Blog de la Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa
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El ciclo de la naturaleza en la Dehesa: Otoño

27 de febrero de 2011

Sobre los cambios estacionales en la Dehesa de la Villa: otoño

Aunque con un poco de retraso, pues ya casi hemos superado el invierno, no podíamos faltar a nuestra cita con los vídeos sobre los cambios que pueden apreciarse en la naturaleza de la Dehesa de la Villa a lo largo de las estaciones. Traemos, pues, las imágenes de la evolución de la Dehesa durante el pasado otoño.

Fotografías y montaje vídeo: F. Lorca

Con el otoño, llegan a la Dehesa de la Villa los cambios en la naturaleza que parecía sestear en el verano: las hojas amarillean ocres y se van desnundando los árboles; la lluvia humedece la tierra, hace brotar hongos y setas y madurar los frutos silvestres que sustentarán a las aves y darán paso, anunciándonos el invierno, a los primeros fríos y las primeras heladas.

Para saber más sobre los ciclos de la naturaleza en la Dehesa de la Villa, recomendamos la Guía de la Dehesa de la Villa, de Emilio Blanco y José Monedero, que puede descargarse desde nuestro blog.

El ciclo de la naturaleza en la Dehesa:
- Primavera
- Verano
- Otoño
- Invierno

Personajes célebres en la Dehesa de la Villa: Antonio de Zulueta

20 de febrero de 2011

Sobre las investigaciones genéticas de Antonio de Zulueta en la Dehesa de la Villa.

Continuando con nuestra serie acerca de personas ilustres relacionadas con la Dehesa de la Villa, traemos hoy a estas páginas una colaboración de Santos Casado de Otaola sobre el investigador Antonio de Zulueta y la relación de sus estudios de genética con la Dehesa.

Santos Casado es Doctor en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid (1994) y se ha especializado en historia de la ciencia. Trabajó en la Residencia de Estudiantes entre los años 1990 y 2000; actualmente está vinculado a la Fundación Fernando González Bernáldez y es Profesor Asociado en el Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid; ha publicado libros y numerosos artículos tanto de investigación como de divulgación y ha sido comisario de varias exposiciones.

Agradecemos profundamente a Santos Casado su colaboración y reproducimos aquí su texto con expresa autorización para su uso por la Asociación Cultural Amigos de la Dehesa la Villa. Cualquier uso posterior de este material por terceros deberá ser aprobado por el autor.
Las imágenes que ilustran el artículo han sido recopiladas por los autores del blog. Agradecemos especialmente a Concha de Zulueta, nieta de Antonio de Zulueta, las fotografías que nos ha enviado de las láminas originales de la Phytodecta variabilis.

Antonio de Zulueta, un pionero de la genética en la Dehesa de la Villa.
© del texto, Santos Casado de Otaola, reproducido con permiso del autor.

"¿Qué tiene que ver la Dehesa de la Villa con el desarrollo de la genética moderna?
La respuesta a esta pregunta en apariencia incongruente se resume en un nombre y dos apellidos, Antonio de Zulueta y Escolano."

Retrato de Antonio de Zulueta.
(Foto: autor y fechas desconocidos; Archivo de la Residencia de Estudiantes, cedida para uso exclusivo de la Asociación Amigos de la Dehesa, queda vedada la posterior reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición del público, transformación y cualquier otra explotación por terceros sin autorización expresa de la Fundación Residencia de Estudiantes)

"Zulueta había nacido en Barcelona en 1885. Se situó por tanto en el entorno de la que suele conocerse, con José Ortega y Gasset al frente, como la generación del 14 en la cultura y la política españolas. Una generación activa, moderna y dinámica a la que le cupo protagonizar, tras el abatimiento nacional que había supuesto la crisis del 98, un vigoroso intento para la europeización de España. Y una de las vías que llevaban hacia Europa era la investigación científica. Los jóvenes biólogos, físicos y químicos de la generación del 14, como Zulueta, como Pío del Río-Hortega, como Blas Cabrera, como Enrique Moles, hallaron en el previo ejemplo de Santiago Ramón y Cajal un modelo para hacer del cultivo de la ciencia una palanca de modernización. Contaron además con un cierto apoyo oficial para ello, como el que supuso la creación de la Junta para Ampliación de Estudios en Investigaciones Científicas, presidida por el mismo Cajal.

Renacimiento científico.
La Junta para Ampliación de Estudios se constituyó en 1907. Era justo el momento en que Zulueta se preparaba para iniciar su carrera como investigador en las ciencias biológicas."

