Asociación Cultural Amigos de la Dehesa

27 de septiembre de 2010

El ciclo de la naturaleza en la Dehesa: Verano

Sobre los cambios estacionales en la Dehesa de la Villa: verano

La semana pasada terminó el verano, climatológicamente hablando. Otro verano más que pasa por nosotros dejando su huella, al igual que la deja en la Dehesa, donde, como ya comentamos en el artículo sobre la primavera en la Dehesa, pueden observarse numerosos cambios en la naturaleza asociados a las distintas estaciones. 

Fotografías y montaje vídeo: F. Lorca

Entre otros cambios, con la llegada del verano la Dehesa se viste de amarillo, los pastizales se agostan y se llenan de cardos; las aves buscan las sombras y se pueden ver las mayores concentraciones de vencejos, bandos familiares de aves, el paso del papamoscas cerrojillo...; los olores a pino y el canto de las chicharras invaden el aire; las semillas conforman los frutos y maduran las moras, majuelos, escaramujos y bellotas; se abren las piñas y es frecuente ver personas recogiendo piñones; se ven, a contraluz, los "hilos de la Virgen", secretados por algunas arañas al desplazarse; las praderas de césped se llenan de gente tomando el sol, proliferan las fiestas infantiles en las mesas más próximas a las entradas a la Dehesa y, sobre todo a la caída de la tarde, se disfruta del paseo sosegado, el deporte, los juegos, la lectura bajo la fronda del pinar o la sombra de uno de los kioscos a la búsqueda de una brisa para aliviar el calor...

Para saber más sobre los ciclos de la naturaleza en la Dehesa de la Villa, recomendamos la Guía de la Dehesa de la Villa, de Emilio Blanco y José Monedero, que puede descargarse desde nuestro blog.

El ciclo de la naturaleza en la Dehesa:
- Primavera
- Verano
- Otoño
- Invierno

21 de septiembre de 2010

La Asociación en los medios: Protección vecinal para la Dehesa de la Villa

Artículos aparecidos en prensa sobre el Plan Director para la Dehesa de la Villa y la propuesta de declaración de Bien de Interés Cultural, en los que colabora nuestra Asociación.

Recogemos en estas páginas los artículos que madridiario.es y Gaceta Local publican sobre el Plan Director y la propuesta de declaración de la Dehesa como Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico. Nuestra Asociación colabora en ambas inciativas, de las que iremos informando puntualmente en este blog.

Protección vecinal para la Dehesa de la Villa.
21-09-2010 - madridiario.es. Carmen M. Gutiérrez - Fotografías: Diego Sánchez.


La Dehesa de la Villa es probablemente el parque madrileño más mimado por sus vecinos. "La mesa de participación es pionera y única", asegura Adolfo Ferrero, de la asociación cultural de amigos de este bosque en la ciudad en el que predominan los pinos, sobre la reunión mensual que celebran asociaciones vecinales y culturales; y miembros del departamento de Parques Históricos y de Especial Protección del Ayuntamiento, del centro de educación ambiental y de la contrata que mantiene esta zona verde de Moncloa-Aravaca.

En este foro se está trabajando desde hace unos tres años el futuro plan director de la Casa de Campo, según indica Ferrero. Este documento "tendrá una importancia vital" y definirá las líneas de gestión. Según esta asociación, se están tratando temas cómo la red de caminos, siegas, plantaciones que sirvan de alimento para las 70 especies de la Dehesa, cerramientos, lucha contra la erosión o tratamientos sanitarios.

Desde el Ayuntamiento aseguran que todavía no hay ningún borrador suficientemente trabajado. A la espera de su aprobación, la mesa está ultimando un manual de buenas prácticas que supla la carencia del plan director.

 
Sitio histórico.
La mesa de participación también trabaja en la redacción de una propuesta de declaración de bien de interés cultural en la categoría de sitio histórico para la Dehesa de la Villa. El portavoz de la asociación cultural recuerda que esta zona verde ahora de propiedad municipal ha estado destinada al ejército o a usos ganaderos; y ha sido escenario de la Guerra Civil y de las celebraciones del Primero de Mayo.

Según Ferrero, cuando la propuesta esté terminada se presentará a universidades e instituciones para obtener su respaldo antes de ser remitida a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, departamento encargado de aprobar este tipo de declaraciones.

