Asociación Cultural Amigos de la Dehesa

26 de octubre de 2011

Actualidad de la Dehesa: septiembre - octubre 2011

Recuperación de los frutales del Cerro de los Locos; adiós a un pino de 120 años con restos de metralla de la Guerra Civil; avances en el proceso de solicitud BIC; nueva publicación de los Amigos de la Dehesa.

Recuperación de los frutales del Cerro de los Locos.
En anteriores artículos hemos informado de los actos vandálicos que arrasaron con varias decenas de árboles frutales en las inmediaciones del Cerro de los Locos y de las actuaciones que se habían venido realizando para tratar de recuperar la mayor parte posible.

Nos complace poder informar hoy de que dichas actuaciones están dando resultados positivos. Las nuevas brotaciones obtenidas en la mayoría de los árboles a partir de la cirugía arbórea que se les tuvo que practicar permitirán formar una nueva estructura con podas de formación durante el próximo invierno. Tras ella, sólo necesitarán que se les cuide y se les respete como seres vivos que son y que ningún desaprensivo pretenda compensar sus frustraciones destrozándolos de nuevo.

En esta imagen, tomada a finales del verano pasado, podemos apreciar el
saludable aspecto que presentaban los ejemplares recuperados.
(Foto: Archivo Amigos de la Dehesa, 2011)

Muere un pino centenario en la Dehesa.
A primeros de octubre tuvo que ser talado uno de los pinos piñoneros más antiguos de la Dehesa, junto a la carretera del centro Fabiola de Mora y Aragón. Presentando los primeros síntomas de decrepitud durante el mes de agosto, se ha secado a finales del verano sin que de momento sepamos las causas ciertas de su muerte.

Tenía varias pudriciones en algunas de sus ramas, pero no parece que sea causa suficiente para un desenlace tan rápido. El perímetro de su tronco era de 234 cm y los anillos de crecimiento indicaron que contaba con una edad de 120 años, lo que hace suponer que fue puesto en la famosa plantación de 1.890.

Fue testigo de los acontecimientos históricos acaecidos en la Dehesa desde entonces, algunos de los cuales dejaron huella dentro de su madera, como un trozo de metralla encontrado de un artefacto explosivo durante la Guerra Civil, uno de los muchos que seguro contenía. Estaba alojado en su interior en la zona de los anillos de crecimiento de hace unos 70 años aproximadamente y fue localizado de forma casual al realizarse un corte con motosierra.

A la izquierda, detalle de los anillos de crecimiento del tronco con el lugar donde estaba alojada la metralla.
A la derecha, el trozo de metralla junto a un bolígrafo para formarse idea del tamaño.
(Foto: Archivo Amigos de la Dehesa, 2011)

Gran paso adelante en el proceso de declaración BIC para la Dehesa de la Villa.
La Comisión Institucional para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico y Natural (CIPHAN), que vela por el Patrimonio Histórico, ha manifestado su acuerdo en que se declare BIC la Dehesa de la Villa. Una vez superado este trámite, el Director General de Patrimonio, D. José Mª Ballestero, comenzará la tramitación del expediente, mediante su publicación en el boletín oficial de la Comunidad de Madrid ( BOCAM ) y en los periódicos. Es éste un trámite obligatorio para dar a conocer públicamente el expediente, de forma que quien lo considere oportuno pueda aportar las alegaciones que precise. Pasados los plazos establecidos para dicha tramitación, y de no mediar alegaciones en contra, se publicaría en el BOCAM y el objetivo estaría logrado.

Por otro lado, en nuestro artículo de actualidad del pasado mes de julio, informábamos de la  acogida favorable de la solicitud de declaración BIC para la Dehesa de la Villa por parte de la Delegada del Área de Gobierno de Medio Ambiente -Movilidad y segunda Teniente Alcalde de Madrid, Ana Botella, quien, además, nos invitaba a comunicarle nuestras "sugerencias sobre la conservación del patrimonio verde de nuestra ciudad". En respuesta a su petición, se le ha hecho llegar un escrito detallando los mecanismos de participación ciudadana a través de la Mesa de Participación y se le han trasladado diferentes sugerencias, entre ellas:
- Elaboración de una guía para promover la participación ciudadana en la conservación y mantenimiento de zonas verdes y arbolado viario.
- Plan para la creación de huertos urbanos en la Dehesa de la Villa, recuperando para ello unos terrenos pertenecientes al Canal YII y la Ciudad Universitaria que actualmente presentan un alto grado de abandono.
- Aprobación del Plan Director, que lleva un retraso de varios años.
- Supresión de tendidos eléctricos por la Dehesa.
- Ampliación de la Dehesa a terrenos arbolados del entorno sin accesos y conexiones al GR.124 (Senda Real).

