden para el cambio de nombre del 20 de abril, pocos años después encontramos un artículo en el que se dice que el Francisco Giner nació fruto de las “disposiciones a voleo” con que “los gobiernos demagogos” daban al “populacho crédulo sensación de bien obrar” y que se levantó “sólo y exclusivamente con el único fin de tapar, de inutilizar, de confundir al que a sus espaldas aparece enclavado” (en referencia al antiguo centro de las Escuelas del Ave María; que por cierto, todo hay que decirlo, fue lamentablemente quemado y saqueado en mayo de 1936).
Cuatro imágenes del Francisco Giner, ya convertido en Andrés Manjón.
Arriba, a la izquierda, vista general desde la calle Francos Rodríguez; a la derecha, clase de dibujo y modelado
Debajo, a la izquierda, clase de corte y confección; a la derecha, comedor escolar al aire libre (si nos fijamos, son los mismos arcos que aparecen detrás de la piscina en la foto de 1933; si bien en el artículo no se menciona nada de ella la piscina continuaba existiendo).
(Fotos: autor desconocido, 1944; ABC)
A mediados de los años 40 el centro albergaba a 800 niños y tenían preferencia en la matrícula los huérfanos y los hijos de presidiarios. No nos extenderemos en los sistemas pedagógicos de la época; seguramente muchos de nuestros lectores lo habrán vivido en primera persona y, si no, los más jóvenes sólo tienen que preguntar a sus padres o abuelos. Simplemente, como boceto, resaltamos algunas de las palabras que aparecían en un artículo sobre el Andrés Manjón: esmero, limpieza, orden, disciplina, bandera, en correcta formación desfilan los pequeños acogidos, capilla, misa…y “en el centro del inmueble, en letra grande y en sitio preferente se lee España”. Pero, haciendo justicia, también hay que mencionar que el centro continuaba con la cantina, donde se daba de desayunar, comer y merendar a 200 niños y que incluso contaba con una banda de cornetas y tambores.
Mientras tanto, María Sánchez Arbós escribía en su diario en 1945 “Mi escuela ha sido deshecha, los niños disueltos... yo, encarcelada. ¿Razón? No he podido averiguarla todavía”.
Para terminar, diremos que en 1976 se aprobó una obra de ampliación, con presupuesto de 1.387.443 Pts., para la construcción de ocho nuevas unidades; la ampliación, a cargo del arquitecto Julio Vidaurre Jofre, fue bastante agresiva y poco respetuosa con el edificio original, construyéndose dos alas posteriores, en ladrillo visto, que ocupaban gran parte del patio de juegos.
Montaje de elaboración propia sobre fotografía aérea actual de Bing Maps tomada desde la calle Pirineos donde puede verse la fachada trasera del Centro UNED Andrés Manjón, con los añadidos de 1976 sombreados en amarillo. En primer término, las antiguas escuelas del Ave María, hoy colegio Santísimo Sacramento y CES Don Bosco. Al fondo, a la derecha, la Policía Nacional; a la izquierda, la entrada de La Paloma.
Detalle del pabellón auxiliar central mostrado anteriormente y, a su izquierda, una de las nuevas alas de la reforma de 1976.
(Foto: A. Morato, 2011)
Posteriormente, en 1985, hubo otra ampliación para comedor y cocina, a cargo de José Mª Guijarro Aurrecoechea. Por último, en 1998 el Ayuntamiento cedió el uso del inmueble a la UNED, pasando a formar parte de su red de Centros Asociados y continuando con su denominación de Andrés Manjón. En él, la UNED ofrece las diplomaturas de Empresariales y Turismo, las licenciaturas de Economía y Administración de Empresas y el Curso de Acceso para mayores de 25 años. Cuenta, además, con una Biblioteca abierta al barrio especializada en las disciplinas que se imparten en el centro.
A la izquierda, vista trasera actual del antiguo pabellón de vestuarios y duchas. Actualmente hay otro pabellón simétrico idéntico donde se encuentra la biblioteca.
(Foto: A. Morato, 2011)
Derecha: detalle de la maqueta del relieve de la Península Ibérica situada justamente detrás del antiguo pabellón de vestuarios.
(Foto: F. Lorca, 2010)
El edificio, aunque sin protección de ningún tipo, se encuentra catalogado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) dentro de su “Guía de Inmuebles Históricos, Arquitectura de Madrid”. Por sus características arquitectónicas, ha sido utilizado en varias localizaciones cinematográficas, entre ellas, para la película “Los amantes del círculo polar”, de Julio Medem (1998).
