La Campaña de África, 1859 - 1860
A raíz del enorme desarrollo industrial que vivió Europa durante el S. XIX, el mundo asistió a la expansión colonialista europea en busca de nuevos mercados y nuevos territorios donde explotar materias primas. España, que había perdido ya la mayor parte de los territorios de su antiguo imperio, vio en Marruecos una gran oportunidad, no sólo económica, sino también de recuperación de prestigio internacional. Así, a mediados de siglo España inicia su expansión colonial en África y en 1848 el general Serrano desembarca en las islas Chafarinas; en respuesta, Marruecos presiona sobre Ceuta y Melilla iniciándose una serie de hostilidades que parecían culminar con la firma del Convenio de Tetuán en agosto de 1859.
Si bien es cierto que los incidentes hostiles continuaron tras la firma del convenio, parece aceptado por los historiadores que la declaración de guerra del gobierno de Isabel II, a cuyo frente estaba D. Leopoldo O'Donnell, argumentando agravio e injurias contra el pabellón español estacionado en Ceuta, no fue sino un pretexto al calor de un fervor patriótico y nacionalista, dirigido por O'Donnell y la cúpula militar, que vieron en la posibilidad de una victoria fácil contra Marruecos una oportunidad para mitigar la crisis interna.
La batalla de Tetuán, obra de Dionisio Fierros Alvarez (1827 - 1894).
En el centro de la imagen aparece O'Donnell, rodeado de su estado mayor. Aparecen igualmente otras unidades del ejército como los húsares de Pavía, a la izquierda, la Guardia Civil y la Infantería, a la derecha, y un integrante de los Voluntarios Catalanes, muerto a los pies de los caballos.
Tres cuerpos de Ejército, mandados por los generales Echagüe, Zabala y Ros de Olano, con otra división de reserva a las órdenes del general Prim y una de caballería a las órdenes del general Félix Alcalá Galiano, pasaron a Ceuta. D. Leopoldo O´Donnell se reservó el cargo de General en Jefe.
Mapa resumen de las operaciones de la Campaña de África.
(Plano: Las Novedades, 1860; Museo Nacional del Romanticismo)
Tras las victorias españolas en las batallas de Castillejos, Monte Negrón y la toma de Tetuán, la derrota en Wad-Ras movió al príncipe Muley-El-Abbas, califa del imperio de Marruecos y príncipe del Algarbe, a pedir la paz y el 26 de abril de 1860 (el 25 de abril según otras fuentes) se firmó el Tratado de Tetuán, por el que se ampliaban los límites de Ceuta y Melilla, se anexionaba Sidi-Ifni y se fijaba una indenmización monetaria al tiempo que España se comprometía a abandonar Tetuán. Por su parte, al final de la campaña D. Leopoldo O’Donnell fue recompensado con el título de Duque de Tetuán y el general Prim con el de Marqués de Castillejos.
La batalla de Tetuán, obra de Mariano Fortuny (1838 - 1874).
El conflicto bélico desató el entusiasmo popular y el fervor hacia los líderes militares como Prim y O'Donnell, lo que sirvió de fuente de inspiración y surtió de encargos oficiales a muchos pintores. Mariano Fortuny, por encargo de la Diputación de Barcelona, acompañó a los Voluntarios Catalanes como "reportero gráfico" y plasmó en sus cuadros diferentes batallas de la contienda (Tetuán, Castillejos, Wad-Ras) así como retratos de los mandos militares y escenas de la vida en Marruecos.
Desde el punto de vista político, la opinión pública quedó un tanto decepcionada tras la firma de la paz. El resultado conseguido no estaba en proporción con las expectativas generadas por el montaje que se había organizado alrededor de la guerra. Sin embargo, en el orden militar el entusiasmo era unánime y la adhesión popular al ejército, multitudinaria y fervorosa. De hecho, el fin de la campaña fue celebrado como un triunfo resonante con grandes repiques de campanas y manifestaciones de entusiasmo en toda la nación con grandes recibimientos en Barcelona, Bilbao, Alicante, Sevilla, Granada, Córdoba, Vic, Reus... y, por lo que a nosotros concierne, Madrid, donde previamente a la entrada en la ciudad las tropas acamparon en la Dehesa de Amaniel los días 10 y 11 de mayo.
El Campamento de Amaniel 10-mayo-1860.
El Ayuntamiento nombró una Comisión especial para que se ocupase de proponer lo conveniente acerca de la manera de celebrar los faustos sucesos de la guerra de África. Aprobaron la cantidad de 435.000 reales de vellón para los festejos, entre los que se incluyó una función en el Teatro Real; corrida de toros en la plaza de extramuros de la Puerta de Alcalá; auxilio a las clases menesterosas; música en la Casa Consistorial de la Panadería y en la Plazuela de la Villa donde actuarían las bandas de música de Ingenieros, del Regimiento de Infantería de América; iluminación de edificios y plazas... e incluso se decretó fiesta en los centros de instrucción pública los días 11 y 12.