Nueva publicación de los Amigos de la Dehesa: Participación Ciudadana en la Dehesa de la Villa - Sara Fernández Rosauro.
Nos enorgullece poder informar a nuestros lectores de la disponibilidad de una nueva publicación editada por nuestra Asociación de Amigos de la Dehesa de la Villa. La colaboración que hemos venido manteniendo con Sara Fernández Rosauro para divulgar su excelente trabajo sobre la mejora de la Dehesa de la Villa con la participación de las entidades ciudadanas a través de diferentes charlas-coloquio y de un artículo resumen en nuestro blog, ha quedado finalmente plasmada en esta nueva publicación.

La Participación Ciudadana en la Dehesa de la Villa es consecuencia de una ardua tarea voluntaria de sus usuarios para proteger el medio ambiente y patrimonio cultural e histórico de esta ciudad, en el marco de sus derechos como ciudadanos.

Pero no se debe hablar de pasado porque estos voluntarios defensores de valores actuales y futuros, siguen luchando para proteger la Dehesa de la Villa.


La redacción de este libro quiere contribuir a la defensa de esos valores, aportando una fundamentación técnica de los beneficios de la Participación Ciudadana, que sirva para acercar la Dehesa de la Villa a los usuarios y para ilustrar otros casos de similares características.

Sara Fernández Rosauro


Recordamos a nuestros lectores que las publicaciones de la Asociación se realizan sin ánimo de lucro. Constituyen la única fuente de financiación, que se destina íntegramente a sufragar las distintas actividades que promovemos, ya que los socios no pagan cuota alguna.
Las publicaciones pueden adquirirse en la Papelería Elman (C/ San Gerardo, 34) o pueden solicitarse a través de nuestro formulario de contacto.

17 de octubre de 2011

La primitiva Dehesa de Amaniel y la encina de la antigua Universidad Central

Sobre una encina centenaria, ejemplo de la vegetación de la primitiva Dehesa de Amaniel, que aún pervive en el patio de la antigua Universidad Central en Noviciado.

Hace ya algunos meses, en nuestro artículo sobre la historia de la Dehesa de la Villa esbozábamos sus orígenes como Dehesa de Amaniel. Nos ocupamos hoy de un árbol centenario que pervive en los jardines de la antigua Universidad Central (calles de San Bernardo y del Noviciado), vivo ejemplo de lo que pudo ser la vegetación de la Dehesa primitiva. Nos servimos para ello de los artículos de Andrés Revilla y Conchy Navarrete, a los que agradecemos sinceramente su colaboración. Andrés es colaborador habitual de nuestro blog: su serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa nos acerca periódicamente de forma amena y sencilla curiosidades sobre la vegetación de la Dehesa. Por su parte, Conchy es una estudiosa y una entusiasta de Madrid y ha publicado varios artículos sobre diversos temas históricos; además, nunca olvidaremos que fue con ella con quien organizamos, para su Asociación Amigos del Foro Cultural de Madrid, la primera visita guiada que hicimos como Asociación de Amigos de la Dehesa hace ya algunos años.

Persistencia de un arbol en un espacio verde del S. XVIII: la encina de Amaniel
Quercus ilex subsp. ballota.

Andrés Revilla, reproducido con permiso del autor.

La Dehesa de Amaniel o de la Villa toma su nombre del ballestero de Enrique II Lope de Amaniel, guarda mayor de los terrenos, por aquel entonces de caza y poblados de bosque, donde posteriormente se localizarían el monte y Dehesa de Amaniel. La Dehesa era parte de las tierras donadas en 1152 por el monarca Alfonso VII a la Villa de Madrid, según privilegio otorgado por este en Toledo el 1 de mayo. La primera referencia al lugar aparece en una sentencia de 1434, en la que se hace mención a una serie de apropiaciones habidas en los montes de Amaniel y Cantarranas.