Imagen de la época de la Residencia de Estudiantes, institución a la que Antonio de Zulueta estuvo muy vinculado a través de la Junta para Ampliación de Estudios. En el pequeño laboratorio que Zulueta estableció allí en un cobertizo situado en sus jardines, fue donde realizó sus importantes descubrimientos genéticos que fueron recogidos y comentados por las más importantes publicaciones internacionales.
(Foto: Férriz, 1929; Memoria de Madrid)

"Tras seguir estudios universitarios de Ciencias Naturales en Madrid, Barcelona y París, Zulueta obtuvo su licenciatura en 1909. Pronto destacó por su capacidad científica. Realizó una corta estancia, entre 1910 y 1911, en Alemania para investigar la biología de los protozoos y se incorporó como conservador de las colecciones zoológicas al Museo de Ciencias Naturales, en Madrid. En el Museo, y bajo los auspicios de la ya mencionada Junta para Ampliación de Estudios, dirigió un Curso Práctico de Biología, en el que perfeccionaban sus conocimientos de técnicas de laboratorio jóvenes deseosos de iniciarse en la investigación y también otros destinados a ser profesores de centros de magisterio o de enseñanza secundaria, los cuales se beneficiaron así, indirectamente, de la posibilidad de modernizar sus actividades educativas. Además, y también en el Museo, Zulueta creó y dirigió un Laboratorio de Biología, que comenzó a funcionar en 1913."

Imágenes del Museo de Ciencias Naturales de la época de la incorporación de Antonio de Zulueta. El Museo se instaló en este edificio del entonces Palacio de la Industria y las Artes en 1910, si bien su origen se remonta al Gabinete de Historia Natural, creado en 1752 por Fernando VI, y al Real Gabinete de Historia Natural, fundado por Carlos III en 1771.
(Foto izquierda: P Z (Photoglob Zürich), 1906; Memoria de Madrid)
(Foto derecha: J. Lacoste, 1906 – 1914; Memoria de Madrid)

Fotografía de Antonio de Zulueta expuesta en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. En la placa de debajo se lee: "Antonio de Zulueta y Escolano (Barcelona 1885 - Madrid 1971). Herpetólogo primero, posteriormente cultivó la genética. Creado en 1914 el laboratorio de biología del MNCN, desempeñó su jefatura hasta su muerte impartiendo varios cursos de biología".
(Foto: A. Morato, 2010)

"La dedicación personal de Antonio de Zulueta como investigador pronto se decantó hacia la genética, la especialidad biológica que estudia la herencia o trasmisión de formas, rasgos y estructuras en los seres vivos, de unas generaciones a otras. Este fenómeno vital, misterioso durante gran parte de la historia de la humanidad, había comenzado a desvelarse con las investigaciones de Mendel y las leyes por él descubiertas sobre cómo pasaban de generación en generación ciertos caracteres. Las llamadas leyes de Mendel fueron postuladas por este sacerdote agustino en un trabajo publicado en 1866. Pero fue a partir de 1900 cuando comenzaron a alcanzar amplia difusión en la comunidad científica. El posterior descubrimiento de que los cromosomas, pequeñas estructuras situadas en el núcleo de las células de gran parte de los organismos vivientes, podían ser la base material de los factores hereditarios estudiados por Mendel reorientó a los estudiosos de la genética hacia la investigación de estos microscópicos almacenes de la información hereditaria. En ese empeñó destacó sobre todo el estadounidense Thomas Hunt Morgan, quien halló en la pequeña mosca del vinagre llamada Drosophila el animal ideal para sus experimentos.

Así, en las primeras décadas del siglo veinte, se acuña el concepto de gen, como la unidad hereditaria que es responsable de la aparición de un determinado carácter, y se va postulando un modelo según el cual los cromosomas serían conjuntos alineados de genes, situados unos detrás de otros de un modo secuencial. Aún había que esperar para que, en la segunda mitad del siglo, se determinara finalmente que los cromosomas son largas cadenas de una molécula hoy célebre, el ADN, con una estructura de trenza o doble hélice formada por una larguísima serie de subunidades concatenadas, cuya secuencia lineal constituye, como las letras de unas instrucciones de montaje, la información con la que las células fabrican y estructuran los cuerpos de los seres vivos, incluidos los nuestros.

