Asociación Cultural Amigos de la Dehesa

31 de enero de 2012

Guía micológica de la Dehesa de la Villa: Fichas 17, 18 y 19

Ficha 17 (Stereum hirsutum), Ficha 18 (Clitocybe deceptiva) y Ficha 19 (Inocybe fastigiata) de la Guía Micológica de la Dehesa de la Villa, de José Castillo Pollán, Josetas.

Tres nuevas fichas de setas que pueden encontrarse por estas fechas en la Dehesa.

Recordamos a todos los lectores el riesgo de consumir las setas de la Dehesa, incluso aquellas identificadas como comestibles, tal como explicamos en la presentación de la Guía micológica.

Ficha 17: Stereum hirsutum

(Foto: J. Castillo; tomada en la Dehesa de la Villa, 01-01-2010)

Stereum: del griego stereós, duro, sólido.
Hirsutum: del latín, hirsutus, erizado, encrespado, por la superficie pileica, llena de pelos rizados.

Carpóforo: en forma de costras delgadas, onduladas y redondeadas, pueden incluso aparecer completamente imbricadas o resupinadas. De color amarillo grisáceo o leonado, con unos pelillos blancos hirsutos.

Himenio: liso, de color amarillo o amarillo anaranjado.

Esporada: de color blanca.

Toxicidad: no comestible.

Notas: habita sobre madera muerta o cortada de diferentes tipos de árboles. En la Dehesa de la Villa se puede encontrar sobre madera degradada o ramas caídas; los ejemplares fotografiados se encontraron sobre restos leñosos de jaras.

Ficha 18: Clitocybe deceptiva

(Foto: J. Castillo; tomada en la Dehesa de la Villa, 09-02-2008)

Clitocybe: del griego klitos, inclinado y cybe, cabeza, por la inclinación del sombrero.
Deceptiva: según algunos autores es sinónimo de C. fragans y C. suaveolens.

Sombrero: hundido en el centro, en el resto convexo. De color café con leche y tamaño entre 2-5 cm.

Pie: de color como el sombrero, de 3,5 x 3 cm.

Láminas: de color blanquecino, casi decurrentes.

Esporada: de color blanca.

Toxicidad: no comestible, según algunos autores es sospechosa de contener componentes cancerígenos.

Notas: tiene un suave olor anisado. Es muy frecuente en la Dehesa de la Villa.

Ficha 19: Inocybe fastigiata

(Foto: J. Castillo; tomada en la Dehesa de la Villa, 09-02-2008)

Inocybe: del griego inos, fibra y cybe, cabeza, por su sombrero fibroso.
Fastigiata: del latín, fastigatus, puntiagudo, por su sombrero, terminado en punta.

Sombrero: con forma cónica, resquebrajado, con un mamelón evidente. De color amarillo pajizo y un tamaño de 3 a 8 cm.

Pie: de color parecido al sombrero, más claro en la parte superior y tamaño de 3-7 cm. x 0.4 cm de grosor.

Láminas: de color pardo a pardo tabaco, de forma libres al sombrero.

Esporada: de color marrón tabaco.

Toxicidad: produce intoxicación sudoriana, podría ser incluso mortal.

Notas: sin preferencia por un hábitat determinado. Muy abundante algunos años en la Dehesa de la Villa.

23 de enero de 2012

La plantación vecinal 2012

Reportaje gráfico sobre la plantación anual celebrada el pasado domingo 22 de enero.

Un año más, con una gran participación favorecida por la soleada mañana, el pasado domingo día 22 de enero celebramos la plantación anual. Organizada conjuntamente por la Unidad de Parques Históricos y de Especial Protección y las entidades vecinales de la Mesa de Participación Ciudadana, la plantación anual es una ocasión especial para los vecinos de poder intervenir activamente en el cuidado y repoblación de la Dehesa. El Ayuntamiento, a través de la Unidad de Parques Históricos y la contrata de mantenimiento, provee los medios materiales y humanos; las entidades vecinales colaboran organizando y promocionando la actividad y los vecinos participan con la ilusión de tener su propio árbol en la Dehesa de la Villa.

El puesto de los Amigos de la Dehesa, atendido por Paco Lorca y Adolfo Ferrero, presidente y vicepresidente de la Asociación.
(Foto: A. Morato, 2012)

Este año, la plantación se centró en la ladera del Cerro de los Locos que baja hacia el canalillo, continuando con la repoblación iniciada el año pasado en esta zona.

