A lo largo de su historia, la Dehesa de la Villa ha sufrido numerosas transformaciones: distintos tipos de uso, desde el ganadero hasta el militar, detentaciones, cesiones de terrenos, edificaciones más o menos legales, etc. En nuestro propósito de divulgar la historia y curiosidades de la Dehesa, hemos venido publicando diferentes artículos al respecto, hablando sobre edificios históricos, hechos acontecidos en la Dehesa…
Pero han sido también numerosos los proyectos que en diferentes épocas trataron de aprovechar los terrenos de la Dehesa para usos de lo más variopinto (carreteras, manicomio, viviendas, casa de la moneda, etc.) y que no llegaron a fraguarse.
Es nuestra intención ahora rescatar del olvido esos proyectos que un día hubo para la Dehesa de la Villa y que, afortunadamente en la mayoría de los casos, nunca llegaron a realizarse. Aunque también es cierto que en el camino quedaron algunos proyectos que hubieran enriquecido la huella histórica en la Dehesa.
Tal es el caso del proyecto objeto de nuestro artículo de hoy. ¿Nos imaginamos lo que hubiera ganado la Dehesa si se hubieran instalado en ella unas fuentes de Pedro de Ribera?
Pedro de Ribera (1683–1742) es uno de los arquitectos más representativos y prolíficos del barroco en Madrid (ermita de Nuestra Señora del Puerto, Puente de Toledo, Cuartel Conde Duque, el Hospicio, la fuente de La Fama, etc.), aunque también realizó obras fuera de nuestra ciudad (Portada principal de la fachada sur del Monasterio de Uclés, planos de la torre de la Catedral Nueva de Salamanca, intervención en la catedral de Cádiz, etc.). No nos extenderemos en su biografía ni en su obra pues hay muchísimas otras fuentes más especializadas en ello.
Buceando por los archivos de la Biblioteca Nacional, nos topamos con el boceto del diseño de dos fuentes; el dibujo había sido catalogado, con el título de "Fuente decorativa", entre los dibujos anónimos españoles del S. XVIII por Angel Barcia (sacerdote, jefe de la Sección de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional hasta 1911 y creador, en 1906, del Catálogo de la colección de dibujos originales de la Biblioteca Nacional).
Sin embargo, Matilde Verdú, experta en Pedro de Ribera y autora de varias publicaciones sobre sus obras, atribuye el dibujo a la autoría de Ribera y sostiene que pudo realizarlos, hacia 1716, para las "fuentes del paseo Nuevo a orillas del río Manzanares, entre el Puente de Segovia y la Dehesa de la Villa" (Verdú, M. (1991); “La ermita madrileña de la Virgen del Puerto, una brillante aportación del arquitecto Pedro de Ribera”).
Para cualquier conocedor de la actual ribera del Manzanares, le chocará la referencia a la Dehesa, sabedor de que no llega hasta el río, sino que limita con la Ciudad Universitaria y el Club Puerta de Hierro. Pero no olvidemos que, como decíamos al repasar la historia de la Dehesa de la Villa, dichos terrenos hasta llegar al Manzanares estaban dentro de los límites de la primitiva Dehesa, e incluso en algunos lugares, más o menos a la altura de Puerta de Hierro, llegaba allende el río hasta la tapia de la Casa de Campo, como se desprende del plano de Tomás Cuéllar de 1769. No fue hasta, primero, a finales del S. XVIII, con la segregación de los terrenos del actual Club Puerta de Hierro para formar el Cordón de El Pardo, y posteriormente, a principios del XIX con la “venta” a Carlos IV de los terrenos con que redondeó el Real Sitio de La Florida, entre ellos los que hoy ocupa la Ciudad Universitaria, cuando la Dehesa dejó de asomarse al Manzanares.
Pero vayamos ya a ver cómo eran las fuentes.