Pero, como decíamos, antes del descubrimiento de la estructura del ADN, el papel de los cromosomas era el asunto central de la investigación genética más avanzada. A ese esfuerzo internacional se incorporó Zulueta a partir de 1918. Una de las claves de su éxito fue la adecuada elección de un organismo sobre el que centrar sus investigaciones. Al igual que antes hizo Mendel con las plantas de guisante u otros genetistas con la célebre Drosophila, Zulueta trabajó sobre todo con un organismo tipo, procurando que este mostrase una marcada variabilidad en sus rasgos externos, de modo que pudiera seguirse fácilmente su pista hereditaria, y que se prestase a la observación de aquello que al científico le interesaba, en este caso los diminutos cromosomas, estudiados con ayuda del microscopio. ¿Cuál fue el organismo de Zulueta? Un pequeño escarabajo llamado Phytodecta variabilis."

Láminas I-III de los diez tipos de Phytodecta variabilis pintados a la acuarela por Serapio Martínez bajo la dirección de Antonio de Zulueta.
Originales propiedad de la familia de Antonio de Zulueta. Fotos cedidas por Concha de Zulueta.

"Genética en la Dehesa de la Villa.
La Phytodecta es un coleóptero de la familia de los crisomélidos, entre los que abundan las especies comedoras de hojas, a menudo de una planta específica. Suelen ser redondeados y de brillantes colores rojizos o amarillentos. Uno de sus representantes más conocidos, aunque sea por la triste circunstancia de ser una plaga, es el célebre escarabajo de la patata. Por su parte, la Phytodecta variabilis no ataca a las hojas de la patata sino que se alimenta de modo natural de una planta común en los matorrales del centro de España, la retama o, más precisamente, la Retama sphaerocarpa, que tal es su nombre científico."

Imágenes de un arbusto y frutos de Retama sphaerocarpa tomadas en la Dehesa de la Villa en la zona conocida como el cedral. Los arbustos, de color verde grisáceo, pueden llegar a alcanzar hasta tres metros de altura; están generalmente desprovistos de hojas, florecen en la primavera tardía llenándose de flores amarillas que posteriormente dan unos frutos en forma de legumbres esféricas. Especie en regresión en la Dehesa, su conservación es esencial para la mejora del suelo y favorecimiento de la biodiversidad.
(Fotos: A. Morato, 2010)

"A Zulueta le había llamado la atención el colorido de este pequeño insecto y, sobre todo, la variación que presentaba de unos ejemplares a otros, variación a la que alude su epíteto científico de variabilis y que quizá era susceptible de una explicación en términos genéticos. Además, la Phytodecta podía encontrarse fácilmente en los alrededores de Madrid para ser llevada al laboratorio donde Zulueta trabajaba. Un lugar adecuado, y aquí se responde por fin a la cuestión con la que se iniciaban estas notas, era, por ejemplo la Dehesa de la Villa, convenientemente cercana al núcleo urbano pero poseedora de esa singular personalidad campestre que la aproxima más a un bosque seminatural de tipo mediterráneo que a un impersonal jardín urbano. No solo recurría Zulueta a la Dehesa para encontrar sus ejemplares de Phytodecta sino que para mantener las poblaciones de este bichillo en su laboratorio había de proporcionarles alimento en forma de ramas frescas de retama, que podían también recolectarse en las laderas y vaguadas de nuestro parque."

Láminas IV-VI de los diez tipos de Phytodecta variabilis pintados a la acuarela por Serapio Martínez bajo la dirección de Antonio de Zulueta.
Originales propiedad de la familia de Antonio de Zulueta. Fotos cedidas por Concha de Zulueta.

"Fue así como Antonio de Zulueta, según relataba su discípulo Fernando Galán en un artículo publicado en 1987, comenzó a frecuentar casi a diario la Dehesa, bien en persona o bien a través de ayudantes cuando los tuvo, para hacer acopio de ramas frescas de retama con las que mantener en el laboratorio sus preciadas Phytodectas. De su supervivencia y reproducción dependían las investigaciones de Zulueta, basadas en el meticuloso seguimiento de las sucesivas generaciones producidas por el, a primera vista, insignificante bichillo.

