"Las retamas.
Sabemos porque lo hemos leído en más de una ocasión que el científico Zulueta trabajaba con unos escarabajos del género Phytodecta variabilis (=Gonioctena variabilis) que recogía y observaba en las retamas de la Dehesa de la Villa. Esas retamas o escobas eran y son muy comunes en Madrid. Es una planta arbustiva de vistosas flores amarillo limón que lucen en mayo con profusión. Fue cultivada en los terrenos arenosos por los panaderos de la Villa pues con su leña se cocía el pan de todo Madrid.
Cópula de Gonioctena (nuevo nombre de la Phytodecta); fotografiado el 20 de mayo en unas retamas de Valdemoro.
(Foto: A. Revilla, 2012)
Hay muy buenos retamares entre Alcorcón y Madrid. Pueblan amplias zonas de la Casa de Campo y las veremos siempre asociadas a las encinas. Desde siempre han sido cuidados los retamares tanto por los mencionados panaderos como por los sabios ganaderos. No en vano dice el refrán que una retama cría un cordero, aludiendo al pasto tan bueno que se forma en su entorno. Esta leguminosa, como casi todas las demás, fija nitrógeno atmosférico y enriquece el suelo donde vive propiciando el crecimiento de pastos de calidad. Va desapareciendo según nos acercamos al nivel del mar. Allí nuestra brava retama amarilla es sustituida por otra muy similar, la retama blanca.
Retama sphaerocarpa, la retama de Madrid, la de flores amarillas, da unos racimos de frutos pequeños en cuyo interior las semillas, en número de 1 ó 2, se agitan libres al mover la rama y parecen sonajeros. Retama monosperma, la de flor blanca, presenta el mismo aspecto, pero sus semillas se mantienen unidas a la legumbre de tal forma que no suenan al agitarlas. Las legumbres de ambas son semiesféricas, de piel dura y no se abren sino cuando caen al suelo y se erosionan. Pueden mantenerse vivas en el suelo durante decenas de años esperando el momento preciso para germinar y crecer con vigor.
Retama sphaerocarpa en la Dehesa de la Villa.
(Foto: A. Revilla, 2012)
Podemos encontrar retama de bolas por toda la Dehesa, pero retama blanca solo aparece en el Cerro de las Balas, donde ha sido plantada recientemente dado su éxito como arbusto autóctono de fácil cultivo y rápido crecimiento. Muchas veces se confunde con la amarilla y se está introduciendo lejos de su zona natural.
Retama monosperma en el Cerro de las Balas de la Dehesa de la Villa.
(Foto: A. Revilla, 2012)
El término retama deriva del nombre árabe andalusí Ratama, derivado del culto Ratam, nombre de las plantas tipo escoba en esta cultura. Si tenían espinas se las llamaba aulagas. Ambos términos han llegado hasta nuestros días (Etimología de retama).
No debemos confundirlas con la muy extendida gayomba, Spartium junceum, una genistea propia del mediterráneo oriental, con alguna población natural en el este ibérico y presente en todas las cunetas de carretera desde hace 15 años hasta el presente. En la Dehesa también aparece. Tiene los tallos cilíndricos y terminados en agudas puntas. Es también muy aromática. Sus flores gualdas son mucho más grandes que las de las retamas y casi siempre aparecen llenas de pulgones. Sus legumbres son planas y se abren solas liberando semillas negras muy duras.
Gayomba, Spartium junceum.
(Foto: A. Revilla, 2012)
En Madrid florece primero la retama blanca, finales de abril a principios de mayo, luego la gayomba, a mediados de mayo y por fin la retama de bolas, a finales de mayo.
Posible relación del término balas y retamas.
Hablábamos anteriormente de la presencia de retamas en el denominado Cerro de las Balas de la Dehesa de la Villa. Este cerro es actualmente más conocido por el nombre de Cerro de los Locos, pero de las Balas fue su nombre original y es su nombre oficial. Para algunos el término procede de la abundancia de proyectiles que se encontraban en la zona después de la Guerra Civil, pues allí se ubicaron baterías que tiraban hacia el puente de los franceses. Sabemos que el origen es otro, pues en mapas anteriores a 1900 aparece ya como Cerro de las Balas. ¿Entonces, qué son las balas?
En Canarias hay un fitotopónimo muy común que hace referencia a una retama local denominada balo, la Plocama pendula. El balo es una retama de flor amarilla y a ojos de un profano es muy similar a la retama de bolas, Retama sphaerocarpa. Si buscamos relaciones entre balo-bala-retama, pronto nos sale el término bálagu, que para Corominas significa escoba o retama con la que se hacen las escobas. Escoba es uno de los nombres vulgares de la retama.
Tenemos además el vernáculo retama de bolas. No es raro encontrar en nombres vernáculos la reiteración del nombre en dos lenguas diferentes. Es un caso común en toponimia olvidar el significado del nombre original y repetirlo con el nombre nuevo. Peñalara es un pico muy conocido que presenta un nombre escondido, pues penna es denominación antigua de cabeza y lara de llanura, por lo que tenemos la Cabeza Llana, hermana perdida de Cabeza de Hierro. Ocurre lo mismo con el conocido valle de Arán siendo arán la denominación de valle en lenguas prerromanas. Río Vernesga, río Ruesga, repiten la denominación pues –esga significa río en lenguas astures. Hay mil ejemplos similares. No sería raro pues que nuestra retama de bolas pudiera ser originalmente retama de balas, escobas.
Merece la pena seguir indagando pues tal vez estemos en la Dehesa de la Villa ante el término encriptado del cerro de las retamas, lo que daría pie a buscar la antigüedad del término y la posible población humana que lo designó así.
Hasta la próxima cita".
Serie Botánica para todos en la Dehesa de la Villa:
- I - Flores y semillas de olmos y fresnos
- II - Forsitia o campanilla china
- III - Floración de los cipreses
- IV - Floración de los almendros y los ciruelos rojos
- V - Floración de las praderas
- VI - Los pinos de la Dehesa
- VII - Veronica chamaepithyoides: planta desaparecida
- VIII - Cedros
- IX - Encinas
- X - Madroños
- XI - Retamas
- XII - Acacias
- XIII - Pinos caídos en la Dehesa de la Villa
- XIV - Álamos
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