Mientras salen adelante el plan director y la declaración de bien de interés cultural, la dehesa tendrá no solo la protección de su gestor, el Ayuntamiento de Madrid, sino también la de sus vecinos, especialmente volcados en ella.


Un Plan Director para la Dehesa de la Villa.
20-26 septiembre 2010 - Gaceta Local. Mamen Hernández - Fotografías: Miguel G. Rodríguez.

La asociación cultural Amigos de la Dehesa de la Villa trabaja activamente para conseguir mejoras para la Dehesa de la Villa.

Para conseguirlo tiene que ver la luz el Plan Director para este parque madrileño elaborado por el Ayuntamiento.

Los vecinos trabajan para mejorar el parque.
La asociación amigos de la Dehesa de la Villa está totalmente volcada en conseguir mejoras para esta zona verde madrileña. Mesas de participación, visitas y colaboración vecinal son las premisas para lograr que este parque histórico del distrito de Moncloa-Aravaca luzca con una imagen que le haga digno de ser catalogado Bien de Interés Cultural como sitio histórico, otra de las reinvindicaciones de la asociación.

El colectivo está trabajando para que el Ayuntamiento ponga en marcha un Plan Director para la Dehesa de la Villa en el que se recojan las directivas para el futuro del parque y se encuentren soluciones para situaciones concretas de la zona. "Desde qué tipo de árboles se tienen que plantar, hasta cómo se puede tratar la erosión", explica Adolfo Ferrero, vicepresidente del colectivo.

Por el momento, se está elaborando un Plan contra la erosión y se está trabajando en el Manual de Buenas prácticas de la Dehesa de la Villa, a la espera de un borrador definido por parte del equipo municipal. "La elaboración del Plan Director es un compromiso del Ayuntamiento acordado con la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos y las entidades de la zona", explica Ferrero. La base de este Plan Director, según el vicepresidente del colectivo, radica en contar con un inventario de la Dehesa de la Villa en el que se recoja la vida del parque “desde ejemplares plantados, a cerramientos, aves caminos, edificios...”, algo con lo que no se contaba hasta el momento. En esto también está trabajando el colectivo desde las mesas de participación reunidas mensualmente.

Además, entre las reivindicaciones de la asociación cultural, que colabora activamente con trabajadores municipales, se encuentra conseguir una mejora en las canalizaciones del parque, que se utilice una maquinaria menos agresiva para transitar por sus caminos y que haya un mejor cuidado para los edificios históricos y emblemas que se localizan en esta zona verde que fue campo de batalla durante la guerra civil. De esta forma, la Dehesa de la Villa podrá conseguir el rango que quieren darle los vecinos del distrito, unos ciudadanos que cuidan de que sus parajes se encuentren en el mejor estado participando en numerosas actividades que se organizan en esta zona verde madrileña.

13 de septiembre de 2010

Las aves en la Dehesa de la Villa

Aves residentes, aves estivales, aves invernantes y aves de paso.

Dentro de la fauna de la Dehesa de la Villa, las aves representan el grupo más importante por su número y diversidad, ya que pueden ser observadas fácilmente durante todo el año. La presencia de una diversa avifauna hace que esta zona sea un enclave importante dentro de la ciudad de Madrid. La Dehesa no puede ser considerada como un parque urbano típico, pues conserva zonas silvestres junto a zonas ajardinadas más artificiales, de ahí la importancia de esta zona verde que mantiene una variada flora, la cual proporciona alimento, refugio y lugares para nidificar a multitud de aves.

La Dehesa de la Villa, además, esta situada junto a otros espacios verdes de la importancia del Monte del Pardo, la Casa de Campo y la ribera del Manzanares, lo que enriquece aún mas la diversidad de aves, y la posibilidad de observar especies tan atípicas en los parques urbanos de Madrid como abubilla, abejaruco, colirrojo tizón, chotacabras cuellirrojo, escribano soteño, etc.

Abubilla (Foto: F. Lorca)

Hay que destacar también la presencia de multitud de aves insectívoras, que ayudan a controlar las poblaciones de insectos y así evitar la aparición de plagas. Es un privilegio tener un espacio verde de estas características en una ciudad como Madrid, donde poder observar y disfrutar de estos seres tan prodigiosos sin salir de nuestra ciudad.

