Asociación Cultural Amigos de la Dehesa

17 de abril de 2011

Banquetes de promiscuación en la Dehesa de la Villa

Sobre las jiras y banquetes que, a finales del S. XIX y principios del XX, se organizaban en Viernes Santo como forma de protesta anticlerical.

Ahora que está próxima la celebración de la Semana Santa, nos ha parecido oportuno dar a conocer a través de estas páginas una curiosa costumbre que ciertos sectores de la sociedad de finales del S. XIX y principios del XX tenían de celebrar banquetes o jiras de promiscuación, como forma de provocación anticlerical durante fechas tan señaladas en el calendario católico.

Consistían, básicamente, en comidas organizadas por grupos anticlericales en las que se tomaba carne y pescado en una misma comida el día de Viernes Santo, día en que la Iglesia lo prohíbe. No eran sino una de las múltiples actividades organizadas por los movimientos anticlericales como forma de protesta contra el poder que la Iglesia católica detentaba dentro del sistema político y social de la época.

El movimiento anticlerical de finales del S. XIX y principios del XX.
Ya desde mediados del S. XIX se pueden encontrar numerosas muestras de anticlericalismo, especialmente en el discurso político de liberales, republicanos y anarquistas, difundido a través de periódicos, folletos, mítines, tribunas, etc. Pero es sobre todo a partir de la crisis de 1898 cuando el movimiento anticlerical trasciende del ámbito del discurso político a la calle, convirtiéndose en una constante de la vida pública española que tendría su máximo apogeo durante el primer tercio del S. XX, pero que aún hoy sigue latente en nuestros días (véase, como ejemplo, las recientes polémicas suscitadas alrededor de las capillas universitarias, la convocatoria de una procesión atea en Madrid para el Jueves Santo...).

El movimiento anticlerical estuvo principalmente liderado por las élites políticas, fundamentalmente republicanos (los socialistas se sumarían algo más tarde), quienes, tras la declaración del sufragio universal masculino en 1891, pretendían explotar los recelos anticlericales populares con la intención de conseguir así mejores resultados electorales.

También contribuyeron a la movilización otras instituciones, como la masonería. No obstante, y aunque algunos de los más destacados agitadores anticlericales eran reconocidos masones, el papel de la masonería y sus logias no fue tan destacado como comúnmente se piensa. Mayor relevancia tuvieron otras organizaciones y grupos diversos, que se autodefinían como anticlericales, librepensadores, racionalistas, etc., con nombres tan simbólicos como La Conciencia Libre, El Libre Pensamiento, Unión Anticlerical, Amigos del Progreso..., muchos de los cuales contaban con sus propios periódicos y publicaciones desde los que lanzaban proclamas y convocaban actos anticlericales.

Cabecera del 25-03-1904 del Semanario Librepensador Las Dominicales, órgano de la Federación Internacional de Librepensadores en España, Portugal y América Latina, de marcado carácter anticlerical.
(Hemeroteca BNE)

Como decíamos, el movimiento anticlerical pasó así desde las tribunas y la letra impresa a la vida cotidiana. No podían faltar las típicas actividades tales como reuniones, asambleas y conferencias; mítines, manifestaciones y marchas ciudadanas, etc. También se extendió la costumbre de perturbar los actos de culto y ritos católicos (procesiones, misas...), así como las actitudes irreverentes (no descubrirse en presencia del sacerdote, proferir insultos y blasfemias...). Se popularizaron las ceremonias civiles, sobre todo los entierros y, en menor medida, los matrimonios, como símbolo ostensible de anticlericalismo; incluso llegaron a realizarse “bautizos civiles”, auténticas celebraciones con comitiva y banda de música incluidas para festejar la inscripción del niño en el registro, donde, por cierto, se pusieron de moda nombres laicos como Liberto, Electra (por la obra teatral de Pérez Galdós, que fue tomada como símbolo anticlerical en la época), Libertad, Aurora, Floreal... Se boicoteaban también las fechas y celebraciones más señaladas, organizándose bailes en Jueves Santo o, tal como ocurría con los banquetes objeto de nuestro artículo, se consumía carne y pescado en Viernes Santo en contra del precepto católico para los días de ayuno y abstinencia.

