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Fauna en la Dehesa de la Villa - Diario de campo: Noviembre y diciembre

15 de febrero de 2012

Completamos la serie de cuadernos de campo sobre la Fauna en la Dehesa de la Villa, en los que Pepe Monedero nos ha ido describiendo la naturaleza de la Dehesa a lo largo de los meses.

"El mes de Noviembre se suele caracterizar por la presencia de temporales de lluvia y un descenso de las temperaturas cada vez más patente, instalándose ya el ambiente otoñal. Hay un refrán que dice “por los Santos ( día 1 de Noviembre) nieve en los altos“. Si bien en el año 2011 esta situación no ha sido la habitual y no ha sido noviembre un mes riguroso en cuanto a la climatología se refiere, pues tanto las lluvias que no han sido abundantes, como la ausencia prácticamente de días de frío ya notable con alguna helada nocturna, han sido las notas predominantes para este mes. En general han sido días soleados con temperaturas agradables y pocas precipitaciones, situación que se suele dar en algunos días de este mes en el llamado veranillo de S. Martín, sobre mediados de mes, pero que se suele reducir a un periodo corto de tiempo. La “otoñada“ de la que hablamos en el mes de octubre, ha continuado durante todo el mes, y con las pocas lluvias que han caído han reverdecido el aspecto general de la Dehesa. Otra de las notas predominantes de este mes es la reducción significativa de las horas de luz.

Petirrojo.
(Foto: J. Monedero, 2009)

Se produce la maduración de algunos frutos típicos de estas fechas, como es el caso de las bellotas, tan importante en el bosque mediterráneo como alimento para mucha de la fauna típica de estas zonas. Otra especie que no es autóctona de la Península Ibérica y que da unos frutos muy llamativos en esta época es el espino de fuego, con sus ramillas cargadas de frutos rojizos que sirven de alimento a muchas aves. Este mes en el que muchas especies de árboles y arbustos se preparan para el reposo vegetativo que se producirá en invierno, siguen perdiendo el color verde que tuvieron en los meses anteriores y que en muchas especies comenzó en el mes de octubre, surgiendo tonalidades amarillentas o doradas, rojizas, pardas… para perder definitivamente sus hojas, en el caso de las especies caducifolias, prácticamente a finales de noviembre o principios del mes siguiente.

En cuanto a las aves, es un mes propicio para la observación de bandos en pleno viaje migratorio, como es el caso de grullas, ánsares, palomas torcaces, etc, por lo que habrá que estar atento al cielo, sobre todo cuando se escuchen las voces ruidosas de grullas y ánsares para localizar los bandos surcando el cielo. También son frecuentes en esta época los bandos de aves, en algunos casos numerosos, que se desplazan de un lugar a otro en busca de alimento. Estas agrupaciones entre individuos, en algunos casos formando bandos mixtos de especies diferentes, facilitan la búsqueda de alimento y la protección que les brinda el grupo. En la Dehesa es habitual ver bandos de gorriones comunes y molineros, pinzones, jilgueros, verderones, verdecillos, mitos, estorninos, etc. Para finales de mes, ya se habrán instalado en la Dehesa la mayor parte de las aves invernantes. También por estas fechas se empiezan a formar ya los dormideros de algunas especies de aves, que se juntan para pasar las frías y largas noches del ya cercano invierno. En la Dehesa existe un dormidero de grajillas que puede agrupar de 200 a 300 individuos de esta especie.

Otra de las características de estas fechas es la ausencia casi total de insectos, aunque en este año 2011 y debido a lo suave de las temperaturas y las pocas lluvias caídas, los insectos han sido más frecuentes de lo habitual para esta época. Han destacado las curiosas formas de los hormigueros observadas en este mes, pues debido a que al final cayeron algunas lluvias que ablandaron el terreno, las hormigas han debido hacer reforma, y han dado lugar con la tierra sacada al exterior, a curiosas formaciones en los orificios de salida de los hormigueros.

Hormigueros en el Cerro de los Locos.
(Foto: J. Monedero, 2011)

En cuanto a las ardillas, por estas fechas en las que todavía abunda la comida, suelen empezar a formar depósitos de alimentos, que esconderán en diversas zonas de su territorio como grietas en árboles, agujeros excavados en el suelo, etc, que a modo de despensa les servirán para alimentarse cuando vengan tiempos de escasez de alimentos. No es infrecuente que olviden algunos de los emplazamientos donde han guardado frutillos, bellotas, piñones, avellanas, etc, que si están en el suelo, permitirán la germinación de algunas semillas ayudando a la propagación de algunas especies vegetales.

