Para una mejor comprensión de este artículo, recomendamos la lectura previa de la 1ª Parte - Mastodontes y tortugas prehistóricas en los alrededores de la Dehesa de la Villa, que, a modo de introducción, ayudará a contextualizar los datos aquí presentados.
El mastodonte y la tortuga gigante de la Cerámica Mirasierra.
A diferencia de otras excavaciones, ampliamente estudiadas y documentadas, de la realizada en la Cerámica Mirasierra no se ha publicado apenas nada. Afortunadamente, los hallazgos fueron recogidos en la prensa de la época (Diario Arriba, 17 de octubre de 1959, y Tiempo Nuevo, nº 70 diciembre de 1959) lo que nos ha permitido su reconstrucción.
El hallazgo se produjo el 7 de octubre cuando en el transcurso de las actividades propias de la Cerámica, a unos 8 m. de profundidad apareció una leve línea blanca, como de tiza, de unos 10 cm. de longitud que desde el principio se identificó como un hueso. Se cursó el correspondiente aviso al Instituto Arqueológico Municipal, que, como comentamos en la primera parte del artículo, disponía de una red de vigilancia que, entre otras, hacía seguimiento de esta fábrica; su situación topográfica y las condiciones del terreno (arcillas plásticas de color marrón claro algo verdoso, con lentejones de arena fina y limos abundantes en cuarzo y biotita, típicas de paisajes lacustres del mioceno) hacían presagiar la existencia de fósiles. Se excavó cuidadosamente en superficie y poco a poco, ante el asombro de todos, fue surgiendo una arista de cráneo que pronto fue descubierto en su total integridad con las mandíbulas perfectamente articuladas.
Fotografía coloreada de detalle del cráneo del mastodonte de la Cerámica Mirasierra previa a su extracción, donde puede comprobarse el perfecto estado de conservación. El animal, en posición tumbada sobre el costado derecho, mostraba la boca abierta, largos incisivos superiores, mandíbula con dos incisivos inferiores y varias muelas. Contando los colmillos, el fósil alcanza los dos metros de longitud.
(Foto: Europa Press; Diario Arriba, 1959; Hemeroteca Municipal)
Después se trataron los restos con productos químicos y plásticos para evitar su deterioro. Se presuponía que podía llegar a encontrarse el esqueleto completo dado el buen estado del cráneo, pero las lluvias y el mal estado del terreno impidieron hacer más desmontes posponiéndose la búsqueda hasta la primavera. No se tuvo más noticia de huesos ni tampoco se recoge ningún hallazgo posterior en la literatura científica así que podemos presuponer que el resto del esqueleto no se encontró. Lo que sí se encontró fue el caparazón de una tortuga gigante, de alrededor de un metro de longitud, a escasos metros de distancia del cráneo del mastodonte.
Reportaje gráfico del Diario Arriba sobre la excavación de la Cerámica Mirasierra.
En la página izquierda, el mastodonte en portada, fotografía que hemos reproducido un poco más arriba en color. En la página derecha, arriba a la izquierda, Fermín Sanz Orrio, Ministro de Trabajo, Julio Martínez Santa-Olalla y Bernardo Sáez Martín, delante del cráneo del mastodonte. Arriba a la derecha, el caparazón de la tortuga gigante encontrada en lugar cercano al mastodonte. Debajo, panorámica de los terrenos de la Cerámica Mirasierra; al fondo, de espaldas puede observarse el grupo de autoridades.
(Fotos: Europa Press; Diario Arriba, 1959; Hemeroteca Municipal)
Su clasificación inicial y datación no estuvo clara. En el Diario Arriba, se hablaba de un Mastodons angustidens de hace 20 millones, mientras que en Tiempo Nuevo lo clasificaban como Trilophodon angustidens y le atribuían una antigüedad de 30 millones de años. Posteriores estudios pormenorizados (Mazo, A. V. 1976) concluyeron que realmente era un Gomphotherium angustidens y su antigüedad de alrededor de 18 millones de años.
Montaje de elaboración propia que ilustra los maxilares del mastodonte de la Cerámica Mirasierra. A la izquierda, el maxilar superior junto con el cráneo durante los trabajos de extracción; a su derecha, detalle de los molares del maxilar superior. Más a la derecha, detalle de los molares del maxilar inferior. A la derecha del todo, vista completa del maxilar inferior junto con los colmillos inferiores.