Aves residentes.
Las aves residentes son aquellas que permanecen en la Dehesa de la Villa durante todo el año. Esto es posible gracias a que encuentran alimento, refugio y lugares apropiados para nidificar. El caso más típico de este tipo de aves es la del gorrión común, pero además podemos citar mirlo común, agateador común, carbonero común y garrapinos, pito real y urraca.

Agateador común (Foto: J. Monedero)

Algunas de estas especies tienen una dieta bastante amplía, estando adaptadas a diversos tipos de alimentos incluidos los restos de comida dejados por los usuarios del parque.

Jilguero (Foto: J. Monedero)

Aves estivales.
Las aves estivales son aquellas que llegan en primavera para criar y permanecen en la Dehesa hasta finales del verano o principios del otoño, regresando por esas fechas a sus cuarteles de invernada en África. Muchas de ellas recorren miles de kilómetros en los ancestrales viajes migratorios que realizan.

Golondrina común (Foto: J. Monedero)

Entre las aves estivales encontramos a la golondrina común, ruiseñor común, autillo europeo o vencejo común. Esta última es una de las especies que más tarde llega desde África para su reproducción, entre mediados y finales de abril y se marcha también muy pronto, durante la primera semana de agosto.

Aves invernantes.
Las aves invernantes son aquellas que no crían en la Dehesa de la Villa. Suelen llegar a finales del otoño y durante todo el invierno desde sus lugares de cría situadas en zonas más septentrionales, donde las condiciones climáticas son muy duras, buscando unas condiciones más favorables para poder subsistir durante el otoño y el invierno.

Entre estas aves encontramos al petirrojo, lavandera blanca, colirrojo tizón, zorzal común, picogordo, etc., siendo algunas de estas aves bastante confiadas y fáciles de observar.

Zorzal común (Foto: J. Monedero)

Durante el otoño e invierno es frecuente observar principalmente al amanecer, o a última hora de la tarde en el cielo, volando en la típica formación de “V “, bandos de gaviotas en sus desplazamientos desde sus dormideros, como el embalse de El Pardo, y sus comederos situados en los vertederos del sur de la ciudad.

En invierno también es habitual la formación de dormideros en arboledas y copas de los pinos, donde algunas especies de este grupo de aves suelen concentrarse en grandes bandos para pasar la noche.

Aves de paso.
Éstas son aves que sólo pueden ser observadas en breves periodos de tiempo y en fechas concretas, durante el tiempo que dura el largo viaje migratorio. Dentro de este grupo de aves podemos ver el papamoscas cerrojillo, muy abundante en la Dehesa todos los años desde finales de agosto hasta mediados o finales de septiembre, y observarlo con su curiosa forma de cazar insectos.

También es frecuente observar en el cielo durante el otoño y el invierno, volando en la típica formación de “V”, algunos bandos de ánsares y grullas hacia sus lugares de invernada o de regreso de sus zonas de cría.

6 de septiembre de 2010

El Campamento de las tropas de África en la Dehesa de Amaniel - 1860

El ejército de la campaña de África acampa en la Dehesa de la Villa, entonces de Amaniel. La reina Isabel II visita el Campamento y pasa revista a las tropas. El ejército realiza su entrada triunfal en Madrid. 10 - 11 de mayo de 1860.

La Campaña de África, 1859 - 1860
A raíz del enorme desarrollo industrial que vivió Europa durante el S. XIX, el mundo asistió a la expansión colonialista europea en busca de nuevos mercados y nuevos territorios donde explotar materias primas. España, que había perdido ya la mayor parte de los territorios de su antiguo imperio, vio en Marruecos una gran oportunidad, no sólo económica, sino también de recuperación de prestigio internacional. Así, a mediados de siglo España inicia su expansión colonial en África y en 1848 el general Serrano desembarca en las islas Chafarinas; en respuesta, Marruecos presiona sobre Ceuta y Melilla iniciándose una serie de hostilidades que parecían culminar con la firma del Convenio de Tetuán en agosto de 1859.