En un principio, se pensó levantar el campamento en la Dehesa de los Carabancheles, lo que creó cierta confusión e incluso en algún periódico de la época llegó a anunciarse que estaría "en la dehesa de Amaniel, término de los Carabancheles". Posteriormente fue corregido y se dio la ubicación exacta: "a cinco kilómetros de distancia en la dehesa de Amaniel, que está situada entre las tapias de la Moncloa y las obras del canal de Lozoya, a la izquierda del camino de Francia".
Plano del campamento de las tropas del ejército de África en la Dehesa de Amaniel.
Además de indicar la posición de los distintos Regimientos y Generales tiene un enorme interés porque permite ubicar los límites y situación de la Dehesa en la época, así como otros topónimos de la zona.
(Plano: Depósito de la Guerra, 1860; Biblioteca Nacional)
El día 10 de mayo, a las 11 de la mañana, quedó levantado el campamento. Durante los días anteriores e incluso durante el mismo día 10 fueron llegando por ferrocarril las tropas a Madrid, provenientes en su mayor parte de Valencia y Alicante.
"El público había leído descripciones de campamentos... y ya era hora de que pudiera formarse una idea exacta de esas ciudades ambulantes que el ingenio de la guerra levanta y abate en breves minutos; de esas calles tiradas a cordel con sus casas de lona...". Así pues, el campamento se montó a semejanza de los de campaña, aunque con alguna que otra licencia festiva (como curiosidad, el rancho se componía de "una libra de carne y un chorizo por individuo, pan, vino y cigarros", rancho que distaba mucho del que se repartía en tiempos de guerra), y se realizaban desfiles y simulacros de maniobras similares a los de campaña.
"El campamento era digno de verse. Los cuerpos estaban acampados como en África: la primera tienda era la del General Prim, como gefe (sic) de la vanguardia, cuyo cuerpo estaba a su alrededor; después seguía el campamento del segundo cuerpo, al mando del general Ros de Olano, y el centro lo ocupaba el cuartel general, corriéndose a su izquierda el campo de la artillería". El campamento estaba compuesto "por las tiendas de todas clases que han guarnecido a nuestros valientes en el territorio africano: los sacos-tiendas, que no dejan más espacio que el preciso para dormir, las marquesinas, cómodas y hasta elegantes algunas, las tiendas cónicas, las propias de los generales..." La histórica tienda donde se firmó la paz, cónica y de reducidas dimensiones, llamaba la atención en primer término y, cerca de ella, estaba dispuesta otra grande para el general en jefe que no era la que había usado en campaña sino una regalada por el ayuntamiento de la Corte para la ocasión.
Vista general del campamento en los campos de Amaniel
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)
El general O'Donnell, Duque de Tetuán, llegó hacia la una y cuarto de la tarde a Madrid, a la estación de Atocha, donde "una concurrencia de todas las clases de la sociedad llenaba los andenes y las avenidas de la estación, ansiosa de saludar al héroe de la gloriosa campaña de África". Apenas bajó del vagón, se dirigió al campamento montado a caballo.
El Excmo. Sr. Duque de Tetuán pasando revista a las tropas
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)
Por la tarde, las principales autoridades, incluyendo todos los ministros, así como lo más distinguido de la sociedad madrileña visitaron el campamento. Es imposible calcular la cantidad de personas que durante el día 10 visitó el campamento de Amaniel. Según algunos periódicos, más de 40.000; según otros, más de 80.000 y según otros, "hasta la quinta parte de la capital, al menos". En lo que todos coinciden es que en Madrid no quedó medio de transporte alguno que no se ocupara en el traslado a la Dehesa y en que durante todo el día hubo un enorme trasiego de personas y carruajes, además de oficiales y soldados que iban a incorporarse con sus respectivos cuerpos.
Otra vista del campamento de Amaniel en la que, además de las tiendas y las tropas puede apreciarse la actividad del campamento y la concurrencia del pueblo de Madrid.
(Grabado: El Museo Universal, 1860; Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)
Por la noche, se celebró un banquete en obsequio a los generales, en el que "más de 60 personas se sentaron a la mesa, que estaba espléndidamente adornada y que fue servida con una profusión esquisita (sic)"; como curiosidad, el banquete fue servido por "el fondista L'Hardy, el cubierto estaba ajustado a 250 reales".
La animación duró hasta bien entrada la noche; "los ecos de las bandas de música, la perspectiva de las fogatas y la inmensa muchedumbre que se dispone a pasar allí la noche formaron tan magnífico cuadro...que difícilmente se borrarán de la memoria".
Visita de la reina Isabel II al campamento de Amaniel y entrada de las tropas a Madrid, 11-mayo-1860.