Diversos fotogramas de la película “Los amantes del círculo polar” (1998) con algunas de sus localizaciones en el Andrés Manjón (cornisa, tejados, entrada trasera y patio). En el último inferior, a la derecha, el pinar de la Dehesa de la Villa.
17-05-2011: El centro volverá a denominarse Francisco Giner de los Ríos.
El 13 de abril de 2011, la Junta Rectora del Centro Asociado de la UNED aprobó, a propuesta del Centro de Estudios de Migraciones y Exilios (CEME), la restitución del nombre original "Francisco Giner de los Ríos", como forma de "reconocimiento a una pedagogía renovadora y pionera". La propuesta plantea, además, la celebración de un acto de homenaje a los maestros que ensayaron una pedagogía modelo para otros muchos centros educativos dentro y fuera de España y la creación de un museo permanente con objetos antiguos que fueron hallados en un desván del edificio (discos de pizarra, mapas, cuadernos, libros y otros instrumentos escolares, materiales usados por las Misiones Pedagógicas para la lucha contra el analfabetismo durante la II República, etc.).
La noticia completa, junto con una síntesis histórica del Centro, de la ILE y de la biografía de Francisco Giner de los Ríos puede verse en el portal de la UNED: El Centro de Zona "Andrés Manjón" recupera su nombre original "Francisco Giner de los Ríos". En el siguiente vídeo se recoge un resumen del del propósito del cambio de nombre y de la recuperación del archivo hallado en el desván.
(Vídeo: CEMAV; Canal UNED, 2011)
18-12-2011: Acto de inauguración del Subcentro Francisco Giner de los Ríos.
El día 12 de diciembre de 2011 tuvo lugar el acto de inauguración del Subcentro Francisco Giner de los Ríos. Además de devolver al Centro su nombre original, se ha reservado dentro del edificio el nombre de Andrés Manjón para el salón de actos y reuniones, y el de María Sánchez Arbós para la biblioteca. También se realizó la exposición "Historia del Centro a través de su archivo", en la que se exhiben algunos de los objetos antiguos que se encontraron en el desván. (Ver reportaje completo del acto de inauguración).
8-02-2012: La pasada semana (3-febrero-2012), la UNED ha editado un vídeo con el título Giner de los Ríos, de vuelta a las aulas, que recoge la historia del Centro y el acto de inauguración.
(Vídeo: CEMAV; Canal UNED, 2012)
22-03-2012: Adolfo Suárez también votaba en el entonces Colegio Andrés Manjón.
A través de la página Facebook del grupo de Ex-alumnos Colegio Nacional Andrés Manjón y gracias a un comentario de E. Cáceres nos hemos enterado de que, al igual que Largo Caballero durante la II República, otra personalidad ilustre también acudía a votar durante los años de la transición al entonces denominado Colegio Andrés Manjón. Adolfo Suárez, que vivía en la c/ San Martín de Porres, cerca del Hospital Puerta de Hierro, tenía el Manjón como colegio electoral y en él votó en varias ocasiones como atestiguan las siguientes fotografías.
A la izquierda, el entonces presidente del gobierno Adolfo Suárez votando en el Andres Manjon el 15 de junio de 1977.
(Foto: EFE, 1977)
A la derecha, Adolfo Suárez, presidente del Centro Democrático y Social,
vota en el Andrés Manjón durante el referéndum de entrada en la OTAN el 13 de marzo de 1986
vota en el Andrés Manjón durante el referéndum de entrada en la OTAN el 13 de marzo de 1986
(Foto: La Vanguardia, 1986)
Bibliografía:
- Alvarez de Miranda, P. (1976): La última enseñanza de María Sánchez Arbós
- Araque Hontagas, N. (2007): Pedagogía de una maestra adelantada a su tiempo
- Centro Asociado UNED Andrés Manjón: Tríptico Historia del Centro
- Juan Borroy, V. M. (1999): María Sánchez Arbós. Una maestra aragonesa en la edad de oro de la pedagogía
- Martínez de Pisón, I. (2005): Historia de dos maestras
- Rodríguez Méndez, F.J. (2004): Arquitectura escolar en España (1857 – 1936). Madrid como paradigma
- Sánchez Arbós, M. (1961): Mi diario
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