Si bien es cierto que los incidentes hostiles continuaron tras la firma del convenio, parece aceptado por los historiadores que la declaración de guerra del gobierno de Isabel II, a cuyo frente estaba D. Leopoldo O'Donnell, argumentando agravio e injurias contra el pabellón español estacionado en Ceuta, no fue sino un pretexto al calor de un fervor patriótico y nacionalista, dirigido por O'Donnell y la cúpula militar, que vieron en la posibilidad de una victoria fácil contra Marruecos una oportunidad para mitigar la crisis interna.

La batalla de Tetuán, obra de Dionisio Fierros Alvarez (1827 - 1894).
En el centro de la imagen aparece O'Donnell, rodeado de su estado mayor. Aparecen igualmente otras unidades del ejército como los húsares de Pavía, a la izquierda, la Guardia Civil y la Infantería, a la derecha, y un integrante de los Voluntarios Catalanes, muerto a los pies de los caballos.

Tres cuerpos de Ejército, mandados por los generales Echagüe, Zabala y Ros de Olano, con otra división de reserva a las órdenes del general Prim y una de caballería a las órdenes del general Félix Alcalá Galiano, pasaron a Ceuta. D. Leopoldo O´Donnell se reservó el cargo de General en Jefe.

Mapa resumen de las operaciones de la Campaña de África.
(Plano: Las Novedades, 1860; Museo Nacional del Romanticismo)

Tras las victorias españolas en las batallas de Castillejos, Monte Negrón y la toma de Tetuán, la derrota en Wad-Ras movió al príncipe Muley-El-Abbas, califa del imperio de Marruecos y príncipe del Algarbe, a pedir la paz y el 26 de abril de 1860 (el 25 de abril según otras fuentes) se firmó el Tratado de Tetuán, por el que se ampliaban los límites de Ceuta y Melilla, se anexionaba Sidi-Ifni y se fijaba una indenmización monetaria al tiempo que España se comprometía a abandonar Tetuán. Por su parte, al final de la campaña D. Leopoldo O’Donnell fue recompensado con el título de Duque de Tetuán y el general Prim con el de Marqués de Castillejos.

La batalla de Tetuán, obra de Mariano Fortuny (1838 - 1874).
El conflicto bélico desató el entusiasmo popular y el fervor hacia los líderes militares como Prim y O'Donnell, lo que sirvió de fuente de inspiración y surtió de encargos oficiales a muchos pintores. Mariano Fortuny, por encargo de la Diputación de Barcelona, acompañó a los Voluntarios Catalanes como "reportero gráfico" y plasmó en sus cuadros diferentes batallas de la contienda (Tetuán, Castillejos, Wad-Ras) así como retratos de los mandos militares y escenas de la vida en Marruecos.

Desde el punto de vista político, la opinión pública quedó un tanto decepcionada tras la firma de la paz. El resultado conseguido no estaba en proporción con las expectativas generadas por el montaje que se había organizado alrededor de la guerra. Sin embargo, en el orden militar el entusiasmo era unánime y la adhesión popular al ejército, multitudinaria y fervorosa. De hecho, el fin de la campaña fue celebrado como un triunfo resonante con grandes repiques de campanas y manifestaciones de entusiasmo en toda la nación con grandes recibimientos en Barcelona, Bilbao, Alicante, Sevilla, Granada, Córdoba, Vic, Reus... y, por lo que a nosotros concierne, Madrid, donde previamente a la entrada en la ciudad las tropas acamparon en la Dehesa de Amaniel los días 10 y 11 de mayo.

El Campamento de Amaniel 10-mayo-1860.
El Ayuntamiento nombró una Comisión especial para que se ocupase de proponer lo conveniente acerca de la manera de celebrar los faustos sucesos de la guerra de África. Aprobaron la cantidad de 435.000 reales de vellón para los festejos, entre los que se incluyó una función en el Teatro Real; corrida de toros en la plaza de extramuros de la Puerta de Alcalá; auxilio a las clases menesterosas; música en la Casa Consistorial de la Panadería y en la Plazuela de la Villa donde actuarían las bandas de música de Ingenieros, del Regimiento de Infantería de América; iluminación de edificios y plazas... e incluso se decretó fiesta en los centros de instrucción pública los días 11 y 12.

En un principio, se pensó levantar el campamento en la Dehesa de los Carabancheles, lo que creó cierta confusión e incluso en algún periódico de la época llegó a anunciarse que estaría "en la dehesa de Amaniel, término de los Carabancheles". Posteriormente fue corregido y se dio la ubicación exacta: "a cinco kilómetros de distancia en la dehesa de Amaniel, que está situada entre las tapias de la Moncloa y las obras del canal de Lozoya, a la izquierda del camino de Francia".