Desgraciadamente, también hubo que lamentar acciones no tan pacíficas que acabaron con enfrentamientos, disturbios, desórdenes, agresiones, incendios...

Los banquetes de promiscuación.
Como decíamos, los banquetes de promiscuación eran una más de las múltiples actividades que se realizaban como boicot de los ritos católicos. En el fondo, no dejaban de constituir una forma lúdica, no exenta de provocación, de mostrar públicamente el anticlericalismo de las entidades que los organizaban y reafirmar su identidad laicista. A ellos solían acudir los miembros de los grupos anticlericales, en ocasiones acompañados por sus familias, aunque también estaban abiertos a cualquier “librepensador”. El hecho provocador del acto residía, como hemos comentado, en componer un menú a base de alimentos prohibidos por el precepto católico para el Viernes Santo, como, por ejemplo, “merluza a la vinagreta y estofado de carne con patatas”, según se recoge en una noticia de prensa de la época, así como en hacer pública y ostensible la celebración.

El primero de estos banquetes del que hemos hallado noticia tuvo lugar en Valencia un Viernes Santo 15 de abril de 1887. Celebrado en el restaurant café de París, acudieron a él 106 librepensadores y fue presenciado por 14 señoras. Resaltamos este hecho de la presencia femenina por ser una de las características del movimiento anticlerical: la prensa laica solía destacar la asistencia de mujeres como símbolo de su emancipación frente al sometimiento religioso de otros sectores femeninos, a la vez que añadía un factor adicional a la provocación del acto en sí.

Cundió el ejemplo y al año siguiente, 1888, encontramos ya referencias de banquetes multitudinarios en diferentes localidades (Valencia, dos banquetes con 200 comensales cada uno y 1.000 espectadores; Valladolid, otros 200 asistentes; Ferrol y Alicante, sin datos de participación...).

Las reacciones de los sectores católicos ante la provocación no se hicieron esperar y aparecen también muchos artículos en la prensa católica escandalizándose y criticando dichas prácticas. Consideraban que los banquetes no tenía “más fin que el de ofender las opiniones de los que profesan ideas religiosas” y criticaban su dimensión pública: “como un acto privado no hiere ningún sentimiento, como no ofende a nadie, como no constituye burla para las ideas del prójimo, se hace público a fin de que veamos su complacencia en verificar lo que juzgamos ilícito”. Se escandalizaban igualmente de la “circunstancia de asistir muchos comensales con sus mujeres e hijos [...] lo cual significa que los librepensadores tienen que obligar a sus esposas e hijas, a muchas de las cuales repugnan las ideas de sus maridos y padres, para que tomen parte activa en estas fiestas del infierno”. Hubo incluso algunos intentos de prohibirlos y en una noticia de 1906 de El País se publica una crítica contra la actitud ministerial que asiste pasivamente a las disposiciones de los gobernadores de Barcelona y Valencia prohibiendo los banquetes de promiscuación.

Por su parte, los organizadores justificaban los banquetes diciendo que ofrecían “ejemplo de que es una nimia preocupación creer que se peca comiendo carne ciertos días. Quitar una preocupación es llevar una verdad al espíritu y sembrar verdades es contribuir a la felicidad de los pueblos” y que era más meritorio “acostumbrar a no preocuparse de comer pescado o carne, y a preocuparse en cambio de ser ilustrados y libres, y de tener verdadero amor al prójimo”. Criticaban igualmente la bula eclesiástica (privilegio otorgado por la Iglesia a cambio de dinero por el que se dispensaba de comer de vigilia a quienes lo pagaban) y consideraban que los que realmente cometían escarnio a la religión eran “los que pretendían perpetuar una creencia contraria al Evangelio, que dijo claramente que ‘no es lo que entra en el cuerpo lo que contamina’, porque eso va a parar a las letrinas”.

Pese a todo, los banquetes continuaron celebrándose durante el primer tercio del S. XX en numerosas localidades de toda España.

Entre medias de las posturas de los anticlericales y católicos también había quién se lo tomaba con más humor, como demuestran estos recortes de prensa, extraídos de la Hemeroteca de la BNE.