Las encinas plantadas el año pasado, debidamente protegidas y cuidadas, presentaban un excelente aspecto.
(Foto: A. Morato, 2012)

Para facilitar la labor de la plantación, este año los técnicos del Ayuntamiento habían preparado un poco la zona, removiendo la tierra o dejando hoyos ya preparados. Todos recordábamos que el año anterior la tierra estaba muy dura y, especialmente para los más pequeños, suponía un gran esfuerzo cavar, por lo que a veces los hoyos no tenían la profundida adecuada y los plantones no siempre quedaban bien asentados.

Arriba, la ladera con los hoyos señalizados y preparados para la plantación. Debajo, la zona donde el año pasado se plantaron zarzas precintada para evitar que se pisara.
(Fotos: A. Morato, 2012)

Como suele ser habitual, un palo de distinto color indicaba qué especie había que plantar en cada hoyo. En total, se plantaron retamas (100), zarzas (50), encinas (70) y espino blanco (100). Y, para no romper con la tradición, de modo simbólico se plantaron también dos ejemplares de pinos algo más crecidos, de unos 2 metros.  Habida cuenta del gran número de participantes, y con la facilidad de estar la tierra removida o incluso algunos hoyos ya hechos, no es de extrañar que se terminara pronto: en apenas 45 minutos se habían terminado todos los plantones disponibles. Pero la plantación sirve también como punto de encuentro entre los vecinos: la mayoría aprovechó para dar un paseo en grupo por la Dehesa, tomar un aperitivo en alguno de los quioscos, o simplemente continuar charlando en animados corrillos.

Mayores y pequeños se afanan en la plantación.
(Foto: A. Morato, 2012)

Nos congratula sobremanera ver que cada año la participación es mayor, tanto en términos de número de personas como de la motivación con la que los vecinos acuden a plantar. Especialmente los más pequeños, quienes además de la ilusión de tener sus árboles en la Dehesa, aprenderán de esta manera a respetarla, cuidarla y conservarla.

12 de enero de 2012

¿Tienes fotografías antiguas de la Dehesa y los barrios de alrededor?

Ponemos en marcha un proyecto para recopilación de fotografías antiguas y elaboración de un álbum colectivo de la Dehesa de la Villa y sus alrededores.

La Dehesa de la Villa tiene una larga historia que ha ido dejando numerosas huellas a su paso (viajes de agua, trincheras y fortificaciones, edificios...). Ha contemplado muy diferentes usos (dehesa carnicera, campamentos militares…). Desde sus orígenes, ha estado muy vinculada al pueblo madrileño, que la ha convertido en lugar de disfrute y de celebración de actividades diversas (primero de mayo, jiras campestres, fiestas del árbol, etc.). Sus vecinos han mostrado siempre una especial sensibilidad con ella, participando activamente en su conservación y mejora. En la actualidad, es un espacio de gran valor medioambiental, donde aún permanecen áreas de carácter forestal que conviven con zonas de parque urbano, lo que le confiere un carácter singular dentro de la red de parques de Madrid.

No obstante sus valores histórico y medioambiental, no abundan los recursos documentales especializados en la Dehesa. Aunque en los últimos años han aparecido algunas publicaciones, las fuentes de información, especialmente en lo concerniente a recursos gráficos (fotografías, planos...), siguen siendo escasas, dispersas, poco accesibles al gran público y, en numerosas ocasiones, sujetas a derechos de autor.

Aprovechando la histórica participación ciudadana de los vecinos de la Dehesa, nos proponemos desarrollar una iniciativa para la recopilación de fotos antiguas y otros documentos gráficos (dibujos, planos, etc.) de la Dehesa y su área de influencia. Organizada por los Amigos de la Dehesa, y con la colaboración del CIEA, la biblioteca Manuel Vázquez Montalbán y otras entidades ciudadanas presentes en la Mesa de Participación Ciudadana, esta actividad pretende rescatar de los cajones y los álbumes familiares imágenes de la Dehesa de la Villa y alrededores para crear con ellas un álbum colectivo que ayude a divulgar sus valores históricos y ecológicos.

Experiencias similares se han llevado a cabo en otros lugares de Madrid, tales como El Retiro, La Casa Encendida, etc., con gran éxito de participación.