Plano del campamento de las tropas del ejército de África en la Dehesa de Amaniel.
Además de indicar la posición de los distintos Regimientos y Generales tiene un enorme interés porque permite ubicar los límites y situación de la Dehesa en la época, así como otros topónimos de la zona.
(Plano: Depósito de la Guerra, 1860; Biblioteca Nacional)

El día 10 de mayo, a las 11 de la mañana, quedó levantado el campamento. Durante los días anteriores e incluso durante el mismo día 10 fueron llegando por ferrocarril las tropas a Madrid, provenientes en su mayor parte de Valencia y Alicante.

"El público había leído descripciones de campamentos... y ya era hora de que pudiera formarse una idea exacta de esas ciudades ambulantes que el ingenio de la guerra levanta y abate en breves minutos; de esas calles tiradas a cordel con sus casas de lona...". Así pues, el campamento se montó a semejanza de los de campaña, aunque con alguna que otra licencia festiva (como curiosidad, el rancho se componía de "una libra de carne y un chorizo por individuo, pan, vino y cigarros", rancho que distaba mucho del que se repartía en tiempos de guerra), y se realizaban desfiles y simulacros de maniobras similares a los de campaña.

"El campamento era digno de verse. Los cuerpos estaban acampados como en África: la primera tienda era la del General Prim, como gefe (sic) de la vanguardia, cuyo cuerpo estaba a su alrededor; después seguía el campamento del segundo cuerpo, al mando del general Ros de Olano, y el centro lo ocupaba el cuartel general, corriéndose a su izquierda el campo de la artillería". El campamento estaba compuesto "por las tiendas de todas clases que han guarnecido a nuestros valientes en el territorio africano: los sacos-tiendas, que no dejan más espacio que el preciso para dormir, las marquesinas, cómodas y hasta elegantes algunas, las tiendas cónicas, las propias de los generales..." La histórica tienda donde se firmó la paz, cónica y de reducidas dimensiones, llamaba la atención en primer término y, cerca de ella, estaba dispuesta otra grande para el general en jefe que no era la que había usado en campaña sino una regalada por el ayuntamiento de la Corte para la ocasión.

Vista general del campamento en los campos de Amaniel
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)

El general O'Donnell, Duque de Tetuán, llegó hacia la una y cuarto de la tarde a Madrid, a la estación de Atocha, donde "una concurrencia de todas las clases de la sociedad llenaba los andenes y las avenidas de la estación, ansiosa de saludar al héroe de la gloriosa campaña de África". Apenas bajó del vagón, se dirigió al campamento montado a caballo.

El Excmo. Sr. Duque de Tetuán pasando revista a las tropas
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)

Por la tarde, las principales autoridades, incluyendo todos los ministros, así como lo más distinguido de la sociedad madrileña visitaron el campamento. Es imposible calcular la cantidad de personas que durante el día 10 visitó el campamento de Amaniel. Según algunos periódicos, más de 40.000; según otros, más de 80.000 y según otros, "hasta la quinta parte de la capital, al menos". En lo que todos coinciden es que en Madrid no quedó medio de transporte alguno que no se ocupara en el traslado a la Dehesa y en que durante todo el día hubo un enorme trasiego de personas y carruajes, además de oficiales y soldados que iban a incorporarse con sus respectivos cuerpos.

Otra vista del campamento de Amaniel en la que, además de las tiendas y las tropas puede apreciarse la actividad del campamento y la concurrencia del pueblo de Madrid.
(Grabado: El Museo Universal, 1860; Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

Por la noche, se celebró un banquete en obsequio a los generales, en el que "más de 60 personas se sentaron a la mesa, que estaba espléndidamente adornada y que fue servida con una profusión esquisita (sic)"; como curiosidad, el banquete fue servido por "el fondista L'Hardy, el cubierto estaba ajustado a 250 reales".

La animación duró hasta bien entrada la noche; "los ecos de las bandas de música, la perspectiva de las fogatas y la inmensa muchedumbre que se dispone a pasar allí la noche formaron tan magnífico cuadro...que difícilmente se borrarán de la memoria".