(Fotos: autor y fechas desconocidos, entre 1959 y 1976; Museo de los Orígenes)
Sea como fuere, era el primer cráneo rigurosamente completo hallado en España y uno de los pocos existentes en el mundo por entonces. Además, excepcionalmente, el cráneo se hallaba en perfecta conexión anatómica con la mandíbula, cosa poco habitual en los hallazgos de proboscídeos. De ahí que tuviera una enorme repercusión mediática en la época que terminó convirtiendo la excavación en una especie de espectáculo al que incluso acudieron los colegios con los niños y las autoridades.
Bernardo Sáez Martín trabajando en la excavación de la Cerámica Mirasierra ante la atenta mirada de niños y mayores que acudían a ver el mastodonte.
(Foto: autor desconocido, 1959; Museo de los Orígenes)
Los restos fueron trasladados al palacete de la Fuente del Berro, donde el Instituto tenía su sede y donde se estableció el Museo Arqueológico Municipal. Su excelente estado de conservación ha llevado a realizar numerosas réplicas para diferentes museos, tanto españoles como extranjeros. Una de las más famosas fue la que se hizo para el Museo de Fósiles Mizunami de Japón en 1996. Se contrató a una empresa de restauración (Pool Dickynson) a la que el encargo le supuso un gran desafío por el inusual tamaño del fósil. Se realizó una radiografía para determinar posibles grietas; después se realizaron dos moldes, uno para la parte superior y otro para la inferior, recubriendo los fósiles con silicona y rellenándolos posteriormente con un mortero mineral mezclado con fibra de vidrio y reforzado con poliéster.
Secuencia del proceso de elaboración del molde y réplica del cráneo del mastodonte de la Cerámica Mirasierra para el Museo de Fósiles de Mizunami.
(Fotos: Pool Dickynson, 1996)
Las copias así obtenidas eran totalmente idénticas al original y mucho más ligeras (40 Kg. frente a los más de 100 del original). En diciembre de 1996 un técnico japonés se ocupó del traslado de las réplicas y, desde 1997, el cráneo de este mastodonte “vecino” de Tetuán y de la Dehesa de la Villa se exhibe como una de las mayores atracciones del Museo de Fósiles de la ciudad de Mizunami en Japón.
En el año 2000, los restos se trasladaron del palacete de la Fuente del Berro al Museo de los Orígenes en la Casa de San Isidro. Los restos de la tortuga llegaron muy deslavazados y no se pudo reconstruir. El mastodonte, sin embargo, allí sigue aguardando a quien quiera verlo. Aunque aún habrá que esperar para hacerlo: desde hace varios años se encuentra embalado en cajas a la espera de que concluyan las obras de adaptación y mejora de las instalaciones del Museo. Mientras tanto, quien no pueda aguantar la curiosidad, puede satisfacerla con la réplica que se exhibe en el Museo Geominero de Madrid. (Ver actualización 08-03-2012 al final del artículo)
Imágenes de la réplica, a escala real, del Mastodonte de la Cerámica Mirasierra exhibida en el Museo Geominero de Madrid, con la que habrá que contentarse hasta que el original vuelva a ser expuesto en el Museo de los Orígenes.
Se muestra la etiqueta descriptiva de la vitrina, el cráneo y mandíbulas desde diferentes puntos de vista y una foto con una niña que permite evaluar la proporción del fósil.
(Fotos: A. Morato, 2010)
Por su parte, la Cerámica Mirasierra aún seguía en funcionamiento en los años 80, como se desprende de una noticia de prensa sobre la contaminación atmosférica provocada por ésta y otras industrias pesadas en el interior de Madrid. Posteriormente inició un largo declive hasta su disolución a finales de los años 90. Hoy en día, los terrenos de la Cerámica forman parte del parque Rodríguez Sahagún.
El mastodonte y la tortuga gigante del Tejar del Mochuelo.
Si de las excavaciones en la Cerámica Mirasierra comentamos que hay muy poca documentación, menos hay aun sobre las del Tejar del Mochuelo, apenas un par de reseñas en la literatura científica. Entre ellas, la más destacada es la de Alberdi, M. T. (1985) donde constata la extracción de una hemimandíbula izquierda incompleta y mal conservada, sin piezas dentarias, y de algunos elementos postcraneales presumiblemente del mismo individuo, y los clasifica como Gomphotherium angustidens.