El día 11 amaneció de nuevo con el campamento repleto de personas que asistieron al toque de diana. Hacia las nueve de la mañana, la reina Isabel II llegaba a la estación de Atocha procedente de Aranjuez y se dirigió al campamento en una carretela descubierta, acompañándola a caballo su S.M. el Rey, el infante D. Sebastián y un gran número de generales. Media hora después llegaba al campamento de Amaniel, donde fueron recibidos con gran entusiasmo, tanto por parte de la tropa como del pueblo.
Tras pasar revista a las tropas y visitar el campamento, la reina renunció al almuerzo que se le había preparado, "por no prolongar demasiado la fiesta y no molestar a las tropas que tenían que partir para entrar en Madrid".
S.M. la reina Isabel II pasa revista a las tropas en el Campamento de Amaniel.
(Grabado: Museo Municipal; El Blog de Tetuán)
Una vez retirada la reina y tras haberse repartido el rancho, un cañonazo indicó el momento de batir las tiendas y las tropas se dispusieron para hacer su entrada triunfal en Madrid.
La carrera que desde el campamento llevó al ejército para hacer su entrada en Madrid fue como sigue: "carretera de Francia, la Ronda, puerta de Atocha, salón del Prado, calle de Alcalá, Puerta del Sol, calle del Arenal, plaza de Palacio, de la Armería, calle Mayor, carrera de S. Gerónimo, a sus cantones".
Arco de triunfo instalado en Atocha, realizado con flores y ramaje y adornado con trofeos militares. Tenía de 27 a 30 pies de luz por lo ancho, 45 por lo alto y 62 de altura total.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)
A lo largo del recorrido, diferentes calles y edificios, tanto oficiales como de particulares (Congreso, Ministerio de Fomento, Casino, Casa de la Villa, Banco de España, etc.) se engalanaron con juegos de luces, trofeos militares...
En las calles, el gentío vitoreaba y arrojaba flores y coronas al paso del ejército.
Trofeos militares capturados por el ejército durante la campaña de África, algunos de los cuales se exhibieron durante el recorrido de las tropas por Madrid. Parece ser que los cañones fueron fundidos posteriormente para crear las figuras de los leones de la entrada del Congreso.
(Grabado: Las Novedades, 1860; Museo Nacional del Romanticismo)
En las calles, el gentío vitoreaba y arrojaba flores y coronas al paso del ejército.
Paso de las tropas de África por la calle de Alcalá.
(Foto: Museo de Historia de Madrid, 1860; Oronoz)
Hacia las tres de la tarde, llegaron al Palacio Real, donde los reyes presenciaron el desfile desde los balcones ante los ojos del público que abarrotaba la Plaza de Armas.
Desfile de los cuerpos del ejército de África por delante de SS. MM.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)
Hacia las cinco de la tarde, al regreso del desfile, pasó el ejército por la Carrera de S. Jerónimo y allí tuvo lugar la ovación del Casino y la entrega al general Prim de dos coronas de plata, para él y para O'Donnell.
Paso del ejército por delante del Casino de Madrid, engalanado para la ocasión.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)
Al llegar al Prado, los cuerpos desfilaron por delante de sus generales y se retiraron a sus cantones. Las celebraciones populares, música, corridas de toros, continuaron durante el fin de semana.
De tan sonados acontecimientos ha quedado huella en Madrid, especialmente en el distrito de Tetuán. No en vano, su nacimiento como Tetuán de las Victorias se vincula al establecimiento del campamento de Amaniel y su callejero aún refleja numerosos topónimos de la campaña de África (calles de Castillejos, Sierra Bullones, Wad-Ras, Voluntarios Catalanes, Serrallo...). Para saber más sobre el origen y el presente de Tetuán: Tetuán de las Victorias: Ayer y Hoy de un barrio de Madrid, en el blog de Enrique Fidel, Urban Idade.
Medalla conmemorativa de la Campaña de África. En el anverso, la reina Isabel II y la fecha, 1860. En el reverso las principales batallas, varias de las cuales dieron origen al nombre de algunas calles del actual distrito de Tetuán.
(Foto: Fernando del Río Martínez; Museo Arqueológico Provincial de Ourense)
Enhorabuena por el artículo,.... sumamente brillante, de verdad. Os mando un mapa militar más de la Dehesa de Amaniel por si os interesa; además os pongo en enlace en el Facebook.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Ricardo, por tu visita y la felicitación. Viniendo de quien viene, hace especial ilusión, no en vano vuestro blog de Historias Matritenses es un pionero en esto de la investigación y nos ha servido de ejemplo a muchos.
ResponderEliminarGracias igualmente por el mapa que nos has enviado. Lo incluiremos en próximas entregas sobre los campamentos que hubo en la Dehesa.
¡!Enhorabuen apor el artículo! está documentadísimo y las imágenes son muy buenas. Me ha gustado muchísimo lo bien escrito que está :)
ResponderEliminarUn abrazo,
Mayrit
Todo un honor, Mayrit, tenerte de visita por aquí. Y la felicitación, viniendo de una de las personas que más ha investigado y escrito sobre Madrid, nos llena de orgullo y nos da ánimo para continuar en esta línea.
ResponderEliminar