¿Quién puede participar?
Puede participar cualquier ciudadano o entidad que lo desee, aportando fotografías, planos, dibujos, etc. de la Dehesa de la Villa y los barrios de alrededor (Bellas Vistas, Valdezarza, Puerta de Hierro, Valdeconejos, Ciudad de los Poetas, Peña Grande, Barrio del Pilar, etc.). Preferiblemente, se trata de recopilar imágenes antiguas, aunque no se descartarán imágenes actuales.

¿Cuándo?
Desde enero y hasta diciembre de 2012 se recogerán las fotografías que los vecinos quieran aportar. Posteriormente, se divulgarán las imágenes recopiladas a través de exposiciones, publicaciones, etc.

¿Dónde?
Las fotografías podrán entregarse:
- En mano:
   • En el CIEA de la Dehesa de la Villa (Acceso por C/ Francos Rodríguez, frente al Instituto Virgen De La Paloma - Información de contacto)
   • En la Biblioteca Manuel Vázquez Montalbán (C/ Francos Rodríguez, 67 – Información de contacto)
   • En la A. VV. Paloma (C/ Aguilar de Campoo, 13 posterior - Información de contacto)
   • En la A. VV. Poetas (C/ Valderrodrigo, 59 bajo posterior - Información de contacto)
   • A la propia Asociación de Amigos de la Dehesa de la Villa (la Asociación se ofrece a recoger a domicilio las fotos, para aquellas personas que no puedan desplazarse) - Información de contacto

- Por correo electrónico:
  • A la dirección amigosdehesadelavilla@gmail.com

2 de enero de 2012

Cae el “gordo” del sorteo de “El Niño” en los barrios de la Dehesa de la Villa

Medio millón repartido entre gentes humildes de Cuatro Caminos, Tetuán de las Victorias, Dehesa de la Villa y Bellas Vistas. Alegrías, sinsabores y peripecias; lo visto y lo sufrido.

A las doce menos cuarto de la mañana de hoy, día dos de enero, surgió del bombo el número a que ha correspondido el premio “gordo” de la lotería de “El Niño”: el 18.693 (1). El número, premiado con 500.000 pesetas, ha sido vendido en Madrid, San Sebastián y Salamanca. Lo vendido en Madrid es una serie del billete, expendida en la Administración de Loterías número 33, sita en la calle Montera 22, que regenta doña Magdalena Benavente. Lo tiene abonado para la reventa un vendedor ambulante humildísimo, José María Gancedo, anciano de unos setenta años que expende décimos por la Dehesa de la Villa y Tetuán de las Victorias.


(2)

¡Otra vez en la calle a la caza del agraciado! Aquí empieza la verdadera odisea, por las dificultades para encontrar en aquellas barriadas a un revendedor determinado. A cuantas personas encontrábamos por la Dehesa de la Villa preguntábamos por el tal José María. Nadie lo conocía, ni guardias ni vecinos. Por fin, y cuando estábamos a punto de declararnos fracasados, nos acercamos a un quiosco de la colonia de Los Pinos y la dueña, llamada Eulogia López Obispo, fue quien nos puso en la pista: “tendrán que ir ustedes a pie. Bajan por aquí, a la derecha, a una fábrica de sombreros (3), y enfrente del tomillar, en una casita sola que la llaman la 'caja de cerillas', en el Paseo de la Dirección, allí vive José María (4)”.

Unos andurriales fangosos donde se atrancan todos los taxis, y allí se están un día o más... Saltando zanjas, bordeando obstáculos y llenándonos de barro por esos caminos intransitables llegamos adonde vive el afortunado vendedor con su hermana y el esposo de ésta: una casita de bajo techo que cualquier novelista llamaría choza. Al vernos llegar todos los vecinos nos rodean y preguntan con avidez. Al enterarse de la razón de nuestra llegada, y al conocer el número premiado con “el gordo”, su desilusión es grande porque todos juegan lotería de la que vende el señor José, y a ninguno les ha dado el 18.693. José María lleva cinco años en el oficio de repartidor de la fortuna; antes se había dedicado al comercio y fue propietario de una tienda de comestibles. Es cauto y no quiere dar señas de a quién ha vendido el billete premiado con “el gordo” (“No se venga con guasitas que yo no estoy ya pa bromas. ¡Nos amolao el pollito este!, a lo mejor no es verdad que ese número esté premiado y me busco yo un lío por haber mentido. Yo lo he vendido en décimos sueltos. Sé quiénes los tienen pero no quiero decírselo”).