Imágenes de tres ejemplares reales de Phytodecta en el depósito del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Puede apreciarse la perfecta correspondencia con los dibujos a la acuarela correspondientes a los tipos II, III y IV mostrados anterioremente.
(Fotos: autor y fecha desconocidos; MNCN)

Imágenes de tres ejemplares reales de la mariposa de Phytodecta en el depósito del Museo de Ciencias Naturales.
(Fotos: autor y fecha desconocidos; MNCN)

Trabajando con la Phytodecta, Zulueta realizó un descubrimiento importante, que atrajo la atención de sabios de todo el mundo y se incorporó para siempre a la historia de la genética. Como es sabido, la determinación del sexo de los individuos tiene también que ver con su dotación de cromosomas. En muchas especies los cromosomas se presentan agrupados de dos en dos, siendo una de esas parejas, que se identifica como XX en las hembras y como XY en los machos, la que corresponde a los cromosomas sexuales. Se sabía, en la época en que Zulueta comenzó sus estudios, que el cromosoma X portaba, además de la determinación del sexo, otros genes. Pero se creía, en cambio, que el cromosoma Y no contenía ninguna otra información genética. Fue el genetista español Antonio de Zulueta y Escolano, trabajando con la Phytodecta de la Dehesa, quien cambió este presupuesto al demostrar, por vez primera en el mundo, la presencia de genes para caracteres distintos de los sexuales en el cromosoma Y. Sus resultados confirmaban las deducciones alcanzadas poco antes por otros investigadores que utilizaban para sus estudios peces de acuario, pero con la diferencia de que Zulueta sí había identificado por su forma los cromosomas sexuales de la Phytodecta, observados al microscopio, mientras que en los estudios sobre peces tales cromosomas habían resultado indistinguibles de modo que meramente se suponía su existencia."

Láminas VII-X de los diez tipos de Phytodecta variabilis pintados a la acuarela por Serapio Martínez bajo la dirección de Antonio de Zulueta.
Originales propiedad de la familia de Antonio de Zulueta. Fotos cedidas por Concha de Zulueta.

"Plenitud y ostracismo.
Zulueta trabajó con otros organismos, incluido el más célebre animal de investigación genética, la Drosophila, a la que ya se aludió más arriba. Las técnicas de laboratorio y los problemas genéticos relativos a estas pequeñas moscas los aprendió Zulueta en el mejor de los lugares posibles, pues en 1930 fue invitado a incorporarse al laboratorio de Thomas H. Morgan, en el Instituto Tecnológico de California. A Morgan se le considera, como antes se dijo, uno de los fundadores de la genética moderna y para Zulueta esta oportunidad debió de representar un espaldarazo en sus meritorios intentos de llevar a cabo desde España, donde no existía previa tradición en genética, un trabajo científico de nivel internacional. Su estancia en los Estados Unidos le permitió, además, publicar una investigación sobre la localización de un gen llamado “light” en los cromosomas de Drosophila.

A su vuelta de América se creó para Zulueta una posición especial, la Cátedra Conde de Cartagena, vinculada a la Academia de Ciencias, desde la cual impartió en los años treinta varios cursos especializados de genética."

Ficha de Antonio de Zulueta en la Junta de Ampliación de Estudios con sus datos desde 1909 a 1932.
(Residencia de Estudiantes, Archivo de la JAE, http://archivojae.edaddeplata.org/jae_app)

"Por desgracia, cuando Antonio de Zulueta alcanzaba esta etapa de plenitud como científico, estalló, en 1936, la guerra Civil. Durante la contienda, que supuso el desmantelamiento de gran parte de la actividad científica y de tantas otras cosas, Zulueta permaneció en su puesto y acabó siendo responsable de la gestión del Museo de Ciencias Naturales en Madrid, capital republicana de la que, a medida que avanzaba la contienda, se fueron evacuando muchas dependencias oficiales. Fue tan solo esta meritoria lealtad profesional la que el nuevo régimen franquista pudo reprocharle al término de la guerra, pero ello constituyó al parecer argumento suficiente para que, desde entonces, Zulueta languideciese en una situación de apartamiento de puestos de responsabilidad y crónica carencia de medios de investigación. Aunque en su caída en desgracia quizá influyeran también sus relaciones familiares, pues su hermano Luis de Zulueta, político, pedagogo y escritor, desempeñó cargos de responsabilidad al servicio de la República, incluidos los puestos de Ministro de Estado, equivalente a Asuntos Exteriores, y de Embajador en Alemania y en el Vaticano. Y la hermana de su mujer era a su vez la esposa del político socialista Julián Besteiro, Presidente de las Cortes Republicanas y testimonio vivo de honestidad y coraje al permanecer en su puesto durante toda la guerra hasta ser apresado por el bando victorioso en 1939.