No obstante, Adolfo Ferrero, vicepresidente de la Asociación de Amigos de la Dehesa de la Villa, consiguió contactar en septiembre de 2009 con David Fernández, hijo del fundador del Tejar del Mochuelo. David conservaba intactos los recuerdos de la excavación, que nos relató pormenorizadamente, así como también gran cantidad de detalles sobre la zona de Villaamil, Valdezarza, La Veguilla…
Panorámica de los terrenos donde se asentaba el Tejar del Mochuelo. Las casitas y el montículo que se aprecian en primer plano son los terrenos por donde actualmente discurre la calle Villaamil justo en el comienzo del túnel de Sor Ángela de la Cruz; los edificios del fondo pertenecen a la colonia Valdezarza; la hilera de casitas a la derecha de la foto es la calle Emerenciana Zurilla; a la derecha de la imagen, justo a la espalda de las casitas pueden apreciarse los desmontes originados por la actividad del Tejar. A su izquierda, unas terrazas pertenecientes a una huerta contigua al tejar.
(Foto: J.L. Berzal, 1965)
A pesar de que en la literatura se recoge la excavación del Mochuelo como posterior a la de la Cerámica Mirasierra, David nos contó que ellos encontraron su mastodonte un par de años antes. Al igual que comentamos sobre Mirasierra, los hallazgos se produjeron a consecuencia de la actividad diaria del tejar. Téngase en cuenta que, nos contaba David, la fábrica del Mochuelo producía entre 6 y 7 millones de ladrillos anuales (alrededor de 20.000 diarios), ladrillos de obra macizos, tipo A, de 5 x 25 x 12,5 cms. y unos 2,5 Kg. de peso. La tierra para su elaboración se extraía directamente en el propio solar, con lo que podemos hacernos una idea de la enorme cantidad de terreno que se removía. En una zona arenosa, a la altura de lo que hoy es la calle Serafín Ramírez esquina con Valle de Cardos apareció el mastodonte, la mandíbula y unas costillas, algunas de las cuales medían varios metros. Un poco más arriba, en la esquina de Serafín Ramírez con Valle Pineta, en un terreno de légamo o greda (arena arcillosa) apareció una tortuga cuyo caparazón tenía más de un metro cúbico y que debió romperse al extraerlo, pues nos comentó David que tuvieron que pegarlo con escayola.
A la izquierda, David Fernández fotografiado delante de donde estuvo la fábrica del Tejar del Mochuelo: todavía pueden verse los ladrillos originales. A la derecha, David nos señala el sitio aproximado donde apareció la tortuga gigante; el mastodonte apareció un poco más abajo, en la siguiente esquina.
(Fotos: A. Ferrero, 2009)
Enseguida apareció la brigada del Instituto Arqueológico Municipal; David todavía recordaba a “D. Julio” (en referencia a Julio Martínez Santa-Olalla, director del Instituto) así como que la excavación se organizó en unas cuadrículas perfectas y que a medida que afloraban los restos les echaban unos “potingues plásticos" para endurecerlos (similar al procedimiento anteriormente descrito de la Cerámica Mirasierra). También nos contó David que una noche amanecieron las cuadrículas destrozadas y D. Julio dio orden para que la Guardia Civil, que contaba con un cuartelillo en la calle Antonio Machado, vigilara durante las noches cuando cerraba el tejar.
Imagen de la excavación del Tejar del Mochuelo, donde puede observarse, en una de las cuadrículas de excavación mencionadas por David Fernández, los restos de la mandíbula del mastodonte así como otros huesos, probablemente costillas. La personas sentadas, parecen ser: de perfil con camisa blanca, Julio Martínez Santa-Olalla; completamente de espaldas, Bernardo Sáez Martín. Puede observarse también las sencillas herramientas utilizadas en la excavación, tal como se comentaba en la primera parte).
(Foto: autor y fechas desconocidos, entre 1956 y 1959; Museo de los Orígenes)
Como ocurrió en las excavaciones de la Cerámica Mirasierra, hasta el Mochuelo también venía gente preguntando por “el bicho”. En palabras de David, aquello “era una romería”, si bien cuando veían la excavación salían decepcionados pues algunos incluso esperaban encontrarlo vivo (les preguntaban “si tenían atado al bicho”).