Tras más de media hora de insistencia por nuestra parte, de la mujer y los vecinos, por fin el hombre se decide y entra a por una libreta donde están consignados los nombres de los que le han comprado décimos: cuatro décimos los juega Mateo Sanz, que vive en Salmerón (Guadalajara) y que desde hace mucho tiempo compraba este número a José María. Otro décimo lo vendió a Eusebio Torre, dueño de un almacén de vinos de la calle Covadonga, 8 (Tetuán de las Victorias) (5). Otro, a un cartonero de la calle Berruguete, de dicho pueblo, que ignora cómo se llama. Otro, al tintorero Clemente del Hierro, de la misma calle. Y tres décimos a un individuo del que no sabe más que se llama Román y vive en la calle Cardenal Cisneros. “¿Pero usted llevaba algo?” –preguntamos al vendedor-. “¡No! ¿Sabe usté? ¡Yo no llevaba nada!, pero estoy muy contento porque la pescadera, la del 8, no quiso jugar en este número. ¡Se lo dije muchas, muchas veces, y no quiso! ¡¡Que se amuele!!” –y José María, el pobre hombre, agita las manos y hace con ellas toda clase de signos cabalísticos-.

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Nos acompaña José María a encontrar a los afortunados poseedores de los décimos. Calle de Berruguete, esquina a la de Covadonga, almacén de vinos propiedad de Eusebio Torre. La grata noticia había congregado en la taberna a numerosos vecinos y amigos que celebraban la suerte del tabernero. Dentro de la tasca, indescriptible cuadro: cogen al viejo, nos lo zarandean, le dan a beber vino; toda esta gente bebe y bebe sin medida: tocan a emborracharse. Como el tabernero no estaba, su esposa, que estaba despachando vino en el mostrador con un chiquillo en brazos, nos cuenta que su marido sólo jugaba la mitad del décimo porque las otras siete cincuenta se las había cedido a su amigo Jorge Guijarro, portero de la casa número 25 de la calle Berruguete. Llega el tabernero y todo son felicitaciones, abrazos y algazara. Ya llega también a la tasca la portera del 25. La trae en volandas la chiquillería. “¿Cómo se llama usted?” –le preguntamos. “Julia Barbero Valiente. Yo no jugaba nada pero mi marido sí. Siete cincuenta, ¿sabe usted? Solo que le dimos diez reales de ‘praticipación’ a un muchacho del pueblo que lo tenemos en casa; se llama José Polo, es de Salamanca, ¿sabe usted? Le han venido estupendamente estos miles de pesetas que le han tocado. Ya tiene para arreglarse una casa modestita, porque se va a casar dentro de poco”.

(7)

Conseguido nuestro propósito, salimos de aquella taberna y nos vamos a buscar a otros favorecidos por la suerte. Cuando íbamos a continuar con nuestra información se presenta el dueño de una fábrica de aserrar maderas de la calle Covadonga. Este es un joven que se sale del cuadro: lleva corbata. Se llama Manuel Rodríguez y nos enseña una participación de cinco pesetas; como es poca la cantidad que le toca, la invertirá en ampliar un poquito el negocio. Por allí llega también el tintorero, Clemente del Hierro, que es quien le había cedido a Manuel la participación. Es un tipo robusto y viene acompañado por dos mujeres de la familia. “¿Qué piensa hacer usted ahora?” –le preguntamos-.
 “¡Pchs...! Seguir viviendo...”.

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Aparece por último el cartonero cuyo nombre no recordaba el revendedor. Se llama Faustino Díaz y juega, del décimo que compró, sólo seis pesetas; el resto lo repartió entre sus familiares y una participación de dos pesetas dio a Rosario Espinar, que trabaja en su taller, y otra de una cincuenta a un mocete que igualmente trabaja en casa de Faustino.

El tal Román de que nos habló el vendedor, el que vivía en la c/ Cardenal Cisneros, se apellida Rodríguez y es descargador en un almacén de coloniales. Está comiendo cuando llegamos a su casa. No juega tres décimos como nos había dicho José María, sino uno. “Hasta ahora no había tenido mucha suerte con el 18.693 –dice Román– porque tan solo me habían tocado 30 pesetas hace próximamente un año”. Román ha cedido dos pesetas a su amigo Bernardino García, quien llevaba abonado al número muchos años y le había traspasado los derechos a Román hacía poco más de un año; “cuando los décimos son de poco valor, lo juego íntegro yo sólo, pero cuando es más de cinco pesetas cedo participaciones a los amigos” –nos confirma Román.