Aun así, en la posguerra, y una vez le fue levantada la sanción que durante un año le impidió acudir a su laboratorio, Zulueta continuó asistiendo regularmente a su puesto de trabajo. La carencia casi total de nuevos resultados científicos en esta su última etapa resulta, retrospectivamente contemplada, tanto más dolorosa cuanto que no era precisamente de investigadores capaces de lo que andaba sobrada la diezmada comunidad académica que hubo de recomponer la actividad científica en la España del franquismo. Apenas algunas publicaciones e intervenciones en foros científicos muestran, en este periodo de ostracismo, que nuestro investigador siguiera trabajando. Antonio de Zulueta y Escolano falleció en Madrid en 1971."

Nota: este artículo tiene su continuación en el artículo La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma, donde profundizamos en la figura de Antonio de Zulueta.


Serie Personajes célebres en la Dehesa de la Villa:
- Ramón y Cajal y su cigarral de Amaniel
- Antonio de Zulueta un pionero de la genética en la Dehesa de la Villa / La Dehesa, la retama, el escarabajo y el cromosoma
- Ofelia Nieto y Ángeles Ottein, dos sopranos en la Dehesa de la Villa
- Antonio Escobar Burgos, vecino y Amigo de la Dehesa de la Villa
- J. M. Caballero Bonald: un poeta premio Cervantes en la Dehesa de la Villa
- Pablo Guerrero: cantautor y poeta

Botánica para todos en la Dehesa de la Villa (III)

14 de febrero de 2011

Sobre la floración de los cipreses, Cupressus sempervirens, y otras cupresáceas.

De la mano de Andrés Revilla, amenas lecciones de la serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa, en esta ocasión sobre la floración de los cipreses.

"Cuando digo a mis amigos que tengo unos días de alergia desde mediados de enero hasta bien entrado febrero, es normal que se extrañen pues todos asociamos la alergia al polen con la primavera.

Las cupresáceas en este sentido van por libre y se adelantan a casi todas las especies. Los cipreses producen millones de partículas de polen en cada árbol. A veces, cuando el viento sopla racheado, es posible ver nubes amarillas abandonando el árbol y ascender con el viento hasta dispersarse. Van en busca de alguna flor femenina madura para fecundarla. El ciprés tiene una polinización anemófila, de anemo -aire- y fila -amiga-. Sin viento no habría cipreses.

El polen del ciprés es muy ligero y se mantiene en suspensión en el aire hasta que va cayendo poco a poco o llueve. Cuando lo respiramos un día tras otro nos va inflamando las mucosas hasta que empiezan las rinitis características de los alérgicos. La Dehesa “da” menos alergia en primavera porque el polen de los pinos es más pesado y cae pronto al suelo. Es característico verlo acumulado en charcos o en los cristales de los coches, pero ya hablaremos de ellos en otra entrega.

El ciprés común, abundante en la Dehesa de la Villa, presenta en el mismo pie o árbol tanto flores femeninas como masculinas. La masculina está ahora muy visible, en el ápice de las ramillas, como pequeñas piñas amarillentas. La femenina también está abierta, pero es más difícil de ver y aparece en menor proporción. De la femenina se formarán en un lento proceso de dos años las famosas bolas del ciprés, los gálbulos, un tipo de cono propio de la familia que se abre con el tiempo seco para liberar las semillas aladas.

A la izquierda, conos masculinos del ciprés. A la derecha, conos femeninos maduros.
(Fotos: Dept. Biología UPM; fecha desconocida; www.arbolesyarbustos.com)

Hay otras cupresáceas presentes en nuestro inmenso bosque, son los enebros y las tuyas.

Los enebros presentan las flores femeninas y masculinas separadas en árboles diferentes, son dioicas, de di -dos- y oikos-casa-, dos casas. El ciprés es monoico. Los enebros presentan además una serie de caracteres propios de su género, Juniperus, muy curiosos de observar.

Todos conocemos la característica hoja diminuta e imbricada de los cipreses. Es la misma hoja que presentan algunos juníperos, como las llamadas sabinas. Otros juníperos, como el enebro común o el enebro chino, de porte rastrero y ramas azuladas, presentan hojas aciculares, como pequeñas agujas. Este tipo de hoja era la común a todos los enebros primitivos, la menos evolucionada. La podemos descubrir en ramas jóvenes de algunas sabinas o en pequeñas tuyas. Son hojas que nos recuerdan cómo eran esas especies hace millones de años, tenían hojas aciculares.

