Nos ocupábamos el pasado mes de febrero del insigne investigador Antonio de Zulueta, cuyos estudios de genética estuvieron estrechamente ligados a la Dehesa de la Villa. Nos valíamos para ello de una colaboración de Santos Casado, Doctor en Biología, experto en historia de la ciencia y gran conocedor de la obra y la figura de Antonio de Zulueta. Recientemente, Santos Casado ha publicado otro artículo sobre Zulueta (Quercus 305 - julio 2011), que reproducimos a continuación por su valor para conocer un poco más a este naturalista y por la mención que realiza de nuestra asociación. Incluimos, además, más fotografías e imágenes antiguas que hemos recopilado tras la publicación del primer artículo.
La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma.
© del texto, Santos Casado de Otaola, reproducido con permiso del autor.
© de las fotografías del Archivo de la Residencia de Estudiantes: cedidas para uso exclusivo de la Asociación Amigos de la Dehesa. Queda vedada la posterior reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición del público, transformación y cualquier otra explotación por terceros sin autorización expresa de la Fundación Residencia de Estudiantes.
"Tras cada uno de los descubrimientos que añaden algo nuevo a las ciencias de la naturaleza, suele haber una pequeña historia protagonizada por un paciente naturalista e inspirada por un escenario u organismo concreto.
No fue hasta mediados de los años veinte cuando la genética, una disciplina aún joven por entonces, descubrió que el cromosoma sexual Y, ese que en muchas especies identifica a los machos XY de las hembras YY, servía también para otras cosas. Entre los ingredientes que hicieron posible este descubrimiento, dado a conocer en 1925, figuraron un parque urbano, una planta leguminosa, un escarabajo y un naturalista paciente y concienzudo. Se trataba, enumerados en ese mismo orden, de la Dehesa de la Villa (Madrid), la retama (Retama sphaerocarpa), el coleóptero Phytodecta variabilis y don Antonio de Zulueta.
Antonio de Zulueta y Escolano, nacido en Barcelona en 1885, había seguido inicialmente una trayectoria típica de los escaso pero voluntariosos naturalistas españoles de la época, afanados en intentar superar el retraso en el conocimiento básico de nuestra gea, flora y fauna. Una vez instalado en Madrid, se movió en los círculos de la Real Sociedad Española de Historia Natural y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, bajo el liderazgo indiscutido de Ignacio Bolívar, entomólogo de fama mundial y director de este último centro. En cierto momento, sin embargo, Zulueta se reorientó hacia la biología de laboratorio y, en concreto, hacia la genética, una disciplina que había surgido con pujanza a comienzos del siglo XX y que apenas tenía cultivadores en España. Contó con el apoyo de Bolívar e instaló un pequeño laboratorio dependiente del Museo en un cobertizo situado en los jardines de la cercana Residencia de Estudiantes, que lo cedió a tal efecto.
Antonio de Zulueta en su laboratorio. Arriba, en segundo término, en 1934. Debajo, en 1950. (Fotos: autor desconocido, Archivo de la Residencia de Estudiantes, ver más arriba restricciones de uso) |
Antonio de Zulueta y Escolano, nacido en Barcelona en 1885, había seguido inicialmente una trayectoria típica de los escaso pero voluntariosos naturalistas españoles de la época, afanados en intentar superar el retraso en el conocimiento básico de nuestra gea, flora y fauna. Una vez instalado en Madrid, se movió en los círculos de la Real Sociedad Española de Historia Natural y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, bajo el liderazgo indiscutido de Ignacio Bolívar, entomólogo de fama mundial y director de este último centro. En cierto momento, sin embargo, Zulueta se reorientó hacia la biología de laboratorio y, en concreto, hacia la genética, una disciplina que había surgido con pujanza a comienzos del siglo XX y que apenas tenía cultivadores en España. Contó con el apoyo de Bolívar e instaló un pequeño laboratorio dependiente del Museo en un cobertizo situado en los jardines de la cercana Residencia de Estudiantes, que lo cedió a tal efecto.
El principal organismo experimental de la genética era, ya por entonces, la célebre Drosophila o mosca del vinagre, con la cual Zulueta llegó a trabajar, tras aprender la metodología en 1930 durante una estancia nada menos que en el laboratorio de Thomas H. Morgan en el California Institute of Technology.
Zulueta, de pie, el primero por la izquierda, retratado en compañía de los demás investigadores que trabajaban entonces en el laboratorio del profesor Morgan -sentado, el segundo por la izquierda-.