Es un mes propicio para la aparición de setas de diversas especies, y dado que en el mes de octubre de 2011 hizo bastante calor y apenas cayeron lluvias, este mes de noviembre ha sido en el que en la Dehesa se han podido observar mayor cantidad de setas. Entre las especies más comunes podemos nombrar las senderuelas, setas de pie azul, champiñones silvestres, etc. También han sido observadas alguna amanita y seta de cardo.

Una de las setas que pueden verse en estos meses en la Dehesa.
(Foto: J. Monedero, 2011)

En cuanto a los reptiles cada vez son menos frecuentes sus observaciones, aunque como ya hemos comentado anteriormente, y debido a las suaves temperaturas y pocas lluvias en este mes, han sido más habituales que otros años. Lo mismo podemos decir de los murciélagos, en este caso mamíferos voladores que tienen letargo invernal.

El tiempo invernal se instala definitivamente en el mes de Diciembre, aunque según los años sea patente ya desde finales del mes anterior. En relación a esto hay un refrán que dice de Noviembre “desde el veinte en adelante el invierno es ya constante“. En este mes se produce entre el 21 y 22 de Diciembre el solsticio de invierno, lo que supone que son los días del año con menos horas de luz diurna. A partir de ahora esta situación cambia, y poco a poco irán aumentado las horas de luz diurna que se hará más patente con la llegada de la Primavera. Es un mes en que son habituales los días despejados con lo que las heladas nocturnas y las madrugadas con escarcha son frecuentes, también las nieblas y las primeras nevadas importantes en lo alto de las montañas. La humedad del suelo ayuda a que siga creciendo el pasto silvestre. Una gran parte de la vegetación entra en un estado de reposo vegetativo, y se observa un fuerte contraste entre el verde de las copas de los árboles perennifolios como pinos, cedros, cipreses, alcornoques y encinas, y las especies caducifolias como olmos, chopos, almendros y fresnos, entre otros, que han perdido prácticamente ya sus hojas. Algunas especies como el romero, y más este año 2011 de suaves temperaturas en este mes, nos alegran con su flores, también algún madroño de los que hay plantados por la Dehesa. Si hacemos caso a la sabiduría popular, hay un refrán que dice “caliente diciembre, caliente enero, frío seguro tendrá febrero“, y según dicen suele cumplirse.

Para los aficionados a la observación de la Naturaleza, a partir de este mes lo más habitual es contemplar aves y alguna ardilla, pues como ya hemos comentado los reptiles, murciélagos, y la mayoría de los invertebrados estarán ocultos hibernando. No obstante es un buen mes para observar especies de aves poco habituales en la Dehesa, pues la invernada de multitud de aves se encuentra en su máximo apogeo, y es especialmente cuando se dan periodos de frío intenso con la entrada de masas de aire procedentes de zonas polares o más septentrionales, cuando se pueden ver aves poco habituales como el escribano soteño, trepador azul, etc, citados en la Dehesa. También es habitual ver volando en el cielo en la típica formación en V a primeras horas de la mañana y antes de anochecer, bandos de gaviotas reidoras y sombrías. Estas gaviotas recorren diariamente el trayecto entre los dormideros que frecuentan como el del embalse de El Pardo o Santillana, y los vertederos situados en el sur de Madrid.

Cotorra gris argentina.
(Foto: J. Monedero, 2011)

Al final del otoño es habitual observar grandes grupos de individuos de cotorra gris argentina, especie procedente de América del Sur que se ha asilvestrado en la Península Ibérica a partir de ejemplares escapados de jaulas o soltados por los propietarios de individuos de esta especie, debido a que emiten unos estridentes reclamos de gran sonoridad. Estos grupos están formados por los jóvenes del año y sus progenitores, dado que empiezan a criar a finales de verano manteniendo las fechas de reproducción de sus lugares de origen en el hemisferio austral.

Otra especie habitual en estas fechas en la Dehesa, que hasta hace pocos años se podía observar solo en primavera o verano, es la abubilla. Especie que antaño migraba antes de la llegada del invierno, y actualmente muchos de sus efectivos pasan el invierno en la Península Ibérica.

El año acaba pero los procesos naturales seguirán su curso como así ha sido desde hace millones de años, y esperamos que así siga siendo, para la permanencia de la vida en este planeta que llamamos Tierra y su disfrute por las futuras generaciones."


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