Visita de la reina Isabel II al campamento de Amaniel y entrada de las tropas a Madrid, 11-mayo-1860.
El día 11 amaneció de nuevo con el campamento repleto de personas que asistieron al toque de diana. Hacia las nueve de la mañana, la reina Isabel II llegaba a la estación de Atocha procedente de Aranjuez y se dirigió al campamento en una carretela descubierta, acompañándola a caballo su S.M. el Rey, el infante D. Sebastián y un gran número de generales. Media hora después llegaba al campamento de Amaniel, donde fueron recibidos con gran entusiasmo, tanto por parte de la tropa como del pueblo.

Tras pasar revista a las tropas y visitar el campamento, la reina renunció al almuerzo que se le había preparado, "por no prolongar demasiado la fiesta y no molestar a las tropas que tenían que partir para entrar en Madrid".

S.M. la reina Isabel II pasa revista a las tropas en el Campamento de Amaniel.
(Grabado: Museo Municipal; El Blog de Tetuán)

Una vez retirada la reina y tras haberse repartido el rancho, un cañonazo indicó el momento de batir las tiendas y las tropas se dispusieron para hacer su entrada triunfal en Madrid.

La carrera que desde el campamento llevó al ejército para hacer su entrada en Madrid fue como sigue: "carretera de Francia, la Ronda, puerta de Atocha, salón del Prado, calle de Alcalá, Puerta del Sol, calle del Arenal, plaza de Palacio, de la Armería, calle Mayor, carrera de S. Gerónimo, a sus cantones".

Arco de triunfo instalado en Atocha, realizado con flores y ramaje y adornado con trofeos militares. Tenía de 27 a 30 pies de luz por lo ancho, 45 por lo alto y 62 de altura total.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)

A lo largo del recorrido, diferentes calles y edificios, tanto oficiales como de particulares (Congreso, Ministerio de Fomento, Casino, Casa de la Villa, Banco de España, etc.) se engalanaron con juegos de luces, trofeos militares...

Trofeos militares capturados por el ejército durante la campaña de África, algunos de los cuales se exhibieron durante el recorrido de las tropas por Madrid. Parece ser que los cañones fueron fundidos posteriormente para crear las figuras de los leones de la entrada del Congreso.
(Grabado: Las Novedades, 1860; Museo Nacional del Romanticismo)

En las calles, el gentío vitoreaba y arrojaba flores y coronas al paso del ejército.

Paso de las tropas de África por la calle de Alcalá.
(Foto: Museo de Historia de Madrid, 1860; Oronoz)

Hacia las tres de la tarde, llegaron al Palacio Real, donde los reyes presenciaron el desfile desde los balcones ante los ojos del público que abarrotaba la Plaza de Armas.

Desfile de los cuerpos del ejército de África por delante de SS. MM.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)

Hacia las cinco de la tarde, al regreso del desfile, pasó el ejército por la Carrera de S. Jerónimo y allí tuvo lugar la ovación del Casino y la entrega al general Prim de dos coronas de plata, para él y para O'Donnell.

Paso del ejército por delante del Casino de Madrid, engalanado para la ocasión.
(Grabado: El Mundo Militar, 1860; Hemeroteca BNE)

Al llegar al Prado, los cuerpos desfilaron por delante de sus generales y se retiraron a sus cantones. Las celebraciones populares, música, corridas de toros, continuaron durante el fin de semana.

De tan sonados acontecimientos ha quedado huella en Madrid, especialmente en el distrito de Tetuán. No en vano, su nacimiento como Tetuán de las Victorias se vincula al establecimiento del campamento de Amaniel y su callejero aún refleja numerosos topónimos de la campaña de África (calles de Castillejos, Sierra Bullones, Wad-Ras, Voluntarios Catalanes, Serrallo...). Para saber más sobre el origen y el presente de Tetuán: Tetuán de las Victorias: Ayer y Hoy de un barrio de Madrid, en el blog de Enrique Fidel, Urban Idade.

Medalla conmemorativa de la Campaña de África. En el anverso, la reina Isabel II y la fecha, 1860. En el reverso las principales batallas, varias de las cuales dieron origen al nombre de algunas calles del actual distrito de Tetuán.
(Foto: Fernando del Río Martínez; Museo Arqueológico Provincial de Ourense)