Rama de enebro con hojas aciculares, punzantes.
(Foto: Dept. Biología UPM; fecha desconocida; www.arbolesyarbustos.com)

Incluso el ciprés y la arizónica, Cupressus arizonica, presentan esas hojas primitivas escondidas entre sus ramas. Si sembramos semillas de ciprés veremos que las primeras hojas que se forman en la joven planta son aciculares. Luego empiezan a salir las escuamiformes, con forma de escama. Llamamos a estas hojas antiguas hojas atávicas. Nos ayudan a entender la evolución y las relaciones entre las diferentes especies.

Como vemos, todo tiene un porqué y en estas líneas os ayudaremos a descubrirlo.
Hasta la próxima cita."


Serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa:
- I - Flores y semillas de olmos y fresnos
- II - Forsitia o campanilla china
- III - Floración de los cipreses
- IV - Floración de los almendros y los ciruelos rojos
- V - Floración de las praderas
- VI - Los pinos de la Dehesa
- VII - Veronica chamaepithyoides: planta desaparecida
- VIII - Cedros
- IX - Encinas
- X - Madroños
- XI - Retamas
- XII - Acacias
- XIII - Pinos caídos en la Dehesa de la Villa
- XIV - Álamos

Fauna en la Dehesa de la Villa - Diario de campo: Enero y febrero

8 de febrero de 2011

Sobre los animales que pueden observarse en la Dehesa en los meses de enero y febrero.

En nuestro propósito de acercar a todos los valores de la Dehesa de la Villa, tanto histórico-culturales como naturales, tratamos siempre de rodearnos de los mejores colaboradores. Al igual que estamos haciendo con la vegetación, queríamos iniciar una serie sobre la fauna de la Dehesa de la Villa. Para ello, nadie mejor que José Monedero Pérez ("Pepe"), todo un experto en aves. Miembro activo de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), anillador, ornitólogo y defensor comprometido de la naturaleza, Pepe ha vivido de siempre junto a la Dehesa, lo que ha influido considerablemente en su vocación como naturalista. Es coautor del trabajo multidisciplinar realizado en 1985 sobre la Dehesa de la Villa y, más recientemente, coautor, junto a Emilio Blanco, del libro "Dehesa de la Villa: naturaleza en la ciudad". Contar con su colaboración es motivo de orgullo y satisfacción para nosotros; esperamos que nuestros lectores disfruten en la misma medida.

"En estos meses nos encontramos en pleno invierno y parece como si la Naturaleza en muchos aspectos descansa, está como aletargada. Si observamos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de algunas características de esta fase invernal. 

Ausencia de la mayoría de los insectos o en algunos casos en mucha menos cantidad que en otras épocas del año, aunque hay excepciones como es el caso de la procesionaria del pino.
 
Nidal de procesionaria del pino
(Foto tomada del libro "La Dehesa de la Villa:
naturaleza en la ciudad";
Emilio Blanco y José Monedero, 2010)
Estas orugas pasan el invierno en los conocidos nidos blancos de aspecto sedoso que forman en las ramas de los pinos, y del que salen a comer en los fríos días invernales cuando el tiempo lo permite; después volverán a sus confortables nidos hasta completar su crecimiento que suele ser a finales del invierno o principios de primavera.

Las mariposas no son habituales en estas fechas y, salvo excepciones en inviernos suaves y soleados, es muy raro observarlas. No obstante, en el mes de febrero si hay días templados y soleados se pueden ver algunas mariposas como las llamadas limoneras, por su característico color amarillo limón.

Los murciélagos también dejaron hace tiempo de ser vistos con sus acrobáticos vuelos; a menos que vengan días con temperaturas suaves, en los que pueden ser observados en cortos periodos de tiempo, y cuando haya algún insecto volando que llevarse a la boca, permanecen en estado de hibernación.

Los reptiles como lagartijas y salamanquesas que se alimentan de insectos y pequeños invertebrados, se encuentran también en esta época del año en estado de hibernación.

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica).
(Foto tomada del libro "La Dehesa de la Villa: naturaleza en la Ciudad";
Emilio Blanco y José Monedero, 2010)

Por este motivo es difícil que sean vistas salvo que vengan días donde las temperaturas sean más templadas y puedan ser observadas en las horas centrales del día cuando más calienta el sol. Dependiendo de los años, en estos meses los periodos con temperaturas más suaves suelen ser breves, y en cuanto vuelva a ser patente de nuevo el frío volverán a sus refugios y seguirán aletargados hasta que lleguen tiempos mejores.