Al igual que los restos de la Cerámica Mirasiera, los del Mochuelo fueron trasladados inicialmente al palacete de la Fuente del Berro y de allí, en el año 2000 al Museo de los Orígenes. El Tejar del Mochuelo dejo de funcionar en los años 70, aunque el solar y las instalaciones perduraron hasta los años 90 cuando se levantó una urbanización de chalets.
Los restos fósiles del Tejar de Saturnino Vega.
Por último, y para concluir, no podemos dejar de mencionar los hallazgos del Tejar de Saturnino Vega. Sobre estas excavaciones apenas existe documentación, excepto el plano de la Cuenca de Madrid incluido en la primera parte del artículo y una mención en la sesión de plenos del Ayuntamiento de Madrid del 28 de marzo de 2008 en la que al hablar del APR 06.05 de Tetuán, Marqués de Viana, el grupo municipal de IU se refiere al Tejar de Saturnino Vega como zona de alto potencial arqueológico y como uno de los yacimientos clásicos de Madrid donde se obtuvieron restos de reptiles entre ellos el de una tortuga gigante atribuida al mioceno. En dicha interpelación, se pide que se realice el pertinente estudio antes de cualquier demolición en estas tierras y se critica la intervención alrededor del colegio público Juan Ramón Jiménez que se encuentra en este lugar, al no haberse realizado el estudio arqueológico; se solicita, igualmente, que se haga el estudio y se ponga una placa con los datos de la excavación y de los ejemplares hallados para su puesta en valor.
Los datos, en cualquier caso, son escasos y confusos. Por ejemplo, David Fernández, que parecía conocer bien el tejar de Saturnino Vega, nos dijo que no era un solo tejar sino varios tejares que Saturnino Vega tenía subarrendados a otras familias y que no estaba en Marqués de Viana sino a lo largo del Paseo de la Dirección, en el tramo frente al actual parque de Rodríguez Sahagún. Tampoco recordaba excavaciones arqueológicas en dichos tejares. Seguiremos, pues, indagando sobre este yacimiento…
En el momento de la elaboración de este artículo (diciembre 2010), el Museo de los Orígenes estaba en proceso de remodelación y gran parte de sus fondos, el Mastodonte de Mirasierra entre ellos, se encontraban almacenados, de ahí el comentario en el artículo. Hace unos meses, en enero 2012, el Museo ha reabierto sus puertas y el fósil del mastodonte puede contemplarese de nuevo. Agradecemos a Salvador Quero, del Museo de los Orígenes, las fotos que nos ha hecho llegar y que incluimos a continuación.
Imágenes del Mastodonte de Mirasierra tal y como se exhibe actualmente en el Museo de los Orígenes.
Arriba, cráneo y maxilar superior.
Debajo, maxilar inferior.
(Fotos: S. Quero, 2012; Museo de los Orígenes)
Bibliografía:
- Alberdi, M.T. et al. (1985): Geología y Paleontología del Terciario Continental de la Provincia de Madrid
- López-Martínez, N. et al. (2000): Los fósiles de vertebrados de Somosaguas (Pozuelo, Madrid)
- Mazo, A.V. (1976): El Gomphotherium angustidens de la Cerámica Mirasierra, Tetuán de las Victorias (Madrid)
- Museo de San Isidro, Ayuntamiento de Madrid, (2006): El legado Sáez Martín a los museos municipales de Madrid
- Nicolás Checa, M.E. (2006): El Patrimonio Arqueológico y Paleontológico en las obras de ampliación de Metro de Madrid 2003-2007: III. Terciario y Cuaternario en la Comunidad de Madrid
- Quero, S. (2007): El poblado de la Fábrica de Ladrillos (Getafe, Madrid): II. Los trabajos de excavación
- Varios autores (1993): Madrid antes del Hombre
1 comentarios:
Actualizamos el artículo para informar que, tras su reapertura el pasado mes de enero, el fósil original del Mastodonte de Mirasierra puede volver a verse en el Museo de los Orígenes. Incluimos, también, dos nuevas fotografías.
Publicar un comentario