De esta antigua dehesa no queda hoy sino su sombra, conocida como Dehesa de la Villa, en el noroeste de la ciudad. La dehesa de Amaniel ocupaba en tiempos una amplia zona uniforme de encinar carpetano y hacía de nexo entre los encinares de la actual Casa de Campo y los de El Pardo, Club de campo, Soto de Viñuelas y Cuenca Alta del Manzanares.

Fiel vestigio de aquellos encinares nos ha quedado esta maravillosa encina de 18 metros de altura y exquisita formación. Su edad puede rondar los 350-300 años. Se ubica en lo que fueron las huertas del antiguo Noviciado de padres jesuitas de San Bernardo, sobre cuyo solar se levantó posteriormente la Universidad Central.

Como resto de aquellas huertas han quedado también un hermoso, aunque dañado moral (Morus nigra) y un olivo (Olea europaea) de variedad indeterminada.

Aparece en el catálogo de árboles singulares de la Comunidad de Madrid como encina de la antigua Universidad Central de San Bernardo.

En el plano de Texeira, izquierda, podemos ver el antiguo noviciado y
los huertos donde hoy se ubica la encina.
En la vista actual, derecha, podemos ver que la manzana no ha variado
de forma y que los edificios interiores siguen el trazado de las antiguas
huertas. En el círculo se destaca la encina.

La encina del Noviciado.
Conchy Navarrete, publicado en Amigos del Foro Cultural de Madrid, Num. 4 - Primavera 2007. Reproducido con permiso de la autora.

Esta zona de Amaniel de grandes y frondosos bosques que existió en tiempos de Felipe II, fue la cuna de esta Encina centenaria testigo durante casi 400 años de romances, duelos y dramas de enamorados.

Sus antepasadas en épocas primigenias abarcaban una extensión que ocupaba más de las tres cuartas partes de la superficie madrileña. Este lugar se extendía desde la Moncloa hasta el Arroyo del Valnegral o Abroñigal donde hoy contemplamos joven y grandiosa La Castellana. La cercana Alcantarilla de Leganitos que pasaba al final de la calle de los Reyes aplacaba su sed en los calurosos veranos madrileños, y se bañaba con el agua de las torrenteras que bajaban por la calle de Amaniel, calle que dio nombre a todo un barrio cuyo origen se debe a Don Lope de Amaniel, ballestero de Enrique II de Castilla. Posteriormente dio paso a grandes fincas o pueblas entre las que comenzó a destacar la Dehesa de Amaniel.

Hasta el río Manzanares llegaban las huertas de El Noviciado. En el siglo XVI esta zona se consideraba fuera de los límites de la ciudad. Un siglo más tarde, iniciando Felipe III su reinado, comienza un profundo cambio ocupando sus tierras conventos e instituciones religiosas. Así nacieron nuevas calles con evocadores nombres, Aunque os pese, Enhoramala vayas o Sal si puedes, calles llenas de misterio y romanticismo con pasado de duelos, espadas y pleitos.

Nuestra encina es testigo de construcciones y derribos de casas, palacios, iglesias y conventos. [...]. Ella es madrileña castiza nacida en las huertas del antiguo Noviciado y criada en pleno barrio de Amaniel. Ha estado siempre mimada y acompañada por tres edificios de lujo que la protegen del frío aire de nuestra sierra, la antigua Universidad Central, el Instituto Cardenal Cisneros y el Conservatorio de Música.

Las raíces de esta encina, Quercus ilex, que es su verdadero nombre de pila, proviene de la familia Fagaceae. Tiene una altura de 18 metros, el diámetro de su copa es de 19,5 y la de la base 2,80, siendo la circunferencia normal de 2,40. Posee un porte bien repartido y forma su cruz a los seis metros del suelo. Las ramas son ligeramente péndulas. Por fortuna, a lo largo de su existencia ha padecido muy contadas podas. Aunque posee un estado de conservación muy bueno, dada su avanzada edad acusa las deficiencias físicas de un árbol longevo. Una herida en la base del tronco amenazó su existencia, pero afortunadamente cicatrizó rápidamente. A principio de los años noventa, y ante el riesgo que suponía la presencia del tráfico rodado en sus inmediaciones, se propuso acotar la proyección de su copa. Esta medida fue rápida y felizmente ejecutada, salvándola de un deterioro paulatino y de una muerte segura.