(Dibujo: atribuido a Pedro de Ribera, hacia 1716; Biblioteca Nacional)
La fuente de la izquierda, de diseño menos complicado, consta de un pilón alargado que alterna formas cóncavas y convexas y un pilar central de dos tazas con formas vegetales y un único surtidor. Según Verdú, esta fuente presentaría grandes semejanzas con una de las tres fuentes que figuran dentro del proyecto de alcantarillado de José Alonso de Arce para el Paseo Nuevo y con la fuente que aparece en el tapiz de José del Castillo, “Paseo de la Fuente de las Damas”.
La de la derecha presenta un diseño más barroco y ornamental, más propio, quizá, para una zona ajardinada. Se compone de un pilón rectangular curvado en el centro de cada lado, al que vierten las aguas de varios surtidores instalados en el cuerpo central, de mayor volumen que en el diseño anterior, y que simula una gruta con jambas y arco almohadillado. Rematado por una cartela en cuyo interior se puede apreciar otra taza, el conjunto está adornado por figuras geométricas y unas siluetas femeninas acabadas en voluta.
En palabras de Matilde Verdú, cuando atribuye los diseños a Ribera, “la mano del artista se adivina en su trazo ágil y entrecortado, en la sutil vivacidad de sus contornos, en su fluidez de líneas contracurvadas, e su combinación de rectas y curvas, en los bruscos ensanches y estrechamientos de sus siluetas, en su aspecto ingrávido, en el rayado vertical a pluma incorporado en uno de los pilones, en el ingenuo pajarillo dibujado entre los dos, añadiendo una nueva nota de espontaneidad” (Verdú, M. (1991); op. cit.).
Muy iluso hay que ser para pensar que estas fuentes podrían haber sido ubicadas en la Dehesa; mejor dicho, en terrenos que históricamente fueron de la Dehesa. Lo más probable es que hubieran terminado siendo colocadas en el primer tramo del paseo Nuevo, que es para lo que parece que fueron concebidas; es decir, entre las tierras de la Tela (actual parque de Atenas) y el arranque del antiguo camino de El Pardo (actual Paseo de la Florida). Pero siempre cabe soñar con lo que pudo haber sido...
¡Vaya descubrimiento! No sabía nada de estas fuentes. ¡Qué pena que no fueran realizadas! Aunque si se hubiesen construido, seguramente algún gobernante posterior hubiese ordenado su demolición, como ha ocurrido con tantas y tantas obras artísticas.
ResponderEliminarRibera me parece un arquitecto genial, se encuentra entre mis favoritos. Gracias por este aporte, que me ayuda a comprender aún más su genio y grandeza.
Un abrazo, Jesús
Jesús, también fue para nosotros una sorpresa encontrarnos con este boceto y la referencia a la Dehesa de la Villa. Totalmente de acuerdo con tu comentario, las fuentes ornamentales de Madrid, salvo excepciones, no han sido siempre muy bien tratadas y han sido muchas las que se han perdido o sufrido tantos traslados que desvirtúan la idea con la que fueron concebidas. Es más que probable que a estas les hubiera ocurrido lo mismo, habida cuenta de los cambios producidos en el entorno para el que fueron concebidas.
ResponderEliminarAl menos nos queda el dibujo e imaginar lo que podría haber sido.
Hola Antonio, y Amigos de la Dehesa,
ResponderEliminarqué interesante vuestra explicación sobre los límites de la Dehesa de la Villa, esa historia es muy importante y merece ser conocida, muchas gracias,
y ¿qué decir de la Fuente de Ribera? una pena que no se construyera
Saludos!!
Hola, Mercedes. En ello estamos, en tratar de dar a conocer la historia de la Dehesa; y trazar sus primitivos límites es una parte fundamental y que seguimos investigando. Respecto a las fuentes, qué duda cabe que hubieran quedado bien allá donde se hubieran ubicado...
ResponderEliminarGracias por tu visita y por dejarnos un comentario.