Dentro de la fauna de la Dehesa de la Villa, las aves representan el grupo más importante por su número y diversidad, ya que pueden ser observadas fácilmente durante todo el año. La presencia de una diversa avifauna hace que esta zona sea un enclave importante dentro de la ciudad de Madrid. La Dehesa no puede ser considerada como un parque urbano típico, pues conserva zonas silvestres junto a zonas ajardinadas más artificiales, de ahí la importancia de esta zona verde que mantiene una variada flora, la cual proporciona alimento, refugio y lugares para nidificar a multitud de aves.
La Dehesa de la Villa, además, esta situada junto a otros espacios verdes de la importancia del Monte del Pardo, la Casa de Campo y la ribera del Manzanares, lo que enriquece aún mas la diversidad de aves, y la posibilidad de observar especies tan atípicas en los parques urbanos de Madrid como abubilla, abejaruco, colirrojo tizón, chotacabras cuellirrojo, escribano soteño, etc.
Abubilla (Foto: F. Lorca)
Hay que destacar también la presencia de multitud de aves insectívoras, que ayudan a controlar las poblaciones de insectos y así evitar la aparición de plagas. Es un privilegio tener un espacio verde de estas características en una ciudad como Madrid, donde poder observar y disfrutar de estos seres tan prodigiosos sin salir de nuestra ciudad.
Aves residentes.
Las aves residentes son aquellas que permanecen en la Dehesa de la Villa durante todo el año. Esto es posible gracias a que encuentran alimento, refugio y lugares apropiados para nidificar. El caso más típico de este tipo de aves es la del gorrión común, pero además podemos citar mirlo común, agateador común, carbonero común y garrapinos, pito real y urraca.
Agateador común (Foto: J. Monedero)
Algunas de estas especies tienen una dieta bastante amplía, estando adaptadas a diversos tipos de alimentos incluidos los restos de comida dejados por los usuarios del parque.
Jilguero (Foto: J. Monedero)
Aves estivales.
Las aves estivales son aquellas que llegan en primavera para criar y permanecen en la Dehesa hasta finales del verano o principios del otoño, regresando por esas fechas a sus cuarteles de invernada en África. Muchas de ellas recorren miles de kilómetros en los ancestrales viajes migratorios que realizan.
Golondrina común (Foto: J. Monedero)
Entre las aves estivales encontramos a la golondrina común, ruiseñor común, autillo europeo o vencejo común. Esta última es una de las especies que más tarde llega desde África para su reproducción, entre mediados y finales de abril y se marcha también muy pronto, durante la primera semana de agosto.
Aves invernantes.
Las aves invernantes son aquellas que no crían en la Dehesa de la Villa. Suelen llegar a finales del otoño y durante todo el invierno desde sus lugares de cría situadas en zonas más septentrionales, donde las condiciones climáticas son muy duras, buscando unas condiciones más favorables para poder subsistir durante el otoño y el invierno.
Entre estas aves encontramos al petirrojo, lavandera blanca, colirrojo tizón, zorzal común, picogordo, etc., siendo algunas de estas aves bastante confiadas y fáciles de observar.
Zorzal común (Foto: J. Monedero)
Durante el otoño e invierno es frecuente observar principalmente al amanecer, o a última hora de la tarde en el cielo, volando en la típica formación de “V “, bandos de gaviotas en sus desplazamientos desde sus dormideros, como el embalse de El Pardo, y sus comederos situados en los vertederos del sur de la ciudad.
En invierno también es habitual la formación de dormideros en arboledas y copas de los pinos, donde algunas especies de este grupo de aves suelen concentrarse en grandes bandos para pasar la noche.
Aves de paso.
Éstas son aves que sólo pueden ser observadas en breves periodos de tiempo y en fechas concretas, durante el tiempo que dura el largo viaje migratorio. Dentro de este grupo de aves podemos ver el papamoscas cerrojillo, muy abundante en la Dehesa todos los años desde finales de agosto hasta mediados o finales de septiembre, y observarlo con su curiosa forma de cazar insectos.
Éstas son aves que sólo pueden ser observadas en breves periodos de tiempo y en fechas concretas, durante el tiempo que dura el largo viaje migratorio. Dentro de este grupo de aves podemos ver el papamoscas cerrojillo, muy abundante en la Dehesa todos los años desde finales de agosto hasta mediados o finales de septiembre, y observarlo con su curiosa forma de cazar insectos.
También es frecuente observar en el cielo durante el otoño y el invierno, volando en la típica formación de “V”, algunos bandos de ánsares y grullas hacia sus lugares de invernada o de regreso de sus zonas de cría.
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