Los pinos de la Dehesa.
"Nuestra Dehesa de la Villa es en la actualidad un bosque de pinos con una cobertura total y densa, pero no siempre fue así. Hoy sabemos que tras la degradación del encinar original y tras años de falta casi total de arbolado se decidió plantar árboles que cortaran los fríos que desde la sierra acosaban a la ciudad de Madrid. Bajo el reinado de Isabel II se decide acometer una repoblación bien documentada en la prensa de la época. Mayoritariamente se plantan pinos, "los pinos" que aún dicen muchos de los mayores del barrio para referirse a la Dehesa.
Aquellos pinos eran, y son hoy en día, de dos especies similares: pino piñonero y pino carrasco. Ambos son pinos duros, fuertes, resistentes y de crecimiento rápido pero vigoroso, con buena madera.
Se distingue el piñonero del carrasco principalmente en dos detalles: las piñas del piñonero son grandes, con piñones de buen tamaño y caedizas cuando han madurado. Las piñas del carrasco son pequeñas, de piñones pequeños y alados y no se caen nunca del árbol. Además la corteza del piñonero está formada por grandes placas algo anaranjadas y la del carrasco la forman pequeñas placas algo grisáceas.
Imagen comparativa de la corteza del pino piñonero (izquierda) y del carrasco (derecha), donde puede apreciarse claramente la diferencia entre ambos.
(Foto: A. Revilla, 2011)
Ambos pinos, como todos los ibéricos, tienen dos acículas. El canario, por ejemplo, tiene tres. Son los pinos ibéricos con las hojas más largas porque ambos viven de manera natural cerca de la costa y en lugares con fríos moderados. Los pinos de alta montaña, el albar y el negro, tienen las acículas muy cortas para soportar el duro invierno. Los otros dos pinos autóctonos de la península, el resinero y el laricio, tienen las hojas de tamaño intermedio y viven en montañas de altura moderada. Como vemos, cada cual tiene su propio nicho.
Pero vamos con los que nos ocupan. El piñonero es el que forma las copas más aparasoladas y anchas, no así el carrasco que sube más vertical y mantiene una copa menos densa.
Caso curioso es la maduración de las piñas, muy larga en ambas especies. Una piña de piñonero se origina de la inflorescencia femenina tras la fecundación que el polen ha llevado a cabo entre marzo y abril. Esas pequeñas piñas de fuerte color rojo viven su primer año en la punta de las ramas y van madurando durante los siguientes dos veranos, no siendo hasta el tercer año cuando abren sus escamas para dejar caer los piñones. Si miramos a las puntas de las ramas podemos ver cómo han crecido las candelas o velas. Estas son las ramas nuevas que se forman en los ápices a partir de las yemas. Un poco más atrás están las inflorescencias masculinas, muy visibles, y las femeninas, pequeñas y camufladas.
Detalle de las candelas de un pino piñonero.
(Foto: A. Revilla, 2011)
Grato es saber que tenemos muy cerca de nosotros un magnífico ejemplar de piñonero uñal. Esta variedad produce unos piñones de cubierta blanda que se pueden abrir con mucha facilidad solo con los dedos. Es el Pinus pinea variedad fragilis y crece sano junto al Instituto de Radio y Televisión.
Imagen del pino uñal de la Dehesa, arriba, y detalle de una de sus piñas y piñones, debajo.
(Fotos: A. Ferrero, 2011)
El pino carrasco es denominado científicamente como Pinus halepensis, tomando este nombre de la localidad de Alepo, donde forma bosques extensos.
Hasta la próxima cita."
Serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa:
- I - Flores y semillas de olmos y fresnos- II - Forsitia o campanilla china
- III - Floración de los cipreses
- IV - Floración de los almendros y los ciruelos rojos
- V - Floración de las praderas
- VI - Los pinos de la Dehesa
- VII - Veronica chamaepithyoides: planta desaparecida
- VIII - Cedros
- IX - Encinas
- X - Madroños
- XI - Retamas
- XII - Acacias
- XIII - Pinos caídos en la Dehesa de la Villa
- XIV - Álamos
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