Buscamos a los partícipes de los dos décimos restantes que no tenía Román y, después de muchas indagaciones, averiguamos que uno lo juega íntegramente un panadero llamado Manuel Martínez, que vive en la calle del Acuerdo (Huerta del Obispo (9), de Tetuán) y otro se ha jugado en una cantina de la calle de O’Donnell (Tetuán) (10), repartido entre varios parroquianos en pequeñas participaciones: Jesús Gómez, que juega dos pesetas; Serafín Ruipérez, dos pesetas; Alfonso León, tres pesetas; y Sebastián del Olmo, una peseta. El resto hasta completar el décimo, lo tienen diferentes parroquianos cuyos nombres no recuerda el tabernero.

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Notas:
(1) Como un guiño al carácter festivo de estas fechas, nos hemos permitido la licencia de redactar este artículo como si el suceso hubiera acontecido hoy mismo. Por si acaso no hubiera quedado suficientemente claro, añadiremos que el texto está entresacado literalmente de varias noticias aparecidas en la prensa de los días 2 y 3 de enero de 1930. En aquella época, el sorteo extraordinario de "El Niño" se celebraba el día dos de enero, en lugar del día seis como en la actualidad. Otros tiempos, pero parecidas costumbres alrededor de los sorteos navideños y similar cobertura por los medios de comunicación.
(2) Arriba, montaje de elaboración propia a partir de un décimo original de 1930 en todocoleccion.net. Debajo, listado completo de los números premiados, aparecido en El Sol, 3-enero-1930 (Hemeroteca BNE).
(3) Podría tratarse de la actual clínica Isadora en c/ Pirineos, que en su día fue fábrica de sombreros de paja.
(4) En algunos periódicos se afirma que el revendedor vivía en la calle Federico Rubio, 30; recordemos que la actual Avda. del Dr. Federico Rubio y Galí fue anteriormente el Paseo de la Dirección.
(5) La calle Covadonga fue absorbida por la calle Lope de Haro en 1998 y, para ser exactos, habría que aclarar que pertenecía al término municipal de Madrid. Nótese igualmente el posterior error en llamar pueblo a Tetuán de las Victorias: administrativamente hablando, Tetuán era una barriada del  municipio de Chamartín de la Rosa.
(6) Foto: Luque; Heraldo de Madrid, 1930; Hemeroteca BNE.
(7) Foto: Alfonso; El Sol, 1930; Hemeroteca BNE. El apellido del pie de foto no es el correcto: dice Torres cuando debería ser Torre.
(8) Foto: Alfonso; La Voz, 1930; Hemeroteca BNE.
(9) La Huerta del Obispo era una antigua huerta situada en lo que hoy es el parque de Agustín Rodríguez Sahagún. Daba nombre a la barriada de alrededor, aproximadamente lo que en la actualidad es la parte baja del barrio de Berruguete, y que por aquel entonces se repartía entre los municipios de Madrid, Fuencarral y Chamartín de la Rosa (Tetuán). La calle del Acuerdo se corresponde con la actual c/ Saúco.
(10) Antes de la anexión de Chamartín de la Rosa a Madrid, la calle Bravo Murillo en su tramo por Tetuán se denominaba C/ O’Donnell.
(11) Foto: Alfonso; La Voz 1930; Hemeroteca BNE.

Lo que queda de aquello.

A la izquierda, antiguo Tinte Bellas Vistas, en la calle Berruguete. Según el directorio de negocios del Ayto. de Madrid, el titular es Clemente del Hierro, lo que nos hace suponer que fue del tintorero mencionado en el artículo.
(Foto: A. Morato, 2011)

A la derecha, arriba, esquina de la calle Lope de Haro con Berruguete, justo donde antiguamente comenzaba la calle Covadonga. Hoy reemplazado por otro moderno negocio de hostelería, hasta hace poco allí estuvo el Bar Torre. Conseguimos contactar con un nieto del dueño de la bodega mencionado en el artículo: nos indicó que el nombre correcto de su abuelo era Eusebio Torre (y no Torres como aparecía en algunos periódicos); nos confirmó igualmente que allí fundó su abuelo Casa Torre, la bodega familiar que posteriormente a mediados de los años 40 pasaría a su padre.
(Foto: Google Maps, 2008)

A la derecha, debajo, la última de las casas antiguas (1910) que queda en pie en la calle Saúco, antes Acuerdo. Nos permite evocar cómo era la barriada de la Huerta del Obispo en la época en que fueron agraciados con el premio gordo de la lotería.
(Foto: Google Maps, 2008)