Banquetes y jiras de promiscuación en la Dehesa de la Villa.
A principios del siglo XX, los banquetes, que inicialmente se celebraban en restaurantes o cafés, se transformaron en auténticas jiras festivas al aire libre, lo que suponía una mayor ofensa para los católicos, pues en aquellos años incluso el tráfico rodado estaba prohibido en Jueves y Viernes Santo.

Así, algunas de las organizaciones anticlericales trasladaron sus banquetes campestres a la Dehesa de la Villa y sus alrededores. La primera referencia la encontramos en el diario El País un Viernes Santo, 10 de abril de 1903, cuando la Sociedad el Libre Pensamiento, secundada por la Federación revolucionaria, celebró en la pradera de Puerta de Hierro una fiesta que “resultó por todo extremo animadísima, por la gran concurrencia que acudió a pasar el día en tan ameno lugar”; la noticia destaca igualmente la participación femenina “contribuyendo a que vaya perdiendo los prejuicios religiosos arrancándolas de las garras del clericalismo”. Según recogía la prensa, “les sirven desde un ventorro próximo y, como es natural, primero el plato de pescado y después el de carne”.

Imagen de Puerta de Hierro, entre 1921 y 1933. Cuesta imaginar que en estos parajes, hoy en día completamente surcados por carreteras, pudieran celebrarse comidas campestres. Conviene recordar que, a principios del S. XX, el entorno era completamente distinto y prácticamente en toda la ribera del Manzanares, desde el Paseo de La Florida hasta la misma Puerta de Hierro, había numerosas ventas, merenderos, zonas de recreo y praderas donde disfrutar de un día de campo.
(Foto: GRAFOS, 1921-33; Memoria de Madrid)

Al igual que ocurrió con las celebraciones obreras del Primero de Mayo, la Dehesa pasó a convertirse en el lugar donde tradicionalmente los librepensadores celebraban los banquetes de promiscuación el día de Viernes Santo, pudiéndose encontrar con posterioridad diversas convocatorias y reseñas de las celebraciones, tanto en Puerta de Hierro como en la Dehesa de la Villa, la última de ellas, ésta de 1928 que incluimos a continuación.

Recorte de prensa del 5 de abril de 1928, extraído de la Hemeroteca de la BNE, con la convocatoria a una jira de promiscuación en el merendero Las Flores de la Dehesa de la Villa. Nótese, como hemos comentado anteriormente, la invitación a las familias.

Ya para concluir, permítasenos añadir una imagen que, aunque no se especificaba que tratase de un banquete de promiscuación ni que estuviese tomada en la Dehesa de la Villa, creemos que podrá servir al lector para hacerse una idea de cómo podían ser los merenderos de la época allá por los comienzos del S. XX.

(Foto: autor desconocido, hacia 1908)

Bibliografía:
- De la Cueva Merino, J. (1997): Movilización política e identidad anticlerical, 1898-1910
- Frías, J.C. (2002): La Historiografía del anticlericalismo en España
- Salomón Chéliz, M.P. (1999): Republicanismo y rivalidad con el clero: movilización de la protesta anticlerical en Aragón 1900-1913
- Salomón Chéliz, M.P. (2003): Beatas sojuzgadas por el clero: la imagen de las mujeres en el discurso anticlerical en la España del primer tercio del siglo XX

4 comentarios:

  1. Gracias a ti por tu nueva visita y comentario. Resulta curioso cómo la historia se repite y que después de más de 100 años las protestas anticlericales en forma de procesiones ateas se volvieran a poner de actualidad la pasada Semana Santa. De ahí que nos decidiéramos a publicar este artículo que nos alegra haya sido de tu interés.

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  2. Muy interesante este artículo. Solo un error ortográfico: gira se escribe con "g" y no con "j".

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  3. Muchas gracias por tu visita. Nos agrada ver que nuestros lectores leen detenidamente los artículos, y nos hacen correcciones. Pero en esta ocasión, es correcta la palabra "jira" con "j". Así se recoge en el DRAE, en su acepción de "Banquete o merienda, especialmente campestres, entre amigos, con regocijo y bulla" (ver http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?LEMA=jira&origen=RAE)

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