(Foto: autor desconocido, 1930; Archivo de la Residencia de Estudiantes, ver más arriba restricciones de uso)
Pero sus orígenes como naturalista le habían permitido identificar previamente otras posibilidades interesantes, ofrecidas por la fauna ibérica. Zulueta había reparado en la extrema variabilidad de coloración de un pequeño escarabajo, apropiadamente llamado Phytodecta variabilis, lo cual le llevó a pensar que podría convertirlo en materia de prometedores estudios genéticos. Las fitodectas, parecidas al temido escarabajo de la patata y pertenecientes como él a la familia de los crisomélidos, podían encontrarse en abundancia sobre su típica planta nutricia, la retama de bolas o Retama sphaerocarpa, tan común en matorrales, eriales y pastizales de los alrededores de Madrid. La única dificultad estribaba en mantener vivas en el laboratorio las poblaciones de fitodecta empleadas en sus estudios, para lo cual debía proveerlas continuadamente de ramaje fresco de retama, único alimento que aceptaban.
La existencia de matorrales en la misma ciudad de Madrid, concretamente en las áreas suburbanas como la Casa de Campo o la Dehesa de la Villa, en las que se mantenía una vegetación seminatural, permitía a Zulueta, no sin gran esfuerzo personal, abastecer a sus bichillos de alimento y seguir sus sucesivas generaciones, anotando los datos de coloración externa y de características cromosómicas en que basaba sus estudios. Por cierto, con tal motivo la asociación Amigos de la Dehesa lo recuerda, merecidamente, en el blog que mantiene sobre este refugio de verdor urbano.
Antonio de Zulueta de excursión científica en El Pardo. Imágenes evocadoras de cómo pudieron ser sus paseos por la Dehesa de la Villa.
(Fotos: autor desconocido, 1904;Archivo de la Residencia de Estudiantes, ver más arriba restricciones de uso)
Yendo y viniendo de la Dehesa de la Villa a su pequeño laboratorio, ya fuera en esas heladas mañanas de enero o en las sofocantes tardes de agosto que suele brindar el grato clima madrileño, el genetista mantuvo durante varios años sus preciadas fitodectas en condiciones controladas y bajo atenta observación. Fue así como, en el para él gozoso año de 1925, dio a conocer un resultado resonante para la genética mundial en un artículo publicado en la revista Eos, especializada en entomología y editada por el Museo de Madrid. La hipótesis sugerida por previos investigadores, que habían trabajado con peces de acuario, según la cual el cromosoma Y no contenía solamente el material genético por el cual se determinaba el sexo del individuo, como se creía hasta entonces, sino también otros genes activos, responsables de adicionales caracteres no sexuales, quedaba ahora confirmada con observaciones cromosómicas obtenidas en las fitodectas y no conseguidas hasta entonces por ningún otro investigador.
Figuras originales de uno de los artículos de Antonio de Zulueta, "La mutación «jaspeado» del coleóptero Phytodecta variabilis", en Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XV. Fasc. 2.º (1929)
Zulueta gozó entonces de una breve etapa de plenitud científica y personal. Amplió sus investigaciones y recibió apoyo de una fundación privada para establecer una cátedra de genética, la primera de España, en el seno de la Academia de Ciencias. Pero llegó 1936 y estalló la guerra. Los pinares y matorrales de la Dehesa de la Villa, muy cercana al frente madrileño de la Ciudad Universitaria, dejaron de recibir las visitas del naturalista y vieron aparecer, en cambio, trincheras y alambradas. Zulueta, por su parte, permaneció leal al gobierno de la República y quedó provisionalmente a cargo del Museo de Ciencias Naturales, en momentos de graves dificultades materiales e institucionales.
Tras la contienda sufrió, como tantos otros, la exclusión impuesta por los vencedores. Fue apartado de su laboratorio y, si bien no perdió su condición de investigador del Museo, apenas pudo volver a desarrollar su antigua línea de trabajo experimental. Falleció en Madrid el 31 de enero de 1971."
Serie Personajes célebres en la Dehesa de la Villa:
- Antonio de Zulueta un pionero de la genética en la Dehesa de la Villa / La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma
- Ofelia Nieto y Ángeles Ottein, dos sopranos en la Dehesa de la Villa
- Antonio Escobar Burgos, vecino y Amigo de la Dehesa de la Villa
- J. M. Caballero Bonald: un poeta premio Cervantes en la Dehesa de la Villa
- Pablo Guerrero: cantautor y poeta
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