En cuanto a las aves, no emiten sus característicos y sonoros cantos a los que estamos habituados en primavera, solo se escuchan algunos reclamos muy típicos de ciertas aves como petirrojos, mirlos, lavanderas, etc. Siempre hay excepciones, pues los petirrojos, muchos de ellos procedentes de zonas más septentrionales, suelen cantar por la noche o de madrugada en las ramas de los árboles. Otras especies más adelantadas la hora de criar como los mirlos, pueden ser oídas sobre todo de noche y de madrugada ya con los cantos nupciales de los machos a finales de Enero y sobre todo en Febrero. Los verdecillos también son muy tempraneros, y a finales de Enero y sobre todo en Febrero se pueden oír ya los cantos nupciales de los machos anunciando el periodo de celo y posterior cría de esta especie.

No obstante todo lo comentado en este artículo puede variar de unos años a otros dependiendo de la climatología, y será ya entrada la primavera cuando los animales y plantas estén en plena actividad, y los melodiosos y bellos cantos de muchas aves alcancen su máximo esplendor.

Las aves estrictamente insectívoras como golondrinas, vencejos y aviones están ausentes, pues empezaron a migrar a sus cuarteles de invierno a finales del verano después de criar, donde las condiciones son más idóneas y pueden encontrar alimento suficiente para sobrevivir.

Mosquitero común
(Phylloscopus collybita)
(Foto tomada del libro "La Dehesa de la Villa:
naturaleza en la ciudad";
Emilio Blanco y José Monedero, 2010)
Esto no quiere decir que durante esta época no puedan ser observadas en la Dehesa de la Villa una cantidad y variedad muy interesante de aves, de hecho es en invierno, especialmente cuando se dan periodos de frío intenso con la entrada de masas de aire procedentes de zonas polares o más septentrionales, cuando se pueden ver especies raras o poco habituales difícilmente observables en la Dehesa el resto del año. En invierno llegan a la Península Ibérica una gran cantidad y variedad de aves procedentes de latitudes más septentrionales, donde las condiciones son duras y difíciles, y donde encontrar comida se hace casi imposible, por lo tanto desplazarse a zonas con condiciones más benignas para sobrevivir es de vital importancia. A estas aves se las denomina invernantes mediterráneos, pues se reparten por toda la cuenca mediterránea durante el invierno, mezclándose en muchas ocasiones con poblaciones sedentarias de la misma especie, volviendo a finales del invierno o principios de primavera a sus zonas de cría. Un ejemplo típico de este tipo de aves son los petirrojos, lavanderas blancas, mosquiteros comunes, colirrojos tizones, pinzones y picogordos, por poner algunos ejemplos. 

Otras aves que se pueden observar en estos meses y durante el resto del año son las aves residentes, entre estas aves podemos observar a los habituales gorriones, no solo el común también el gorrión molinero, carboneros común y garrapinos, herrerillos, verderones y verdecillos, jilgueros, palomas torcaces, urracas, agateadores, pitos reales y pico picapinos como más habituales.

Jilguero (Carduelis carduelis)
(Foto tomada del libro "La Dehesa de la Villa:
naturaleza en la ciudad";
Emilio Blanco y José Monedero, 2010)
Otra especie, en este caso rapaz nocturna, que se puede escuchar y ver en la Dehesa es el mochuelo, que puede estar en celo ya a finales de enero y sobre todo en febrero.

También es habitual durante estos meses ver volando en el cielo en la típica formación en V, sobre todo a primeras horas de la mañana y antes de anochecer, bandos de gaviotas reidoras y sombrías. Estas gaviotas recorren diariamente el trayecto entre los dormideros como el embalse de El Pardo o Santillana, y los vertederos situados en el sur de Madrid.

Es igualmente una época interesante para observar los dormideros de algunas especies de aves. En estos dormideros se juntan a última hora de la tarde y antes de anochecer una gran cantidad de aves de la misma especie para pasar la noche. En la Dehesa existe un dormidero de grajillas en unos pinos altos, donde se pueden congregar a última hora de la tarde entre 200 y 300 individuos de esta especie, siendo muy curioso ver como van llegando en pequeños grupos procedentes de distintos puntos de Madrid generalmente en parejas, pues en esta especie se forman parejas estables de por vida, y escuchar el revoloteo y jolgorio que forman hasta que definitivamente se instalan en su sitio para pasar las largas noches de invierno.

Las ardillas, introducidas recientemente en la Dehesa, pueden estar ya en época de celo desde mediados de Enero, y se pueden observar en la Dehesa tanto en los árboles como en el suelo, cuando bajan a comer desde lo alto de los árboles.