(Foto: Amigos del Foro Cultural de Madrid, 2007)

Esta encina es el único vestigio de un enorme y frondoso bosque que se extendía desde la Moncloa hasta el arroyo Valnegral (actual Plaza de Castilla), como queda dicho. Este bosque, que era lugar habitual para reyes y cortesanos, fue paulatinamente adehesado, momento en el que nace nuestra protagonista. Se desarrolló junto a eras de cultivo formando la famosa Dehesa que constituyó el pintoresco paisaje de la época, y que formaba un continuo con la Casa de Campo. Otras compañeras que fueron plantadas en la misma época no sobrevivieron.

En la actualidad la encina se venera como árbol ilustre y protector. Los escritores antiguos nos hablan de ciertos bosques sagrados, algunos de los cuales se conservan hoy. En muchos de los pueblos de España, en localidades castellanas (en Soria y Burgos) ciertas encinas de gran tamaño eran el punto de reunión de las mujeres de un valle o concejo que discutían sobre sus problemas, sin que los hombres pudieran estar presentes, se llamaban a estos árboles “encinas de la mujer”...

Cuentan los vigilantes del parking que esta magnífica encina da una cosecha de enormes bellotas que harían la delicia de más de un cerdo ibérico.

Durante más de 400 años se suceden los romances, los duelos, Felipe II, Madrid de villa a capital, bosques, arroyos, dehesas, palacios, un Noviciado, la Desamortización, Fernando VII, la Universidad Central, su vida... El cielo sobre Ella, la tierra bajo sus pies...

No siempre es necesario talar un árbol para escribir la historia. Dejemos que entre sus ramas el viento suene a Madrid.

Bibliografía:
- "Árboles de Madrid". Consejería de Agricultura y Ganadería. 1984.
- Pedro de Répide "Las calles de Madrid".
- "Madrid fascículos". Espasa Calpe. 1978.
- Miguel Molina Campuzano. "Planos de Madrid siglo XVII y XVIII".

9 de octubre de 2011

La Dehesa de la Villa en el Museo de los Caños del Peral: el acueducto de Amaniel

Sobre la referencia a la Dehesa de la Villa que aparece en el Museo de los Caños del Peral con respecto al acueducto de Amaniel.

A estas alturas, la mayoría de nuestros lectores estarán ya enterados de la apertura al público en la estación de Metro de Ópera del Museo de los Caños del Peral, donde se exponen parte de la fuente de los Caños del Peral, del acueducto de Amaniel y de la alcantarilla del Arenal.

La noticia del hallazgo con motivo de las obras de ampliación del vestíbulo de la estación del Metro durante el verano de 2008 fue ampliamente cubierta tanto por los medios de comunicación como por foros y blogs relacionados con Madrid. Igualmente, la apertura del Museo el pasado mes de marzo fue extensamente difundida, incluida la polémica suscitada por el modo en que se había realizado la "musealización" de la fuente, el acueducto y la alcantarilla. No abundaremos más ello, quien lo desee sólo tiene que hacer una búsqueda por Internet y podrá hallar infinidad de información, leer multitud de opiniones al respecto y encontrar foros abiertos al debate.

Nuestro único propósito es aportar un granito de arena sobre el tema, habida cuenta de la relación que la Dehesa de la Villa tiene con uno de los elementos expuestos en el Museo: el acueducto de Amaniel. Formaba parte este acueducto del viaje de agua de este mismo nombre que llevaba el agua al Palacio Real desde los manaderos en la Dehesa de la Villa, donde todavía se conservan algunos de los capirotes que tapaban el acceso a los pozos. Recordemos que la actual Dehesa de la Villa fue antiguamente la Dehesa de Amaniel, de donde tomaba el nombre el viaje de agua y, por ende, el acueducto. Así se cuenta en el Museo de los Caños del Peral.

Pues bien, nuestra aportación al tema consiste en traer para nuestros lectores un extracto del vídeo explicativo que se exhibe en el Museo de los Caños del Peral y que nos ha sido cedido por Metro de Madrid. Debido a su duración, hemos seleccionado únicamente la parte donde se habla del acueducto, del viaje de Amaniel y su relación con la Dehesa de la Villa. Además de por la mención a la Dehesa, el vídeo es interesante porque da una visión general sobre los viajes de agua y muchos detalles sobre el acueducto.

Para completarlo, traemos también otro vídeo con el reportaje que se emitió en su día por televisión con la noticia del hallazgo. Nuestros lectores podrán ver así, de primera mano, los restos arqueológicos tal y como se encontraron, antes de la polémica "musealización".

Noticia del hallazgo del Acueducto de Amaniel.

El acueducto, el viaje de Amaniel y la Dehesa de la Villa.

2 de octubre de 2011

La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma

Ahondando en la figura de Antonio de Zulueta y la relación de sus investigaciones genéticas con la Dehesa de la Villa.

Nos ocupábamos el pasado mes de febrero del insigne investigador Antonio de Zulueta, cuyos estudios de genética estuvieron estrechamente ligados a la Dehesa de la Villa. Nos valíamos para ello de una colaboración de Santos Casado, Doctor en Biología, experto en historia de la ciencia y gran conocedor de la obra y la figura de Antonio de Zulueta. Recientemente, Santos Casado ha publicado otro artículo sobre Zulueta (Quercus 305 - julio 2011), que reproducimos a continuación por su valor para conocer un poco más a este naturalista y por la mención que realiza de nuestra asociación. Incluimos, además, más fotografías e imágenes antiguas que hemos recopilado tras la publicación del primer artículo.

La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma.
© del texto, Santos Casado de Otaola, reproducido con permiso del autor.
© de las fotografías del Archivo de la Residencia de Estudiantes: cedidas para uso exclusivo de la Asociación Amigos de la Dehesa. Queda vedada la posterior reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición del público, transformación y cualquier otra explotación por terceros sin autorización expresa de la Fundación Residencia de Estudiantes.

"Tras cada uno de los descubrimientos que añaden algo nuevo a las ciencias de la naturaleza, suele haber una pequeña historia protagonizada por un paciente naturalista e inspirada por un escenario u organismo concreto.

Antonio de Zulueta en su laboratorio.
Arriba, en segundo término, en 1934.
Debajo, en 1950.
(Fotos: autor desconocido,
Archivo de la Residencia de Estudiantes,
ver más arriba restricciones de uso)
No fue hasta mediados de los años veinte cuando la genética, una disciplina aún joven por entonces, descubrió que el cromosoma sexual Y, ese que en muchas especies identifica a los machos XY de las hembras YY, servía también para otras cosas. Entre los ingredientes que hicieron posible este descubrimiento, dado a conocer en 1925, figuraron un parque urbano, una planta leguminosa, un escarabajo y un naturalista paciente y concienzudo. Se trataba, enumerados en ese mismo orden, de la Dehesa de la Villa (Madrid), la retama (Retama sphaerocarpa), el coleóptero Phytodecta variabilis y don Antonio de Zulueta.

Antonio de Zulueta y Escolano, nacido en Barcelona en 1885, había seguido inicialmente una trayectoria típica de los escaso pero voluntariosos naturalistas españoles de la época, afanados en intentar superar el retraso en el conocimiento básico de nuestra gea, flora y fauna. Una vez instalado en Madrid, se movió en los círculos de la Real Sociedad Española de Historia Natural y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, bajo el liderazgo indiscutido de Ignacio Bolívar, entomólogo de fama mundial y director de este último centro. En cierto momento, sin embargo, Zulueta se reorientó hacia la biología de laboratorio y, en concreto, hacia la genética, una disciplina que había surgido con pujanza a comienzos del siglo XX y que apenas tenía cultivadores en España. Contó con el apoyo de Bolívar e instaló un pequeño laboratorio dependiente del Museo en un cobertizo situado en los jardines de la cercana Residencia de Estudiantes, que lo cedió a tal efecto.

El principal organismo experimental de la genética era, ya por entonces, la célebre Drosophila o mosca del vinagre, con la cual Zulueta llegó a trabajar, tras aprender la metodología en 1930 durante una estancia nada menos que en el laboratorio de Thomas H. Morgan en el California Institute of Technology.