Otro de los aspectos característicos de este periodo invernal son las ramas desnudas de los árboles y arbustos caducifolios que perdieron las hojas en otoño. No obstante si observamos las ramas de estos árboles y arbustos nos daremos cuenta de la multitud de yemas presentes en las mismas. Las yemas son los brotes de los que se desarrollarán hojas, ramas y flores.

Estas ramas desnudas de muchos árboles nos permitirán ver los nidos ya abandonados que fueron utilizados por las aves para nidificar, y que en primavera permanecieron camuflados entre ramas, hojas y troncos.

Aunque Enero suele ser un mes típico del periodo invernal, en Febrero y sobre todo a partir de mediados y finales de mes que empiezan a florecer los almendros según los años, se pueden observar ya signos de cambio que pregonan la pronta llegada de la primavera, los días son más largos con lo que hay más horas de sol, se empieza a observar una mayor actividad por parte de insectos, reptiles, aves, plantas, etc. El olor en el ambiente algunos de los días de finales de Febrero hace ya presagiar la llegada de la primavera, pero esto es tema para un próximo artículo".


Serie Fauna en la Dehesa de la Villa - diario de campo:
- Enero - febrero
- Marzo - abril
- Mayo - junio
- Julio - agosto
- Septiembre - octubre
- Noviembre - diciembre

Botánica para todos en la Dehesa de la Villa (II)

3 de febrero de 2011

Sobre las curiosidades botánicas de la forsitia o campanilla china.

De la mano de Andrés Revilla, una nueva y amena lección de la serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa, en esta ocasión sobre la floración de la forsitia.

"La forsitia, Forsythia x intermedia, es conocida también como campanilla china. En Europa tenemos una especie natural, la Forsythia europaea, procedente de Los Balcanes.

No sé qué tienen las oleáceas que les gusta florecer temprano, sacan la flor antes que la hoja. Eso se llama ser proterantes.

Pocos días después que los olmos y los fresnos, podemos ver unos arbustos dorados cubiertos de arriba a abajo de flores de cuatro pétalos muy llamativas. Tienen el color que se denomina gualda, un tono de amarillo frecuente en la naturaleza. Las crucíferas suelen tener un tono denominado lúteo, algo más pálido. Es el caso de la mostaza y los jaramagos, pero esos son más tardíos.

La forsitia tiene una particularidad, florece sobre las ramas de un año, es decir, las que se formaron el año anterior. Si la podamos pronto nos quedaremos sin flores, o al menos con menos flores. Es uno de esos arbustos que se podan después de la floración, para marzo. Si lo dejamos crecer alcanza portes grandísimos, pero lo normal en nuestro país es verlas de un tamaño pequeño, menor que un hombre, y recortadas en formas semiesféricas.

Imágenes de arbustos de Forsythia x intermedia en plena floración, antes de que broten las hojas, y, a la derecha, rama del año anterior con flores de cuatro pétalos.
(Fotos: Dept. Biología UPM; fecha desconocida; www.arbolesyarbustos.com)

La forsitia es fácil de reproducir a partir de las estaquillas que dejan los jardineros tras las podas. Podemos decir que no falla ninguna. Se clava en tierra, se humedece y a esperar. Es muy agradecida.

Son alimento de dos mariposas, Euproctis chrysorrhoea, similar a la mariposa de la seda, ausente en España, y Naenia typica, la gótica, bella mariposa marrón de alas trazadas con tiralíneas blanco y protegida en muchos lugares de Europa. Verla en la Dehesa sería un premio gordo.

Imágenes de Euproctis chrysorrhoea, izquierda, y Naenia typica, derecha.
(Fotos: Euproctis: dhobern; Naenia: naturalhistoryman; fecha desconocida; Flickr)

Ahora piensa, observa a tu alrededor y deduce: ¿conoces más plantas proterantes? Búscalas, el momento es ahora, al final del invierno.

Como vemos, todo tiene un porqué y en estas líneas os ayudaremos a descubrirlo.
Hasta la próxima cita."


Serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa:
- I - Flores y semillas de olmos y fresnos
- II - Forsitia o campanilla china
- III - Floración de los cipreses
- IV - Floración de los almendros y los ciruelos rojos
- V - Floración de las praderas
- VI - Los pinos de la Dehesa
- VII - Veronica chamaepithyoides: planta desaparecida
- VIII - Cedros
- IX - Encinas
- X - Madroños
- XI - Retamas
- XII - Acacias
- XIII - Pinos caídos en la Dehesa de la Villa
- XIV - Álamos