Zulueta, de pie, el primero por la izquierda, retratado en compañía de los demás investigadores que trabajaban entonces en el laboratorio del profesor Morgan -sentado, el segundo por la izquierda-.
(Foto: autor desconocido, 1930; Archivo de la Residencia de Estudiantes, ver más arriba restricciones de uso)

Pero sus orígenes como naturalista le habían permitido identificar previamente otras posibilidades interesantes, ofrecidas por la fauna ibérica. Zulueta había reparado en la extrema variabilidad de coloración de un pequeño escarabajo, apropiadamente llamado Phytodecta variabilis, lo cual le llevó a pensar que podría convertirlo en materia de prometedores estudios genéticos. Las fitodectas, parecidas al temido escarabajo de la patata y pertenecientes como él a la familia de los crisomélidos, podían encontrarse en abundancia sobre su típica planta nutricia, la retama de bolas o Retama sphaerocarpa, tan común en matorrales, eriales y pastizales de los alrededores de Madrid. La única dificultad estribaba en mantener vivas en el laboratorio las poblaciones de fitodecta empleadas en sus estudios, para lo cual debía proveerlas continuadamente de ramaje fresco de retama, único alimento que aceptaban.

La existencia de matorrales en la misma ciudad de Madrid, concretamente en las áreas suburbanas como la Casa de Campo o la Dehesa de la Villa, en las que se mantenía una vegetación seminatural, permitía a Zulueta, no sin gran esfuerzo personal, abastecer a sus bichillos de alimento y seguir sus sucesivas generaciones, anotando los datos de coloración externa y de características cromosómicas en que basaba sus estudios. Por cierto, con tal motivo la asociación Amigos de la Dehesa lo recuerda, merecidamente, en el blog que mantiene sobre este refugio de verdor urbano.

Antonio de Zulueta de excursión científica en El Pardo. Imágenes evocadoras de cómo pudieron ser sus paseos por la Dehesa de la Villa.
(Fotos: autor desconocido, 1904;Archivo de la Residencia de Estudiantes, ver más arriba restricciones de uso)

Yendo y viniendo de la Dehesa de la Villa a su pequeño laboratorio, ya fuera en esas heladas mañanas de enero o en las sofocantes tardes de agosto que suele brindar el grato clima madrileño, el genetista mantuvo durante varios años sus preciadas fitodectas en condiciones controladas y bajo atenta observación. Fue así como, en el para él gozoso año de 1925, dio a conocer un resultado resonante para la genética mundial en un artículo publicado en la revista Eos, especializada en entomología y editada por el Museo de Madrid. La hipótesis sugerida por previos investigadores, que habían trabajado con peces de acuario, según la cual el cromosoma Y no contenía solamente el material genético por el cual se determinaba el sexo del individuo, como se creía hasta entonces, sino también otros genes activos, responsables de adicionales caracteres no sexuales, quedaba ahora confirmada con observaciones cromosómicas obtenidas en las fitodectas y no conseguidas hasta entonces por ningún otro investigador.

Figuras originales de uno de los artículos de Antonio de Zulueta, "La mutación «jaspeado» del coleóptero Phytodecta variabilis", en Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XV. Fasc. 2.º (1929)

Zulueta gozó entonces de una breve etapa de plenitud científica y personal. Amplió sus investigaciones y recibió apoyo de una fundación privada para establecer una cátedra de genética, la primera de España, en el seno de la Academia de Ciencias. Pero llegó 1936 y estalló la guerra. Los pinares y matorrales de la Dehesa de la Villa, muy cercana al frente madrileño de la Ciudad Universitaria, dejaron de recibir las visitas del naturalista y vieron aparecer, en cambio, trincheras y alambradas. Zulueta, por su parte, permaneció leal al gobierno de la República y quedó provisionalmente a cargo del Museo de Ciencias Naturales, en momentos de graves dificultades materiales e institucionales.

Tras la contienda sufrió, como tantos otros, la exclusión impuesta por los vencedores. Fue apartado de su laboratorio y, si bien no perdió su condición de investigador del Museo, apenas pudo volver a desarrollar su antigua línea de trabajo experimental. Falleció en Madrid el 31 de enero de 1971."

Serie Personajes célebres en la Dehesa de la Villa:
- Ramón y Cajal y su cigarral de Amaniel
- Antonio de Zulueta un pionero de la genética en la Dehesa de la Villa / La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma
- Ofelia Nieto y Ángeles Ottein, dos sopranos en la Dehesa de la Villa
- Antonio Escobar Burgos, vecino y Amigo de la Dehesa de la Villa
- J. M. Caballero Bonald: un poeta premio Cervantes en la Dehesa de la Villa
- Pablo Guerrero: cantautor y poeta